Capítulo 29 El rumor afuera del Imperio

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Hashirama en los próximos días evito comunicarse con Mito porque estaba molesta por el atrevimiento de robarle un beso sin su aprobación y que Madara los viera. Aquella noche con una bofetada dejó en claro que no volviera atreverse a borrar los pocos besos de Madara. Las consecuencias de aquello alejó a Madara, parecía como si él no estuviera ahí con ella. Ahora repentinamente se iba del imperio por cuestiones personales.

—¡No puedes dejarme sola por mucho tiempo! —sonó desesperada. La morena lo seguía por el corredor que da hacia una puerta secreta para salir del Imperio. —Si los exámenes resultan positivos, ¡¿cómo lo sabrás?! ¡Madara, presta atención a lo que te digo!

—Lo más seguro que resulten negativos —contestó sin dejar de caminar deprisa.

—¡¿Estás molesto por qué no puedo darte un hijo?! —Lo tomó con fuerza del antebrazo, pero como era de esperar él se zafó violentamente. —¡Sí lo estás!

Lady Hashirama odiaba este tipo de discusiones antes de no verse por un largo tiempo. Madara no tenía intención de cancelar sus planes por ella.

—No me esperes, no regresaré pronto... —Madara retomó su camino sin voltear hacia atrás.

Era extraño que la persona que tuvo la idea del Imperio de Fuego se fuera como si nada le importara. Hashirama vio la actitud de Madara como una venganza por los hechos hace días. Y de la nada sacó lo que tenía guardado porque bien que sospechaba del humanoide negro.

—¡Esa criatura negra mete a tu cabeza cosas malas los demás! ¡Llevarla contigo porque yo la voy a matar!

Hashirama sospechó de la criatura negra que se escondía por las paredes, pues esta solo salía de su escondite cuando se encontraba con Madara a solas. Si no había reclamado antes es porque quería estar en buenos términos con su rey. Madara se detuvo al escuchar que Hashirama ya sabía sobre la presencia de Zetsu. La tomó de los hombros y la estampó contra la pared. Ya había pasado mucho tiempo desde que hacía aquello con su mujer.

—Esa criatura negra, así como la llamas, yo la ordeno y no me manipula como piensas. Hashirama, no sabes nada porque solo piensas en tu amante que es menor que tú.

Hashirama sintió como aquel Dojutsu estaba por activar. Nunca pasó por su cabeza que Madara actuará del tal forma por el hecho de mencionar a la criatura negra, pero no solo ello le molestaba, Mito seguía siendo la mayor razón de su abandono.

—¡Aún sigues pensado esa pendejada, y sobre esa criatura si vuelo a sentir su presencia la voy a matar! —amenazó la morena. Ese humanoide le daba mala espina.

Madara agregó más fuerza a su bloqueo. Y sin que lo notará su Dojutsu activo.

—Y yo cuando regrese voy a matar a Mito y a todo su clan.

—No te atrevas, Madara —lo tomó del cuello —, déjame arreglar todo esto, él aún es muy joven y no a de medir sus acciones. Si lo haces provocarás una guerra.

—¡Eres una ramera, lo acabas de proteger como lo que es, tu amante!

—¡No es mi amante, nunca lo será porque yo te amo a ti, aunque tú solo me quieras por una cosa...!

Madara puso más presión en ese cuerpo femenino. Ella podía liberse de esa violencia, pero su cuerpo se sentía débil ante su rey.

—¿Y cuál es esa cosa, mi reina? —preguntó con firmeza.

—Para procrear... ¡Esa criatura te lo dice cada vez que conversan! —Con su estilo de madera sacó enorme raíces cerca de la puerta secreta derrumbado las dos paredes y el techo. —¡Ahí está la maldita!

El beso de Judas  "Un rey sin corona" [Finalizada] ANTI ROMÁNTICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora