Capítulo 7.

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Henry.

Termino mi entrenamiento, me despido del entrenador e ingreso a los vestidores para sacarme todo el sudor de encima. Me deshago de la ropa húmeda, me envuelvo en una toalla y camino hasta las duchas con mi celular en mano. Cuando entro a la ducha procuro dejar mi celular en un lugar cercano, donde pueda tomarlo y contestar la llamada que espero.

No me puedo permitir dejar el celular lejos de mí, necesito escuchar la respuesta de Destiny.

Enciendo la ducha, y me encuentro sonriendo ante la mención de ese nombre. Soy un hombre al que le encanta bromear, y más cuando se trata de una chica. Pero mi límite de tiempo con Destiny está por expirar, ese límite en que conozco a una chica y luego debo dejarla atrás, no porque yo así lo quiera, sino, porque entre más tiempo más posibilidades tendría la chica de saber de mí.

Y eso es algo que no quiero para ninguno de los dos.

Pero en cuanto a Destiny; su voz, sonrisa nerviosa y piel morena me hacen querer hacer de ese límite de tiempo un plazo más largo. La chica me agrada, se nota que es inteligente, y no puedo negar que es bella y que emite un aura que te hace sentir en casa. Y ni decir de la noche en la discoteca, el haber tenido que reunir mi poca cordura para sacarnos de ahí y no acabar sobre ella en mi habitación, fue algo difícil.

Porque, no soy de tratar a las chicas como un pedazo de carne, nunca lo haría.

Salgo de la ducha, envolviéndome en la misma toalla y secándome con otra nueva. Los vestidores están vacíos, siempre que entro no hay nadie. Me seco por completo, me visto y guardo todo mi equipo en mi mochila. Luego de unos minutos, mi celular suena. Contesto sonriente, pero me abstengo al escuchar la voz de otra persona.

—Suenas decepcionado.

—Esperaba otra llamada —confieso.

—Intentaré no sentirme dolida —responde.

Peino mi cabello un poco húmedo con mi mano libre, con la otra sostengo mi celular.

—¿Qué necesitas, Alexandra?

—Que directo, Lawrence. Pero tú sabes lo que necesito.

—No sacaré a tu padre de la cárcel —le digo.

Silencio. Miro a mi alrededor en busca de ayuda, pero no hay nadie. Me he acostumbrado a ello. A que cuando más me mencionan menos amigos tengo, a que, cuando intento llevar una vida normal mucho de los que me rodean carecen de humildad y terminan beneficiándose con mi fama. Como Alexandra.

—Eres el único que puede hacerlo. Lo sabes, si le dices a tus conocidos que lo ayuden...

Debo sostener el tabique de mi nariz para no perder los estribos.

—No puedo, así de sencillo. Tu padre está ahí por tráfico de armas.

—Te ayudaremos en lo que necesites, conocemos tu plan Henry, podemos ayudarte a llevarlo a cabo, sabes que podemos brindarte la ayuda necesaria para dar con...

La interrumpo.

—A tu padre lo rodean policías, centenares de ello. ¿Sabes lo que es que los medios nos involucren nuevamente? Alexandra, los dos sabemos que esa "relación" que nos inventaron los medios no es cierta, estuvieron a poco de descubrirnos.

Porque es verdad, ella y yo nunca estuvimos juntos, ni tuvimos sexo, nada.

—Nadie lo ha hecho.

Destiny estuvo a punto de hacerlo, pienso. Y no puedo dejar de darle vueltas a ello. Porque, si alguien menos temeroso que la pequeña morena, se digna a hacerme caer, lo lograría. Claro que lo haría.

Hasta el Final #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora