Capítulo 6 Joya de cristal

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Lady Hashirama arribó minutos antes de las cinco de la tarde a las cascadas que solía visitar con Madara cuando crios. Fue cuidadosa de no ser perseguida por su hermano Tobirama, y no solo de él se cuidó, sino de otros clanes que podían rondar en el área. Solo con con dos miembros del clan Fūma se topó, pero no se percataron de su presencia. La morena vestía ropa casual de kunoichi de su edad: una falda larga ajustada con aberturas a los costados de las piernas color vino, por debajo llevaba una malla que cubría todo el cuerpo de color negro. Los accesorios eran simples, un cinturón de piel y un bolso de herramientas ajustado a su cintura. También calzaba sandalias ninja y cargaba una espada dentro de su funda de piel de oso. Como había llegado temprano tomó asiento por la orilla de la cascada, atenta de cualquier otra presencia que no fuera la de Madara. Estaba un poco nerviosa y curiosa por saber que podía pasar con ellos. En los últimos días no hubo un día que no pensará en esos besos con la saliva con sangre del Uchiha, y pedí que está vez estuviera de mejor humor que la vez pasada, pues está vez no iban a tratar de asesinarse, sino de conversar sobre ellos. Le tenía una sorpresa al gruñón Uchiha, pues quería ver qué cara ponía cuando le entregará el pequeño obsequio hecho por sí misma.

Pasaban de las cinco de la tarde cuando humo apareció detrás de Hashirama. Ella rápidamente se puso de pie y volvió hacia atrás. Ahí estaba Madara vistiendo ropa negra shinobi, portaba una katana en el costado izquierdo de su cintura y un bolso de herramientas ninja, y una guadaña que colgaba atrás de su espalda. En sus manos llevaba puesto sus guantes negros de piel de oso negro.

—Pensé que no ibas a venir a verme... —dijo Hashirama con una cálida sonrisa formada en su semblante.

—Yo solo he venido a matarte, Senju —se expresó con honestidad.

La morena se deprimió tras escuchar las palabras secas del Uchiha. Madara se acercó a ella y se detuvo a un metro de distancia. 

—Pensé que era una cuartada —comentó Madara, elevando una mano para que su halcón aterrizará sobre la parte del guante. 

Hashirama elevó la cabeza, puesto que había agachado la cabeza cuando se deprimió, dijo deliberadamente:

—Es un ave hermosa. La has enviado a revisar el área, ¿no? 

—Sí, yo soy un clon.

Tras haber dicho ello, el clon de Madara desapareció y el halcón se echó a volar. Hashirama rápido supo en dónde estaba el original, a dos metros de ella, a mano derecha, sentado sobre una grande roca. La morena notó la desconfianza del azabache con melena alborotada. 

—Madara, deja de desconfiar en mí. Yo he venido sola para verte y platicar contigo.

—Uno no puedo ser precavido porque luego piensas que soy desconfiado, tsk... 

—Ya, Maddy —rió ligeramente.

—¡¿Cómo me has llamado?! —preguntó molesto.

Hashirama continuó riendo, y a medida hacía ello, respondió:

—Deberías verte, pareces un gatito peludo y molesto cuando te pones así. Maddy, así te llamó en mi mente —se sonrojo.

—No me llamas así otra vez, si no vas a ver lo qué haré para la próxima —amenazó con frialdad.

—Pues quiero ver qué harás para la próxima, Maddy —lo desafío.

—Lo has pedido...

Madara por ser descendiente de Otsutsuki Indra, poseé el Choku Tomoe, una habilidad de gran velocidad y agilidad en el campo de batalla. Hashirama no era nueva ante dicha velocidad, sin embargo, la llegaba a sorprender lo rápido que podía ser, puesto que eran idénticos en ello. Ante los ojos chocolates de la morena, vio cómo Madara desapareció y apareció detrás de ella. La velocidad fue exageradamente que no pudo reaccionar de inmediato. Su caballo largo y castaño, apenas le cubría el rostro de la velocidad que había usado Madara cuando ya tenía las manos de este alrededor de su cintura. La sensación fue diferente a otras veces, un calor empezó a aumentar entre su entrepierna al sentir aquellas manos varoniles tomando su femenino cuerpo hacia el suyo.

El beso de Judas  "Un rey sin corona" [Finalizada] ANTI ROMÁNTICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora