Despierto horrorizada, con la piel sudorosa y mi cabello hecho una maraña. Hay una sensación desagradable en la boca de mi estómago, y me siento tan desorientada que al poner el primer pie sobre el suelo toda la habitación a mi alrededor da vueltas. Logro estabilizarme al instante, pero, aun así, mis nervios y sentidos de alerta se encuentran a flor de piel.
No tengo ni idea de dónde estoy ni como he llegado aquí. Lo único que recuerdo es una imagen vaga de mí siento arrastrada hasta un auto, de ahí todos son machones negros y sonidos sordos. Miro a mi alrededor, a las cuatro paredes que me custodian, todo es demasiado delicado y perfecto para ser un lugar donde secuestrarme. Hay una puerta de madera oscura a contraste con las paredes blancas y cortinas gruesas, a unos escasos metros de la cama se encuentra una mesita de noche, junto a una lámpara y celular, ¡mi celular!
Me acerco con rapidez y lo tomo, está apagado. Cuando intento encenderlo me es imposible, puede que se haya apagado la batería o quien sea que me haya secuestrado lo dejara así.
No niego que mientras me ubico el miedo llena mi sistema. Tengo miedo de salir por la puerta y encontrarme con lo que será mi peor pesadilla. Debo tomar varias veces aire, porque la ansiedad comienza a jugarme una mala pasada; el pecho se me contrae y me es imposible respirar, siento los nerviosos nublarme los sistemas y la garganta secárseme por completo. En un instante paso de pensar en salvarme a pensar en que voy a morir.
—Tranquila, Des. Saldrás de esto, tú puedes.
Me doy los ánimos necesarios.
Camino a paso lento hasta la puerta, todo está en silencio, me atemoriza.
Abro la puerta y doy con una estancia vacía. Sofás de cuero, un televisor y una mesa de centro me reciben de golpe. Esto no puede ser real, todo aquí es lujo y destello, esto claramente, no es la casa de un secuestrador. Avanzo con sigilo por el lugar, con los dedos de mis pies percibo lo frio de la cerámica, por lo cual bajo la mirada para inspeccionar mi vestuario. No llevo el vestido de anoche, pero sí un inmenso abrigo y un pantalón de chándal.
—Temí que no despertaras.
Me paralizo.
Son segundos en los que el terror y la adrenalina inundan mis sistemas.
—¿Qué...? —me quedo sin habla.
Esto no puede ser real, no puede serlo.
Me obligo a cerrar los ojos y volverlos a abrir, pero al hacerlo repetidas veces comprendo que él seguirá ahí, que esto no es parte de mi imaginación.
—Déjame explicarte —dice.
Me alejo, él intenta acercarse a mí con sus manos abiertas, mostrando que no pretende hacerme daño, aun así, no puedo confiar. El terror me controla, verlo y pensar en lo que pudo haberme hecho mientras dormía me nubla.
—¿Qué hago aquí? —gimoteo.
Él sigue acercándose, yo doy contra una pared. Tanteo a medias bajo de mí, doy con algo duro y de contextura gruesa. Un bate. Suficiente para defenderme.
—Toma asiento y déjame te explico.
—¡No te acerques! —le grito, blandiendo el bate frente a mí— ¡¿Qué hago aquí?!
—Yo he enviado a traerte.
Henry deja de acercarse, lleva sus manos hasta su cabello y hala de él. No estoy consciente de lo que sucede, sus palabras me descolocan por completo, causando que el bate caiga de mis manos. Ahora no solo me cuesta respirar, sino, que mi pecho se ha cerrado por completo, me estoy ahogando. He sufrido ataques de pánico antes, pero nunca los había sufrido cuando mi ansiedad y nervios se encontraban al mil.
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Hasta el Final #1 ✅
RomanceHistoria #1 de la Biología "Secretos". Destiny Maher se cataloga a ella misma como alguien insegura y deseosa de aventuras. A sabiendas de esta mala combinación ha podido manejar su vida como adulta de una ¿buena manera? Es por ello que siendo una...