Capítulo 18Pureza tomada

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Sus cuerpos se presionaron mutuamente, sus lenguas exploraron sus paredes vocales, con uno que otro choque de dientes por falta de experiencia de la morena. Cada vez que sucedía el Uchiha hacía una mueca de disgusto, mas no actuaba mala leche con su enamorada quien se derritió por lo caliente que se sentía su cuerpo, más su parte íntima que comenzaba a expulsar fluidos que mojaban su braga. La parte íntima del azabache, se sentía ferozmente dura y quería salir orgullosamente de su pantalón. Sin embargo, tomar una virginidad no se deba seguidamente, así que disfrutar cada segundo con la morena.

En momentos abría los ojos para ver el rostro de ella, y se encontraba con esos ojos chocolates viéndolo. Él alzaba la entre cejó cómo diciéndo "¿qué me ves?", después una sonrisa se formaba en su semblante, descoordinando los besos que se deban. La morena solo podía ponerse más roja de lo que ya estaba, por aquel gesto cariñoso del Uchiha. Nunca lo había visto como ahora, más bello y atractivo. Ella simplemente estaba en diosada de Madara, y nada ni nadie le haría sentir lo contrario.

—Ya te quiero ver desnuda... —susurró y la beso una vez más hasta que se separó dejando entre ambos un beso tronador y un hilo de saliva.

—Espero te guste mi cuerpo... —muy apenas se escuchó, pues como tenía varias cicatrices por las batallas previas, no se sentía afeminada o segura de sí misma.

—Si ya me gustas con ropa... —removi un mechón de su cabello azabache que cubría su ojo derecho para verla mejor —me vas a encantar desnuda.

Lo caliente de sus mejillas eran tan notorio que se cubrió con las manos. Madara tras ver lo más tierno que ha visto jamás en una mujer comenzó a remover la yukata. Al dejar en descubierto las bandas que le cubren el pecho no pudo evita soltar un jadeo profundo por la excitación que lo consumía. Se acomodó, a un lado de ella, con las piernas extendidas e inclinando un poco el torso sobre ella, y con su mano izquierda se apoyó contra el suelo de madera, quedando Lady Hashirama en medio de Madara quien la miró detalladamente desde sus pechos hasta su ombligo. Se percató de la cicatrices que tenía, pero sabía que eran por las batallas previas. Hashirama solamente negaba con la cabeza de vergüenza y mordia sus labios mientras miraba al techo a través de las orillas de sus dedos. Sentía la mirada de su rey explorando su estómago y pechos.

Quería preguntarle si le gustaba su cuerpo, pero al sentir los labios de Madara contra su abdomen y lamber su piel, soltó un jadeo ahogado el cual provocó que la lengua de su rey bajara por su ombligo llevándose a su paso la malla térmica.

—Madara... —lo nombró agitada —. Me da pena que me veas allá abajo.

—Déjame hacer lo mío y acostumbrate, que te vea desnuda. Esta no será la única vez que lo vamos a hacer. De aquí no te vas sin haber sido mía por lo menos dos veces.

—Dicen que duele mucho la primera vez —replicó —. Déjame aliviar el dolor de la primera vez por unos días.

—Verás cómo vas a rogar que te lo haga cada vez que me veas —habló con mucho seguridad y arrogancia. Siguió bajando con la lengua hasta llegar pocos centímetros del sexo. Antes de saciarse con lo que tenía en mente levantó la cabeza para ver desde donde estaba, por la cintura. —Me gustan demasiado, que no sé por dónde empezar.

La morena estaba por decir algo en el momento que sintió la lengua de su rey entrar a su sexo y juguetear con su clítoris. Esto hizo que soltará una gemido al experimentar los placeres carnales de dos seres. La sensación le trajo otra manera de satisfacción a su cuerpo. Se retorcía y en arqueó la esplada por lo que hacía esa lengua con su parte íntima. Madara se la comía por primera vez, saboreba los jugos afrodisíacos que expulsaba como lo más rico que su lengua a probado, quería llegar más profundo y de una vez verla abierta de piernas para explorar la virginidad de ese delicioso sexo. Así que se detuvo, se acomodó de rodillas entre las piernas de la morena, y comenzó a remover su malla térmica.

El beso de Judas  "Un rey sin corona" [Finalizada] ANTI ROMÁNTICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora