Capítulo 28: Incierto.

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— Te amo.

Repito intentando demostrarle todo lo que siento en mis palabras.

— yo a ti no. Ya no.

Aquella frase acaba de matarme por completo, siento como las rodillas me flaquean y el pecho me arde, siento como el corazón hace amagos de detenerse tanto así que debo sentarme para no desvanecerme y lloro, lloro como un pequeño al que le han quitado algo importante, sollozo sin vergüenza pues el solo hecho de perderla del todo hace que la garganta se cierre y me falte el aire.

Repaso las palabras una y otra vez en mi mente mientras limpio furioso mis lagrimas, todo lo vivido a pesar de lo ocurrido no pueden irse a la mierda tan rápido, tan impersonal.  Me niego a creerlo, es egoísta pero no me importa por lo que me levanto y me acerco quedando detrás de ella en la cocina.

— Mírame a los ojos y dímelo de nuevo.

Pido conteniendo mi dolor y las ganas de abrazarla y besarla hasta hacerla entrar en razón pero me contengo, aunque me cueste. Elizabeth no se muve, no se inmuta, no repite las malditas palabras y eso es todo lo que necesito para saber que miente.

— Eso pensé —digo con voz molesta— sigue diciéndolo hasta que empieces a creértelo.

Y me alejo de mala gana dejando detrás de mí un sonoro portazo. Me alejo lo más rápido que puedo, flexionándose mis puños y maldiciendo para mis adentros.

Una vez en mi auto llamó a Ashley mientras me alejo para contarle cómo me ha ido, la agente Smith se ha convertido en mi mejor amiga y aliada desde lo ocurrido pero al momento que contesto ella me contesta en modo agente y aquello me desconcierta y aterra.

— Hay un soplón. Regresa ahora mismo al apartamento y no te apartes de Elizabeth.

Me detengo de sopetón y giro como puedo a pesar del tráfico, no debo saber muchos detalles para entender de quién se trata y piso el acelerador desviándome por calles secundarias intentando llegar más rápido. A medida me acerco veo pequeños grupos de personas que cuchichean entre sí y mi pánico crece pero no es hasta llegar al edificio donde el todo parece darme vueltas.

Las personas han sido evacuadas de sus hogares, algunos policías hacen presencia en la zona e intentan calmar a los demás. No veo a Elizabeth ni a Dante y la sangre se me hiela.

<<No, no, no, no>> Pienso sin parar en lo que salgo del auto y corro en dirección hacia la entrada.

— No puede entrar señor, es un área restringida.

Miro al oficial que se interpone en mi camino y con toda la firmeza que puedo afirmo:

— Soy colega de la agente Ashley Smith quien reside en el segundo piso. Soy Shelddon Parker agente rescatista confírmelo con la central.

Y dicho esto lo empujo y corro adentro y rumbo al segundo piso. Lo que me espera me deja sin habla; caminos y charcos de sangre desde el pasillo hasta el apartamento de Elizabeth donde se mantiene la puerta abierta y algunos forenses caminan por el lugar. Pienso lo peor, el aire me falta y mi estómago amenaza en vaciarse en mi lugar pero me obligó a calmarme, necesito estar tranquilo para lo que sea que vaya a encontrar pero me es imposible por lo que sin importarme nada y con la respiración acelerada miro el lugar y corro hacia Dante que yace inmóvil a un costado de la sala.

— Señor no puede es...

— Está autorizado.

La voz de Ashley hace eco detrás de mí y la miro con los ojos vidriosos, intenta mantener una postura profesional le falla al ver al perro a mi lado. Me acero a Dante y quedo a su lado para despedirme de quién fue un excelente amigo pero escucho un ligero y muy débil supiro proveniente del perro que de alguna manera hace que la esperanza regresa a mi cuerpo.

Apasionado TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora