—Buenas noches.
Me despido de mamá y papá con un beso en cada una de sus mejillas. Ellos me devuelven el gesto, con sus ojos cerrándose a medio dormir y una sonrisa impregnada en el rostro. Los dejo así, con las sabanas sobre ellos y tan solo salgo de ahí cuando apago las luces de la habitación y cierro la puerta.
Me quedo un momento contra la pared, sonriente.
La fiesta de mamá ha sido un completo éxito, al igual que la barbacoa y el ingenioso karaoke que se extendió hasta la madrugada. Ahora son las 3:00 am, y hace poco se han ido todos los invitados. A pesar de ello aun traigo puesto mi vestido y los tacones altos, me ha tocado esperar para limpiar la cocina y recoger todo lo demás.
Doy un largo suspiro y avanzo hasta mi habitación, donde me vuelvo a apoyar bajo el umbral deseando tirarme sobre la cama para dormir. Escucho pasos, miro hacia el pasillo, me encuentro con Henry saliendo de la ducha; su cabello está húmedo, las gotas recorriéndole el pecho, y uno que otro mechón tintado de dorado bajo la luz tenue de la casa. Lleva un delicado pantalón de chándal, una toalla rodea sus hombros y está sin camisa.
No puedo evitar sonrojarme verlo así, lo cual me hace sentirme como una completa tonta, ya que, mucho antes lo había visto con su torso desnudo. Pero antes no fue en tu casa y de noche, me quejo. Muevo mi cabeza para alejar mis pensamientos. Debo reordenar mis prioridades.
—¿Cansado? —pregunto, Henry me sigue hasta la cocina.
Quiero una taza de chocolate caliente, es eso lo que me ha alejado de mi cómoda cama; una deliciosa y humeante taza de chocolate.
—Estoy más como... ¿relajado? —doy media vuelta para mirarlo.
Está cruzado de brazos en el umbral de la cocina, los músculos de sus brazos contraídos y la luz dando directo a sus hombros, donde pecas más oscuras que las de su rostro se resaltan ante la luz. No puedo evitar pensar que Henry está en plan ángel-demonio sin saberlo.
—¿Y eso es bueno? —inquiero.
—Para estas fechas, eso es lo mejor que puedo llegar a estar—contesta.
Le sonrío. Camino hasta la alacena y tomo dos tazas, en ellas vierto leche caliente y chocolate en polvo que consigo en el refrigerador. Cuando acabo le entrego una taza a Henry y le pido seguirme hasta la sala, donde los dos, hombro a hombro nos sentamos en el sofá grande; siendo mi vestido sin mangas, logro percibir el tacto de su hombro desnudo contra mi piel.
—Todos los años organizan una barbacoa, fue una gran casualidad que esta vez coincidiera con el cumpleaños de mi madre —le cuento—. Siempre son vecinos alrededor de la carne, riendo con cervezas en mano. Es como una tradición para la familia Maher.
Ladeo mi rostro para verlo, él mantiene la vista fija en la taza de chocolate.
—Tus padres son geniales —dice— más tu padre, con todo eso de los partidos grabados en casetes viejos.
Los dos reímos, es bueno que mi padre le haya agradado, y no le haya parecido un hombre loco por el béisbol y su presencia aquí. Si algo he temido siempre es que mis padres salgan heridos nuevamente. Estar aquí, en Brooklyn, me cuesta demasiado. Hay veces en que regresar me recuerda a hace años, cuando no solo yo fui herida, sino que, ellos también. Sé que, aunque nunca lo digan, lo que me sucedió en la universidad a ellos también les afecta.
—Ahora es más como que yo lo admiro a él —añade, su sonrisa crece.
—¿Qué tienen que ver estas fechas contigo? —me atrevo a preguntar.
Me desvío de mis pensamientos, centrándome en él, en como su mandíbula se tensa y pierde la sonrisa. Mira al techo, deja libre un suspiro hondo y me mira. Me encuentro sosteniendo la taza con una mano, y con la otra en un puño, absteniéndome de acariciarle el rostro. Son sus preguntas las mismas que yo me planteo... ¿por qué me siento así a su lado?

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Hasta el Final #1 ✅
RomanceHistoria #1 de la Biología "Secretos". Destiny Maher se cataloga a ella misma como alguien insegura y deseosa de aventuras. A sabiendas de esta mala combinación ha podido manejar su vida como adulta de una ¿buena manera? Es por ello que siendo una...