CAPÍTULO DIECIOCHO

1.1K 136 345
                                    


Hugo detuvo el auto en el mismo punto desde el que Ramiro y él habían espiado la casa unos días antes. La calle estaba igual de vacía que en aquella ocasión, lo que demostró que ir pasadas las diez y no a primera hora de la mañana había sido una muy buena idea de su parte. Por supuesto, Ramiro se había mostrado en contra, tal como se había mostrado en contra la noche anterior tras dejar a Manuel en brazos de su madre, una mujer que había recibido la noticia del secuestro de Vicente entre lágrimas y había abrazado a su hijo como si fueran a quitárselo en cualquier momento. Durante todo el proceso de contarle lo sucedido y y repetir varias veces que estaban haciendo lo posible por encontrar a Vicente, Ramiro se había mantenido en silencio, con la mirada baja, de modo que todo quedó en manos de Hugo, quien al terminar solo pudo agradecer tener cierta experiencia en situaciones parecidas debido a su trabajo. Aún así se alejó de la casa de los Ortiz más cansado que antes y con un fuerte deseo de volver por fin con su familia. Bastó que se subieran al auto para que Ramiro le dijera por quinta vez que fueran de inmediato a la casa de Puente Alto. Hugo se negó y el otro insistió, pero la negativa fue más fuerte y llegó en un punto en que el joven se dio por vencido. Por temor a que hiciera alguna locura si lo dejaba solo, se había quedado a dormir en su casa. Ramiro le ofreció la cama aludiendo a que en ella dormiría más a gusto; adujo que muchas veces había dormido en el sillón del comedor y que no le importaba. Hugo volvió a negarse. El dichoso sillón estaba demasiado cerca de la puerta como para que le pareciera una buena idea, así que no le quedó más remedio que dormir allí. Despertó sobresaltado varias veces durante la noche, casi siempre creyendo encontrar a Ramiro abriendo la puerta para irse sin que él lo notara. Pero si el joven intentó escaparse no pudo encontrar pruebas en su contra.


Hugo sentía que todo aquello había sucedido mucho tiempo atrás. Fue por eso que en la mañana, cuando volvieron a tener una discusión sobre los pasos a seguir, su negativa fue incluso más brusca que antes. Si iban muy temprano, le dijo a Ramiro, a la hora en que la mayor parte de la gente salía de su casa para ir al trabajo o al colegio, los verían sin problemas. El solo hecho de plantarse fuera de la casa era ya una mala idea, sobre todo a plena luz del día, pero si lo iban a hacer lo mejor era tomar precauciones. Ramiro escuchó todos sus argumentos con el rostro impasible pero las manos empuñadas sobre las rodillas y, cuando Hugo se cansó de hablar, asintió.

—¿A qué hora partimos, entonces? —le había preguntado en voz baja tras unos segundos.

—A las diez. ¿Bueno?

Ramiro había parpadeado y asentido de nuevo con su extraña pasividad.

El tiempo hasta la partida, a pesar de no ser demasiado, se le hizo eterno. Para paliar la impaciencia y los nervios llamó a su esposa con el fin de preguntarle si ella y las niñas estaba bien y para decirle que todo estaba bajo control. Una mentira, sí, pero no quería darle demasiada información a través del teléfono; una voz en el fondo de su mente no paraba de recordarle la posibilidad de que estuvieran interviniendo las llamadas. Después de todo, sabían dónde vivía Ramiro y dónde trabajaba Vicente. ¿Era ese el motivo de que atacaran justo tras la partida de Francisco Rodríguez? ¿Habían vigilado también su casa, a las niñas, a Margarita? No quería pensar en eso, pero la opción era pensar en lo que encontrarían en la maldita casa de Puente Alto y eso tampoco le subía el ánimo. Algo le decía que se dirigían a una trampa o algo peor.

A medida que se acercaban las diez de la mañana, se dio cuenta que Ramiro se volvía más y más ausente. Todo su cuerpo indicaba que estaba en modo de espera, tal como cuando les tocaba vigilar juntos un lugar antes de un allanamiento. El joven tenía una capacidad innata para abstraerse de todo y acumular la energía que necesitaría para después. Como un animal al acecho, vigilante e inmóvil.

Cadáver sin nombre (Saga de los Seres Abisales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora