Capítulo 30 La venganza de la anciana

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Tobirama formo amistades con Sakumi e Miko. Los rumores del feto que se arrastra despertó curiosidad y el deseo de saber más lo impulsó a averiguar más. Antes de comenzar a preguntar a sus camaradas fue en busca de Hashirama. Una noche le dio una vista en su habitación aprovechando que Madara llevaba varios días que había partido en busca de algo de su clan en las tierras que pertenecieron a ellos, así que tenía privacidad con su hermana a sus anchas.

La morena le dio el paso al interior de su amplia habitación. El albino al ver a su hermana notó que estaba seria y pálida, así que manifestó sus preocupaciones.

—Te hace mal alejarte de él... —comentó tras ingresar a la habitación —. ¿O te sientes mal? —preguntó, tomando asiento en la mecedora que usaba Madara. Lo sabia.

—Lo extraño... Y no me siento bien. —Lady Hashirama regresó a la cama y se metió debajo de las cobijas. —Desde ayer me he sentido con mucha flojera y sedienta.

—Deberías ver a un doctor. ¿Quieres que llame a uno?

—No. Lo que siento ha de ser efímero, para mañana me repongo —bostezo y hundió su espalda en las almohadas. —Ya sé que eres buen amigo de Sakumi y que visitas a Miko. ¡Que bien por ti hermano, ellas no son culpable de la diferencia que hayas tenido con Izuna!

—Por ello ofrecí mi amistad de la forma más sincera que puedo. Sakumi es una madre genial y una persona interesante. Miko es idéntica a Izuna, cada vez que la veo, a escondidas de su madre, le pido perdón... —se expresó sincero.

—Tobirama, no le digas que tú... —fue interrumpida.

—Se lo tendré que decir algún día.

—Aún así no debes culparte por todo. Izuna tomó su decisión, tú no lo obligaste.

—Pero yo fui quien lo hirió cuando ya no tenía que pelear más con él...

Los hermanos Senju permanecieron serios por unos minutos hasta que el albino rompió el hielo. Le platico a su hermana sobre aquel rumor que se escuchaba como una historia de terror. Ella al igual que él se interesó en el tema.

—Deberías preguntar más de ello a los shinobis que permite salir del Imperio —opinó ella.

—Lo haré, solo quería saber tu opinión sobre ello. Suena aterrador pero puede que sea falso, ya sabes, una leyenda para que las mujeres no salgan solas a caminar por el bosque, o puede que sea cierto, quien sabe.

—Le preguntaré a Madara cuando regrese si escuchó algo sobre el tema.

—Me dices después lo que te contesta. Y, ¿a qué fue a los antiguos terrenos de los Uchiha?

—Supuestamente fue en busca de algo que se le olvidó, unos pergaminos, algo así dijo.

—¡¿Él olvidarse de algo?! No lo creo... —hizo una risita burlesca.

—Para Tobirama, no seas así con él. Ahora que lo pienso... no sería mala idea que tomarás a Sakumi como tu esposa y a Miko como tu hijastra —sonrió dulcemente.

—¡No, cómo cres! —Se puso rojo por la pena. —Ella nunca aceptaría ello.

—¡Oh, Tobirama, admites que sí te gusta la idea! —se soltó a reír.

—¡No digas más, Hashirama! ¡Eso no puede suceder porque solo les traeré malos recuerdos!

—Cálmate, solo piensa en lo que es bueno para ti y ellas.

Tobirama zanjó toda conversación y abandonó los aposentos de su hermana, regresó a la calle en busca de más información entre sus camaradas, sin embargo, a medio camino, se encontró con Sakumi y Miko haciendo compras. La niña llevaba con ella la muñeca que le obsequió, que al verle se pudo detrás de las piernas de su madre. Por otro lado, Sakumi saludó algo nerviosa, pues supuso que él no lo notaría.

El beso de Judas  "Un rey sin corona" [Finalizada] ANTI ROMÁNTICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora