ғᴏᴜʀᴛʜ ɴɪɢʜᴛ

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La parada de autobuses se encontraba vacía, él no estaba, solo personas pasaban por el lugar y me miraban con algo de desprecio; no las entendía, en realidad no entendía a la sociedad. Todos te odiaban si cometías un error o si te equivocas al actuar y es que nadie comprendía que éramos seres humanos, no máquinas.

—Piensas mucho ¿cierto?

Me devolví de inmediato hacia aquella voz y lo admiré, admiré la belleza con la que se diferenciaba de toda esa sociedad que no comprendía, y aunque tampoco no lo comprendía a él, no podía evitar sentir algo de curiosidad por descubrir todos los misterios que parecía esconder.

—Deberías prestar mayor atención, podrías ser asaltado o incluso, asesinado.

Moví mi cabeza de un lado a otro en negación y le sonreí.

—Te diría lo mismo, pero he visto que no le temes a nada, ni siquiera a estar a altas horas de la noche en este lugar.

—Nadie dijo que no siento miedo.

Su rostro serio le dió un toque triste al diálogo, y yo lo pude sentir. Sentí esa tristeza por medio de sus palabras.

Sus manos se mantenían dentro de su chaqueta negra de cuero y su mirada, como siempre, se mantenía fija en el frente.

Entonces, cuando pensaba volver a insistir con su nombre, un taxi se detuvo delante de nosotros. Aquello fue como una señal para él, puesto que se encaminó hacia el auto y luego de una pequeña conversación, él se adentró. Sin embargo, ésta vez se despidió con una sonrisa de lado en su rostro, una sonrisa que era dirigida hacia mí.

KISAENG|| Hyunmin -αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora