Capítulo 27: El inicio del fin.

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Miro mi apartamento mientras me adentro en él, Dante corretea por todo el lugar con evidente emoción y Ashley ríe al verlo en lo que deja mis maletas en el pasillo, aunque Bruno ha insistido en ayudarme con el equipaje, me he negado a su pedido puesto siento que ya me ha ayudado más que suficiente.

— ¿Has hablado con Shelddon? —La rubia inquiere luego de dejar todo lo que hace.

Suspiro recogiendo mi cabello.

— Acabo de llegar a casa por favor dame un respiro.

Siento más que veo como la rubia se encoge ante mis palabras, pero no le doy importancia, ya tengo suficiente ansiedad por lo acordado con él semanas atrás. Camino a la cocina en donde abro la nevera para tomar un poco de agua y lo que ve me deja anonadada; el aparato se encuentra completamente repleto de frutas, quesos, vegetales, incluso algunas de mis golosinas favoritas. ¿Qué demonios? Giro para encarar a Ashley con aspecto desconcertado.

— Lo siento, he intentado detenerlo, pero ya sabes como es.

Enarco ambas cejas y niego con la cabeza reprobadora, Shelddon es un caso perdido.

— Lastimosamente lo sé. —Admito tomando lo que inicialmente buscaba y cierro detrás de mí— me ducharé y creo que descansaré un poco. Gracias por ayudarme.

Ashley sonríe leve antes de encaminarse a su habitación. Yo por mi parte me encamino hacia la ducha en donde me desnudo y agradezco al agua fresca quien se lleva parte de la pesadez que cargo conmigo, mientras froto mi rostro repaso una y otra vez aquella llamada en donde me comprometí a ponerle fin del todo a Shelddon de una vez por todas.

— Eres una debilucha Evans —susurro sintiéndome vulnerable— una blandita.

Vuelvo a frotar mi rostro esta vez un poco más vehemente y reprimo un gruñido. Shelddon sabe que he llegado a la ciudad, evidentemente pues ha sido él quien ha atiborrado mi cocina con los víveres, Ashley sin duda se lo ha hecho saber, pero al no tenerlo afuera aporreando la puerta como un salvaje me hace saber que espera atento mi mensaje como habíamos acordado.

Lo mejor será que retire la cinta adhesiva de un solo tirón y hable con él hoy mismo, no es sano para ninguno de los dos estar en esta enfermiza situación, lo mejor es cortar por completo cualquier conexión entre los dos.

Luego de unos largos minutos salgo de la ducha hacia mi habitación en donde me visto por ropa cómoda y cálida, la puerta suena antes de ser abierta por Ashley.

— Debo pasar a la oficina a entregar unos reportes, unos informes además de buscar mi dotación por lo que creo demorarme un poco. —Se acerca para abrazarme cortamente y alejarse del todo— ah y debo pasar donde Bruno así que tardaré un poco, si me necesitas solo debes llamarme.

Asiento y la veo alejarse en lo que empiezo a peinarme.

***

Camino de un lado a otro con el celular en la mano, hace quince minutos envié el mensaje que quemaba mi mano, hace quince minutos recibí la confirmación que me tiene ahora con la ansiedad en su punto máximo. Me desvió a la cocina donde preparo algo de café en un insulso intento de calmarme, pero cuando creo que lo he logrado la puerta suena lo que alerta a Dante y hace que ladre como loco.

Paso rápidamente por el espejo y miro mi aspecto antes de acercarme demasiado deprisa a la puerta, suspiro un par de veces y abro. Mi rostro es golpeado con el aroma que tanto extrañaba y mis ojos son recompensados con la imagen de un hombre agotado que se mantiene en pie como puede.

— ¿Puedo pasar? —Inquiere con voz rasposa.

Esto no fue una buena idea.

Asiento haciéndome a un lado para dejarlo entrar y cerrar tras de él.

Apasionado TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora