Estoy segura que han pasado al menos unas tres horas desde que he despertado, pero sigue siendo demasiado temprano para andar merodeando en una casa que no es la mía. Me giro y tomo mi celular de la mesa de noche revisando miserablemente la ausencia de textos o llamadas, también miro la hora suspirando y estirándome otro poco hasta que sacudo mi cabeza y me desperezo saliendo finalmente de la cama, sin importar al final si son las seis de la mañana tomo mis cosas y me dirijo hacia el baño anexado a la habitación.
Me ducho con calma y afeito todo mi cuerpo, intentando sentirme como yo misma; Shelddon ha comprado algunos artículos de aseo como shampoo, acondicionador, geles de baño, todo con aroma a frutos rojos. También noto algunas esponjas, salidas de baño, maquinilla para afeitar y algunos accesorios para el cabello. Sonrío un poco al imaginarme al corpulento y enorme Shelddon comprando todo eso de camino a casa y luego de un par de necesarios minutos salgo sintiéndome mejor conmigo misma y lista para aprovechar el día.
Estoy decidida a disfrutar de este día.
Una vez vestida con copa cómoda y calentita y luego de desenredar mi cabello que ya está demasiado largo salgo sin hacer tanto ruido directo a la cocina confirmando que soy la primera en despertarme y me pongo manos a la obra para hacer desayuno para todos. Zumo fresco, café, huevos, bacon, pancakes, hago de todo un poco encontrando maravillada en el acto de cocinar una actividad terapéutica y me sumerjo en mis pensamientos dejando pasar así algunas horas hasta que noto movimiento en los pasillos cercanos.
— ¿Elizabeth?
Shelddon con el cabello enmarañado y los ojos casi cerrados se acerca a mi con aspecto soñoliento y confundido. Sirvo dos tazas de café humeante pasándole una a través de la encimera.
— Buenos días.
Tomo de mi café soplando un poco el humo de la taza notando como Shelddon pasa de largo sin tomar la suya o agradecerme, siquiera me ha respondido los buenos días. Auch.
Con cuidado de no quemarme bebo el primer sorbo del preciado líquido sintiendo como calienta hasta la última fibra de mi cuerpo y agradeciendo su sabor lo vuelvo a dejar sobre la encimera solo para ver los brazos de Shelddon rodearme desde atrás pegando su cuerpo completamente al mío. Involuntariamente me tenso pegando la mirada sobre la superficie de granito oscuro manteniéndome sumamente quieta.
Sus labios viajan a mi cabello donde deja un beso junto a un suspiro para luego esconder su rostro en mi cuello encorvándose un poco en el acto.
— Buenos días Lizzie ¿sabes lo que me costó no escabullirme en tu cama durante la noche?
La sensación que recorre mi cuerpo al tiempo que pronuncia esas palabras me avergüenzan; sobre todo porque gran parte de la noche y madrugada esperé que lo hiciera, incluso cuando sabía que no era la mejor opción. Removiendo mis labios pensativa levanto una mano hasta su cabello y lo acaricio un poco, disfrutando de la sensación y su cercanía.
— Shelddon es muy temprano para esto. Lamento haberte despertado.
Retirándose Shelddon acomoda su cabello entrando nuevamente en mi rango de visión para finalmente tomar la taza de café.
— No me has despertado, los fines de semana suelo levantarme temprano para prepararle el desayuno a Jaydan y a Marta, pero te has adelantado. ¿Dormiste bien?
Tras beber otro sorbo de café me dispongo a servirle un poco de todo en un plato generoso sopesando en cómo responder a su pregunta, ¿debería decirle la verdad o algo que le haga sentirse bien?
— ¿Siquiera has dormido mujer?
Al escuchar su nueva pregunta lo miro directamente encogiéndome de hombros para luego con una mueca admitir que he dormido solo un par de horas.
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Apasionado Tormento
Romance¿Podrá el destino unir dos corazones lastimados? ¿Podrán amarse incluso sabiendo que hay secretos de por medio? ¿ Llegarán Elizabeth y Shelddon a tener el final feliz que tanto merecen? Esta no solo será una historia de romance más, esta jur...