ᴍᴏʀɴɪɴɢ

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[ 3 Years later ]

— ¡Sun Hee, detente! —grité. Mi hija no hizo caso y siguió haciendo alboroto.

Seungmin también la perseguía por toda la estancia y no dejaba de repetir que castigaría a YoonSik.

Me detuve al ver que mi pequeña no se detendría, ni aunque le diera caramelos.

—Mejor ve a descansar —más que un consejo, fue una orden.

—No pienso dejar que Sun Hee esté corriendo por toda la casa, puede lastimarse en cualquier momento —Seungmin no era nada parecido a una madrastra malvada. Él era muy paciente con mis hijos y los amaba al igual que su verdadera madre. Se preocupaba mucho más por ellos que, incluso, por mí —Además, aún tengo fuerzas y energías para perseguirla.

Miré su rostro, luego bajé hasta su vientre de cinco meses y negué.

—Agitarse no es algo bueno para el bebé.

Claramente observé como giró sus ojos en una demostración que me dejaba como el exagerado de la situación.

—Hyunjin, no estoy inválido... solo un poco embarazado —rió para sí mismo y pronto sus labios se juntaron con los míos, pero antes de corresponderle él ya se había alejado.

Siempre amaba jugar conmigo, adoraba robarme besos o simplemente ponerme caliente para luego excusarse con su embarazo. Y era en aquellos momentos de que me di cuenta que tener un bebé no fue tan buena idea al contar con un chico sumamente sexy, que a pesar de cargar con una "pelota de playa", como solía decir Seungmin, seguía siendo atrevido.

— ¡Sun Hee! ¡Prometo darte más caramelos y un helado de postre si te detienes! —ella no pareció escucharlo y continuó gritando y corriendo por toda la casa.

Reí al ver como Seungmin la seguía y carraspeaba cada vez que pensaba tenerla y esta empezaba de nueva cuenta con más velocidad. Solo me quedó caminar escaleras arriba y entrar a la habitación de mi hijo.

— ¡Toca antes de entrar! —fue su grito al verme.

Lidiar con un adolescente no era algo precisamente "bello". YoonSik ya contaba con doce años y como cada chico en esa edad, solo deseaba su privacidad.

—Tu hermana no deja de correr porque dice que no le quieres devolver su móvil. Entrégaselo —exigí. Él giro sus ojos, ya estaba cansado de esa expresión, pero no podía hacer nada.

—Tiene ocho años y se comporta como una de quince. No entiendo a las mujeres —se quejó al tiempo que caminaba hacia su escritorio para tomar, lo que yo creía, era el celular de mi hija.

Me lo entregó no sin antes pedir que respetara su privacidad y que dejara de hacer ruidos.

Sonreí feliz y bajé corriendo las escaleras, Seungmin ya la tenía retenida y ella parecía querer patearlo. Actúe antes de que lo hiciera y le entregué el móvil.

Sun Hee pareció ver oro, pues sonrió a más no poder y me abrazó diciendo lo mucho que me amaba; lo mismo hizo con Seungmin.

— ¡No molestes a tu hermano! —le grité mientras ella subía las escaleras corriendo.

Después de todo, sí había logrado llegar a un acuerdo con Yuna; yo tendría a los niños los fines de semana y ella por lo que quedaba, claro que tendría que llevarlos a la escuela puesto que mi ex-esposa había conseguido un trabajo y ahora salía con alguien más, razón que solo la llevaba a tener tiempo en las tardes.

La felicité, estaba rehaciendo su vida y eso me alegraba más que nunca, pues ella también merecía ser feliz al igual que yo.

Por otro lado se encontraba Changbin, él estaba más que feliz al lado de su hijo, Lia le había entregado un varoncito y eso lo alegraba a más no poder, incluso lo veía sonriendo cada vez más y con la emoción a flor de piel. Ellos estaban bien, claro que tenían peleas, pero nada que no se pudiera solucionar.

También estaba Félix y Jisung, ambos seguían en una relación y ahora se encontraban a punto de entrar a la universidad juntos. La madre de Félix ya estaba mejor y ahora apoyaba a su hijo en todo lo necesario, según sabía por Seungmin.

Y por último, nos encontrábamos Seungmin y yo. Habíamos comenzado a vivir hace menos de dos años, él había logrado terminar con aquel oficio y también había cerrado esa etapa de su vida al enterarse que Chaeryeong había sido desconectada por sus propios padres, quienes la enterraron hace dos años atrás también.

Su embarazo no fue algo planeado, al contrario, en ese momento estaba más concentrado en mis dos hijos, en sus visitas, en la mensualidad que tenía que entregarles y en su bienestar. Sin embargo, cuando Seungmin me lo dijo no tardé en alegrarme y en besar su vientre plano.

Ahora, cinco meses después, me siento el hombre más pleno, la persona más feliz del mundo al tenerlo a él y a mis hijos.

— ¡Hyunjin! —gritó él.

Dejé de lado el café que estaba preparando y corrí hasta la sala de estar, él tocaba su vientre con una mano, mientras que con la otra me señalaba que me acercara.

— ¡Se movió! ¡Pateó! —dijo lo más fuerte que pudo. En ese instante corrí hacia él y mi mano fue a parar en su vientre... Y lo sentí, mi bebé estaba pateando, lo estaba haciendo realmente.

—Es algo increíble —susurré, acercándome de a poco hasta donde se encontraba mi hijo —Hola, bebé —dije al estar lo suficientemente cerca del vientre de Seungmin—. Papi y yo te estamos esperando con muchas ansias —dije feliz.

Seungmin rió y lo sentí, fue otra patadita.

—Jeongin, bebé, no patees mucho a tu madre, a él le duele —pronto sentí el golpe de Seungmin en mi cabeza. A él no le gustaba que lo catalogara como una mujer, pues seguía siendo un hombre.

Reí y alcé mi rostro, levantándome de a poco para quedar cara a cara.

—Gracias.

— ¿Por qué? Yo no he hecho nada —dijo con clara inocencia.

—Claro que sí, Seungmin, me has hecho el hombre más feliz del mundo al aceptar a mis hijos, al aceptarme a mí y al entregarme un tercer hijo.

Sus manos se detuvieron en mis mejillas y un beso fue a parar en mis labios.

—Entonces, también te lo agradezco, Hyunjin... Gracias por sacarme de ese pozo sin fondo, por amarme tal y como soy y por entregarme la familia que tanto quise.

Reímos juntos y nuevamente nos besamos, sabiendo que este era lo que el destino quería para nosotros, nos quería juntos, como una pareja, como padres, como algo más que un simple prostituto y que un simple e infeliz padre de familia.

Porque yo sentía que siempre estuvimos unidos, que él era mío, como yo siempre fui suyo, que a pesar de todo, siempre fuimos el uno para el otro.




FIN.



—💗.

Bueno, otra historia que al fin pude terminar.

Espero les haya gustado mucho, y agradezco nuevamente a Dhayanavhope por permitirme adaptar su hermosa historia al HyunMin.

Espero les haya gustado mucho, y agradezco nuevamente a Dhayanavhope por permitirme adaptar su hermosa historia al HyunMin

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Unos bebés :3

KISAENG|| Hyunmin -αdαpтαcιóɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora