Capítulo 28: I Parte.

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N/a: como leen el capítulo se dividirá en dos partes. ¡Sucederan muchas cosas que no se pueden contar en un solo capítulo! Que disfruten.

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—¿Dónde iremos?

Miro como Henry recoge todo a su paso; ropa, fotografías, zapatos, recuadros... todo lo guarda en un bolso que termina echándose al hombro cuando encuentra suficiente lo que ha tomado. Yo lo único que hago es perseguirlo por toda la casa con los brazos cruzados en mi pecho, el corazón bombeándome desenfrenado y un gran nudo en mi garganta.

No estoy molesta, pero si un poco indignada, y al igual que Henry, un poco enfadada conmigo misma por haber contestado la llamada. Por un instante, cuando escuché a Wilson, creí que ya todo estaba arreglado, que él volvería con nosotros y no existiría peligro por el cual huir. Pero fui ilusa, demasiado creyente en que todo, en un abrir y cerrar de ojos se arreglaría.

Cualquier notaría, sin necesidad de mirarme al rostro, que no pertenezco a la vida que mantiene Henry.

—No lo sé, ya luego veremos —contesta.

Noto el disgusto en su voz, lo menos que quería era hacerlo enfadar luego de lo bien que estábamos avanzando.

—Lo siento, en serio que lo hago.

—No estoy enfadado contigo, deja de disculparte cada cinco segundos. Tan solo que... me enoja el haberte traído aquí sabiendo que podía suceder algo como esto. Te he puesto en peligro, eso es lo que me enoja.

Se deja caer en uno de los sofás y cubre su rostro con frustración. Me arrodillo frente a él y lo abrazo por el torso, colocando mi mejilla sobre su pecho. No hablo por unos segundos, dejo que su respiración se vuelva más lenta y sus latidos contra mi oído dejen de ser tan seguidos. Es cuando sus manos acarician mi cabello que me dispongo a hablar.

—Dijiste que aquí estaría segura —digo, no es un reproche, él lo sabe— intentaste protegerme, eso es lo que importa, tan solo... dejé que se escápese de nuestras manos.

—No quiero que corras peligro. No mereces sufrir por mi culpa —murmura.

—Soy inocente de lo que sea que sucede. No tienen por qué hacerme daño.

Su pecho se sacude en una risa seca. Y entiendo que su risa no es por diversión, no lo es.

—Aquí no existen inocente, Des —suelta.

—¿Aquí? ¿Dónde? —levanto mi rostro, me encuentro con su mirada.

—En mi mundo.

Soy consciente del poder que tengo en mis manos, puedo preguntarle ahora mismo a qué clase de mundo se refiere, permitirle soltar todo aquello que dice lleva años guardando. Puedo ser justiciera y una villana con el poder que él mismo me ha cedido. Pero soy una cobarde que prefiere jugar a ciegas al gato y al ratón. Y no es que no me importe cómo puedo ganar, sino que, hallo más fácil perder sin saber toda la verdad.

—Estaré bien —le digo.

Me sostengo con las manos a cada lado de él y lo beso lentamente. Acaricia mi rostro con detenimiento y luego suspira.

—Debemos irnos.

Asiento obediente.

—Ve por tus cosas a mi habitación, veré que todo esté despejado allá fuera.

Lo beso una última vez y camino hasta su habitación. Ahí cambio mi ropa por la que traía puesta del trabajo, ato mi cabello en una coleta alta y tomo mi bolso con mis cosas. No paso por alto el papel que guardé ayer en mis bolsillos, por lo cual, lo doblo con cuidado y lo guardo entre mis cosas. Cuando me encuentro lista salgo de la casa hasta donde está Henry.

Hasta el Final #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora