Capítulo 3: ¿Soy madre?

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- ¡PAPI!

Un pequeño de cabello rubio exclama hacia el señor Parker mientras le abraza la pierna como si su vida dependiera de ello. Sonrió enternecida, ese debe ser su hijo, los miro esperando a que terminen de abrazarse cuando de la nada el niño me dice madre.

- ¿Mami? -repite el niño empezando a hacer pucheros.

- ¿Cómo?- Veo cómo rápidamente su padre lo acerca a su pecho con un solo brazo le dice cosas en voz baja, arrugo el ceño, ¿soy madre? Aunque sé perfectamente que no lo soy mi instinto de enfermera y de mujer me hace alejarme por un caramelo en el escritorio del consultorio y regresar a dárselo.- Hola, cariño. Me llamo Elizabeth -con mi mano libre le alboroto el cabello.

En sus ojos veo que no termina de entender la situación, pero gustoso toma el caramelo y se esconde en el hueco del cuello de su padre.

- Lo lamento- el señor Parker me mira realmente avergonzado mientras le regresa el pequeño a una morena muy atractiva que entra de igual manera apenada.

Carraspeo un poco incómoda con la situación, pero de manera amable, respetuosa y pausada le explico al paciente que por políticas del hospital solo el personal debe ingresar a la sala de rayos equis, y que debería mover lo menos posible su mano derecha. El niño no deja de mirarme con ojos llorosos y la mujer impresionada, por lo que solo miro al señor Parker a los ojos evitando que se note mi incomodidad y batallo con su reticencia de querer medicamentos, pero a pesar de ello me escucha atento.

- Como verá, los esguinces si bien pueden tratarse con medicamentos, estos solo le ayudarían a aliviar su dolor, lo que realmente lo sana es la inmovilidad de la extremidad implicada -admito- por lo que es de vital importancia hacer unos exámenes, para poder dejarlo ir a casa con su familia.

- Shelddon, podemos esperarte afuera -dice la morena. El niño me observa en silencio.

Antes de que el paciente responda intervengo.

- Además es poco recomendable que personas sanas estén dentro de un ambiente contaminado. Hay pacientes ingresados por intoxicaciones, virus, enfermedades, entre otras condiciones médicas. Su hijo puede enfermarse.

Enarco ambas cejas a la espera mientras veo como debate en silencio.

- De acuerdo -claudica finalmente mientras se despide de su hijo y de la morena a quien llama Marta.

Al cabo de dos horas, el paciente es vendado bajo los cuidados de una enfermera que demasiado alegre se ofreció para esa labor, yo por otro lado debo darle el diagnóstico médico y al oficial de policía que luego de hablar para aclararlo todo con el señor Parker más el vídeo de las cámaras del bar determinó que todo fue una gresca intencional en contra de él.

- Entonces... ¿Qué es lo que debo hacer? -Parker inquiere.

Evito reír, a pesar de ser todo alto e intimidante el señor Parker podía ser muy tierno con solo un mínimo gesto. Le paso las radiografías junto con unos analgésicos.

- Mantener inmovilizada su mano por al menos dos semanas, de hoy en quince días debe regresar para ver si ha seguido mis recomendaciones y la del doctor -le paso la orden de salida junto con la de regreso en dos semanas- si no se cuida podrían llegar a operarlo -admito.

Él asiente de manera automática, supongo que no desea una operación. Poco después de eso y tras devolverle el dinero que había dejado en la camilla, el señor Parker se aleja junto con su hijo y esa mujer, cuando regreso a mi lugar junto con las otras enfermeras ellas me atiborrar a preguntas, me piden el nombre completo de aquel paciente, a lo que simplemente respondo "busquen su historial clínico".

Apasionado TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora