Apasionado Tormento

Capítulo 39: Lo curioso del amor

Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que me arreglé a propósito para ir a una cita que las manos me tiemblan un poco a la medida que me acerco a la entrada principal, he decidido usar una blusa manga larga y pantalones de vestir a juego con un saco a pesar de que la primavera ha llegado; es un atuendo que raya lo "casual de negocios" y es que las cicatrices rosadas a lo largo de mi cuerpo me avergüenzan lo suficiente como para no querer mostrarlas. Al momento de llegar a la estancia miro un enorme ramo de flores coloridas y maldigo mentalmente al sentir como las mariposas regresan a mi estómago, detrás de las flores un Shelddon completamente arreglado y acicalado me espera con una amplia sonrisa y una mirada atontada.

— Luces maravillosa.

Al acercarme me tiende las flores y agradezco acercándolas a mi nariz para embeberme del aroma fresco. Esto es agradable, lo extrañaba.

— No es para tanto, solo me he maquillado un poco.

Admito tranquila dejando de lado las flores, pero hago un puchero cuando Shelddon amablemente vuelve a tomarlas para dejarlas en una vasija con algo de agua en una de las mesas auxiliares.

— No me gustaría que pasaras toda la velada sosteniendo las flores, ella puede esperarte en la sala de estar. ¿Vamos?

Divertida ante su comentario asiento y me dejo guiar a través del pórtico hasta la camioneta estacionada en la fresca acera, permito que me ayude a subir al asiento del copiloto y miro mientras muerdo mi mejilla como con movimientos relajados trota rodeando el auto hasta estar adentro de él a mi lado.

— ¿Qué tienes planeado? —Inquiero inclinándome un poco para poner algo de música sonriendo al poco tiempo cuando rápidamente una movida melodía inunda la cabina.

Shelddon se interna en las calles poco transitadas mientras me mira de reojo y sonríe levemente, tengo miedo de que tenga planeado alguna locura que me ponga los pelos de punta como quizá algo que no incluya la participación de alguien más, serenata o Dios sabe qué otra cosa.

— Te he prometido una cena Lizzie al igual que una charla por lo que he reservado una mesa en un restaurante que espero te guste. No es nada ostentoso, pero será agradable lo prometo.

Miro su perfil por un tiempo intentando descifrar sus planes para luego mirar por la ventana notando como nos encaminamos al centro de la ciudad, a la zona de hoteles de renombre. ¿Qué tiene en mente este hombre?

Absorta en el paisaje me relajo en el asiento notando como Shelddon mantiene por su parte un silencio que es llenado ahora por una voz femenina que canta sobre sobre como el ser humano es un verdadero héroe, nunca antes la había escuchado y me gusta mucho por lo que me aseguro de mirar el nombre en la pequeña pantalla frente a mí.

— Hemos llegado.

Su voz me saca de la ligera ensoñación en la que me encuentro y me hace esperar por su ayuda para abrir la puerta, él sabe perfectamente que no necesito ayuda, pero consciente del acto de caballerosidad implemente sonrío notando como toda su altura se realza con el pantalón de vestir color carbón y la camisa manga larga en tono vinotinto.

Se ve realmente precioso con su barba cuidada y su cabello recogido.

Agradezco una vez estoy afuera y permito que tome mi mano de manera protectora al momento de entregar las llaves al encargado, poco después entramos al elevador que nos lleva directo al restaurante.

El Hyatt Regency es un hotel maravilloso cerca del acuario, su atención es perfecta al igual que sus servicios por lo que me guardo sólo para mí la emoción y la impresión por la elección del restaurante, pues este hotel alberga en su último piso el restaurante Polaris cuya vista panorámica de la ciudad quita el aliento y asombra a todo el que lo visite.