KISAENG|| Hyunmin -αdαpтαcιóɴ

ғᴏʀᴛʏ ғɪғᴛʜ ɴɪɢʜᴛ

—Te extrañé... Te extrañé demasiado. Adoro tenerte de esta manera —susurré contra su piel.

Seungmin gemía entre mis brazos y se derretía ante el toque frío de mis labios contra su piel caliente.

—Mmm... —jadeaba mucho y al momento de caer en la cama sus labios se juntaron con los míos.

Una de mis manos se encontraba de soporte en la cama, mientras que la otra iba descendiendo entre su ropa y se detenía en sus muslos, zona que apreté tanto como pude, hasta llegar a escuchar otro gemido, y proseguí a levantar su pierna, situándome entre estas.

Nuestros labios no se detenían, iban al mismo ritmo y al mismo sentido, estando coordinados en su totalidad.

Nos separamos por unos cincos segundos y en una distancia contada de tres centímetros, para luego volver a unirnos en otro beso

Los chasquidos de los besos era lo único que se escuchaba de fondo y lo que resonaba en las cuatro paredes; era algo morboso, pero sumamente excitante.

Cuando ya iba bajándole los pantalones y él, desabotonando mi camisa, dije algo que no me arrepiento jamás de soltar en esas circunstancias.

—T-te amo... —el beso se detuvo y comenzó a levantarse. Yo tuve que apartarme de encima suyo para poder preguntarle lo que sucedía.

—Esto no era parte del trato, Hyunjin —comenzó a colocarse los zapatos y a arreglar su cabello y todo su físico en general.

—N-no fue mi intención decírtelo, pero sabes que...

—No es lo que verdaderamente sientes, tú tienes una esposa y yo, una novia.

— ¡Claro que lo siento! —me coloqué de pie y traté de detenerlo cuando pensaba irse.

Él me miró desafiante, pero eso no me impidió decir lo que pensaba.

—Te amo.

—Pues yo no —esa fue su última palabra antes de soltarse bruscamente de mi agarre y salir de la habitación, dando un portazo en el acto.