Capítulo 36: I Parte.

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Destiny.

Duermo tranquila hasta que el lado contrario de la cama se hunde. No me quito las sabanas de encima, finjo seguir dormida con el nudo de desesperación atándose a mi pecho. Desde la madrugada me he dado cuenta que se ha mantenido despierto, que no ha pegado ojo y que lo único que ha hecho es moverse por todo el colchón, pensando.

Me limito a sostener las sabanas en mis manos echas un puño. Porque, si todo esto ha sido un sueño, por nada del mundo quiero despertar, no quiero hacerlo y darme cuenta que todos los sentimientos, palabras y caricias que compartimos no sean más que producto de mi imaginación. Pero él se vuelve a mover, con ello verifico que todo ha sido real y me obligo a abrir los ojos.

—¿A dónde vas? —mi voz somnolienta lo detiene en medio de la habitación.

Lo miro restregarse los ojos con sueño, a lo cual sonrío divertida. Parece un niño al despertar.

—Debo hacer unas cuantas cosas —murmura.

Doy media vuelta sobre el colchón, me estiro un par de veces, luego tomo mi celular y verifico la hora. Es un poco tarde.

—Regresa a la cama —dirijo la mirada de nuevo a él, pero ya no se encuentra.

Hallo tan cómodas las sabanas que me permito seguir durmiendo. No es así hasta que, minutos después, tanteo con mis manos el lugar vacío de la cama. Doy un largo suspiro, satisfechas de las horas de sueño que recuperé. Tomo asiento sobre la cama, me cubro con las sabanas y salgo en busca de Henry.

Lo encuentro de pie ante la pequeña barra de tragos que hay en la habitación.

—¿Ya te has bañado? —cuestiono.

Me mira al escuchar mi voz. Sus ojos color miel son oscuros y el rostro se le ve muy pálido, casi enfermizo.

—Tienes un sueño pesado —contesta, intentando sonar divertido.

Pero no lo logra, y mis alarmas se encienden.

—Llevaba días sin dormir —le digo— anoche recuperé horas de sueño.

Me regala una sonrisa amable.

—¿A dónde vas? —cuestiono nuevamente.

Camina hasta la pequeña sala y toma un bolso negro.

—Tengo unas cosas que hacer, regresaré pronto —contesta.

Se acerca hasta mí, besa mis labios, luego mi frente.

—Estaré bien, lo prometo.

Sus palabras me tensan por completo. Lo tomo por el torso y lo detengo en un abrazo. Es un poco reacio al aceptarlo, lo cual me obliga a sostenerlo con fuerza. ¿Qué significa lo que siento? ¿Por qué de un pronto a otro me cuesta respirar? Hay un mal presentimiento que se estanca en mi pecho con rapidez, obligándome a sostenerme de Henry como si de él dependiera toda mi vida.

—No vayas —le pido.

Se aleja un poco, me toma de las mejillas, me hace mirarlo.

—Regresaré pronto.

—Sabes que te quiero, ¿verdad? —le recuerdo.

Sostiene su mirada en mí, por un momento duda; entre abre su boca y sostiene las palabras en el borde de su boca.

—Lo tengo muy claro, Des —murmura— yo también te quiero.

Me crece una rara sensación en el pecho que me lo dice todo. Por más que mi piel necesite de su tacto, por más que todos los latidos desenfrenados de mi corazón sean por él; aún hay dolor por aquello que esconde... por aquello que creo saber.

Hasta el Final #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora