Capítulo 16 Chantaje

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La neblina que cubre el campo de batalla comenzó a desaparecer. El sonido de armas chocando entre sí anuncia el clímax de la batalla que aún sigue. Para Lady Hashirama era difícil concentrarse y seguir con el ritmo de los besos dominadores de Madara. Pensaba que, otra vez, iba a morder la lengua y provocar una herida. Sin embargo, Madara despegó sus labios antes que la neblina despejará y dejará ver lo que hacían los jóvenes líderes.

—Te espero en este lugar...

Las iris carmesí del Uchiha se abrieron más, en una ilusión dejó ver donde tenían que verse dos días después de la retirada. Hashirama reconoció aquel lugar al instante.

—Ahora ve con los tuyos... —fue interrumpido.

—Madara, esto es una emboscada.

—Ya me percaté de ello. Nos retiramos en una hora.

Hashirama asintió con la cabeza y desapareció con el Shunshin no Jutsu. La neblina desapareció, la morena volvió a reaparecer cerca de su hermano. Tobirama tenía quemaduras leves en las manos y piernas, también un leve apuñalada cerca del pulmón izquierdo. Hashirama al ver la herida que recibió tras la distracción del segundo líder Uchiha, anunció la retirada. Ya habían tenido suficiente, el clan Yuki, a pesar de haber perdido a su líder, lograron recuperar la mitad de sus reservas.

Un día transcurrió, los Senju llevaban menos de dos horas de haber llegado a la fortaleza. Lo primero que hizo la morena fue curar a su hermano con su avanzado Ninjutsu. Mientras ello se llevaba a cabo en la habitación del albino, Butsuma observaba a sus hijos, al otro lado de la puerta corrediza comenzaba con su sermón.

—Deben tener más precaución para la otra. Por poco pierdo a uno de ustedes. Si Tobirama llegase a fallacer, ¿quién más ocuparía su puesto? —De repente un ataque de tos impidió que siguiera hablando, lo que llamó la atención de su hija, de reojo vio a su padre cubrirse la boca con un pañuelo negro. —Ambos necesitan más entrenamiento y nuevas técnicas para contraatacar a esos bastardos de ojos satánicos.

Butsuma continuó durante una hora. Tobirama solo escuchaba mientras yacía boca abajo en su futón, esperando que su hermana mayor hiciera su magia. Otra hora después, Hashirama terminó con la curación, ya había colocado a su hermano boca arriba con mucha precaución, y mientras acariciaba el rostro del albino este comenzó a dialogar.

—Miré todo... —sus ojos rojizos cruzaron con los ojos chocolates de su hermana —lo que hacías con ese bastar... —sus labios fueron cubiertos con una mano femenina.

—No lo llames así... Tobi. Él tiene un nombre —dijo en voz tenue —. Lo amo...

Los ojos del albino abrieron por completo y fruncio el ceño. Era incrédulo las locuras que solía decir su hermana cuando se trataba del bastardo de Madara.

—Descarta esos estúpidos sentimientos de tu corazón —habló frío y molesto —. Ustedes no pueden estar juntos porque tienes un propósito ya escrito y es ser líder de nuestro clan. Él... —lo odiaba tanto que no se permitía nombrarlo —, solo quiere jugar contigo o robarte para que seas parte de los suyos, o matarte con la guardia baja. Yo soy hombre, pude ver cómo él no te mira con ojos de enamorado.

La morena no quiso discutir con su hermano por su estado, aún estaba débil. Le dolía que uno de los seres que ama le dijera esas cosas tan crudas. Lentamente depósito un beso en la frente del albino y se puso de pie.

—Descansa, Tobirama. Tengo que ir a ver a los heridos. Mañana tomaré toda la tarde y noche para descansar —zanjó y abandonó la habitación antes que la discusión aumentará.

Nadie entendía lo difícil que era para ella amar al enemigo y mantenerse leal a su clan. Hacía lo mejor que podía, mantener esta situación equilibrada, pero no sabía hasta dónde llegaría su amor por ambos. De momento, dejaría todo estable dentro de la fortaleza antes de ir a ver a su rey...

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El día de la segunda cita arribó. Madara abandonó temprano la fortaleza, mientras Izuna aprovechó para darle una visita clandestina a Sakumi. La joven Uchiha no tenía idea que Izuna la pretendía por orden de su hermano mayor, pensaba que su destino había tomado un giró inesperado y se lanzó a los brazos de otro hombre que se "interesaba" por ella. Sin embargo, el menor de los hermano solo cumplía con los planes de Madara. Estaba enterado que ese día se vería con Hashirama, y que muchas cosas podían suceder. Todo lo que hacían era por el clan.

—Sakumi, ¿le dices a tu padre o yo lo hago? —Izuna se levantó del futón desnudo. Ya había tomado la virginidad de Sakumi. —Mi hermano cuando se de cuenta que ya no eres pura le reclamará a tu padre. Solo hay una forma de arreglar esto, que yo te tome como mi esposa.

Izuna tenía pensamientos de un ninja de sangre pura, pensaba que la mujeres solo servían para tener hijos, y que mientras fuera una Uchiha no importaba quién fuera a convertirse en su primera esposa. Lo que hacía por su hermano no era difícil de cumplir.

—Pero... —Sakumi se levantó un poco del futón, cubriendo su desnudez con una sábana —¿qué dirá, Madara? ¡Nos va a matar! —exclamó con miedo.

Izuna, sin que lo viera Sakumi, pues le daba la espalda, rodó los ojos y soltó un suspiró de cansancio. Antes de proseguir con el chantaje comenzó a ponerse su ropa, la cual yacía en el suelo.

—Yo hablo con él. Además... —volvió la cabeza lo suficiente para verle —, a Madara no le gustas, lo sabes bien. Tu padre no tendrá otra opción, deberá aceptar lo nuestro. Si no lo acepta, me lo cargo.

La joven Uchiha lentamente volvió a acostarse. Tenía que aceptar su estupidez, pues a su padre le iba a caer peor que el cólera. Se quitó de encima a su temible prometido, ahora se preguntaba cómo sería Izuna una vez casados. Aún le costaba creer que se hubiera fijado en ella tras no ver señales que él se interesara en la prometida de infancia de su hermano mayor.

Minutos después, lejos de la puerta principal de la fortaleza, Izuna fue hasta un clon de Madara, que lo esperaba antes de desaparecer. Ambos hermanos vestían ropa invernal de color negro y guantes de piel. Al estar cerca comenzaron con el jutsu de telepatía para que nadie leyera sus labios.

—¿Cómo salió todo? —preguntó Madara.

—Bien, hoy le dirá a su padre. Con esto no podrá reclamar sobre el acuerdo que hizo con nuestro padre. ¿Qué más quiere el rabo verde de Akira? Su hija será mi esposa, no cualquier otro Uchiha.

—Te voy a recompensar —llevó su mano derecha al mentón del menor y acarició —por lo buen hermano que eres, Izu —sonrió leve y removió su mano del mentón.

—Somos hermanos, yo ayudaré en lo que sea por tal de que obtengas más poder. Yo me encargaré de darle la noticia a nuestro padre, que por culpa de nuestra calentura, Sakumi no será tu esposa, sino la mía.

—Regreso por la noche.

El clon de Madara desapareció entre humo. La información llegó al original, que iba corriendo a través del espeso bosque con dirección al risco donde se imaginaron fundar la aldea que ambos añoran desde infantes. En aquel lugar especial para los dos, Lady Hashirama debía tomar la difícil decisión para mostrar a Judas cuánto lo ama...

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El beso de Judas  "Un rey sin corona" [Finalizada] ANTI ROMÁNTICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora