«Jared»
Lo alcé en mis brazos y él rió al ser levantado algunos segundos en el aire, con magia. Giré uno de mis dedos y lo ayudé a hacer una voltereta. Su cabello rubio y lacio cayó sobre sus ojos verdes, los cuales me miraron con un brillo de diversión.
—Otra vez —pidió.
Reí y con un giro de mi muñeca volvió a mis brazos. Él hizo un puchero.
—La última vez vomitaste, ¿lo recuerdas?
—Está vez no lo haré —prometió.
Le alboroté el cabello pensando en que ese niño no tenía remedio. Él suspiró dramáticamente.
—De todas formas es hora de dormir.
—¿Cuando tendré mi propia magia? —preguntó.
—Pronto —respondí, sin estar muy seguro.
—Quiero hacer todas las cosas que tú haces, papá.
—Jared, acabas de cumplir 5 años. Todo llegará a su tiempo.
—Tú papá tiene razón, pequeño.
Miré a Samara, quién estaba sentada sobre la cama de Jared y nos miraba con diversión. Le sonreí con agradecimiento y me acerqué a ella para depositar un beso en su coronilla. Ella me sonrió de vuelta y estiró los brazos para recibir a Jared.
«Estaba esperando por ti para irse a la cama» —me dijo mentalmente.
El niño ya traía su pijama puesta, por lo que ella lo acostó y lo arropó. Se inclinó sobre él para darle un beso en la frente y su cabello naranja le hizo cosquillas a Jared, ocasionando que riera dulcemente.
«Gracias» —le respondí de la misma manera.
—Buenas noches, pequeño.
—Buenas noches —contestó Jared con un bostezo.
Ella volvió a sonreír y me guiñó uno de sus ojos antes de salir de la habitación, dejándome a solas con Jared. Suspiré y me quité los zapatos para recostarme a su lado, apoyando mi codo sobre una de las almohadas para poder mirarlo.
—Sabes que te amo mucho ¿verdad?
A pesar de ser tan sólo un niño, Jared tenía una sonrisa encantadora. Me mostró todos sus dientes de leche y yo acomodé su cabello. ¿Cómo habían pasado cinco años tan rápido? En un parpadeo mi bebé se había convertido en este niño travieso e inteligente. No podía creerlo.
—También te amo, papá.
Lo besé en la frente y él se acomodó de lado. La sombra de sus largas pestañas cayó sobre sus mejillas. Soltó un segundo bostezo.
—Duerme.
Levanté uno de mis dedos para bajar la intensidad de la luz y la mayoría de la habitación quedó en penumbra.
—Cuéntame la historia de la princesa —pidió.
—Te he contado esa historia un millón de veces.
—Es mi favorita —confesó.
Sonreí irónicamente.
—Hace mucho, mucho tiempo —comencé y a pesar de la oscuridad pude ver que él sonrió satisfecho, ¿acaso ese niño conseguía todo lo que quería? Tenía que meditar sobre eso— había una temible bruja que gobernaba el bosque. Era fea y con una nariz puntiaguda, por lo que asustaba mucho a todos los forestnianos.
»La bruja vivía en el castillo y nadie la quería, así que sus únicos amigos eran los feos trolls que se parecían a ella. No era una reina buena. Le encantaba asustar y hacer enojar a todos...
—Y entonces llegó la princesa —me interrumpió, acelerando la historia.
—Y entonces llegó la princesa —afirmé—. Un día, en su cumpleaños número 16, la princesa perdida encontró la llave mágica que le permitiría entrar en nuestro bosque y llegó a una dimensión desconocida para ella.
»La princesa era cálida, amable y muy hermosa, sin embargo, estaba confundida. Le tomó un tiempo comprender que, desde que había nacido, ella estaba destinada a gobernar este bosque tan maravilloso. Pero poco a poco se fue enamorando de todo lo que había a su alrededor. Del bosque. De los forestnianos. De la magia.
—Y entonces la malvada bruja la secuestró —dijo él.
—Y entonces la malvada bruja la secuestró —asentí divertido, porque Jared ya se sabía esa historia de memoria—. Estaba celosa, porque la princesa era bonita, amorosa y querida por los forestnianos. Y ella no iba a permitir aquello. La secuestró creyendo que era una débil humana. Que sería fácil deshacerse de ella, pero nadie contaba con la valentía de la princesa.
»No solo se había hecho amiga de las hadas, sino que se fusionó con una de las más poderosas sin que nadie lo supiera. Era un hechizo peligroso y no estaba segura de si su cuerpo podría soportarlo. Pero no le importó, porque ella estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para derrotar a la bruja e impedir que siguiera haciendo daño a los demás forestnianos, a Sunforest.
—Y así una humana logró hacer magia —susurró.
—Y así una humana logró hacer magia por primera vez en la historia.
»La princesa junto con las hadas derrotaron a la temible bruja que durante años estuvo sometiendo al bosque. Ella fue tan valiente al aceptar el hechizo y quería tanto que el bosque estuviera a salvo, que no le importó dar su vida a cambio de ello. Porque su cuerpo no resistió tanta magia.
»Sacrificó su vida para salvarnos a todos y para salvar a Sunforest, por eso hoy la princesa perdida es recordada como una de las más queridas y amadas del bosque.
Jared sonrió perezosamente, absorbiendo mis últimas palabras.
—Algún día seré tan valiente como la princesa perdida —susurró cerrando sus ojos.
Lo miré con sorpresa y mi corazón se ensanchó tanto al escucharlo que me incliné a depositar un dulce beso en su frente.
—Ya lo eres, hijo —le aseguré—. Ahora duerme.
Jared suspiró y tras algunos minutos, su respiración se volvió acompasada. Me quedé un rato más, observando sus sueños. Lo amaba tanto que podría mirarlo toda la noche y nunca volver a separarme de él.
—Dulces sueños, pequeño —le deseé y utilicé un poco de magia para provocarlos.
Me gustaría dedicar este capítulo a Brenda Rojas <3 por ser una de mis lectoras más fieles y porque sé que Jared es uno de sus personajes favoritos. Así que gracias Brenda, este capítulo va para ti :D
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Sunforest 2. Joham Rey. [Disponible en físico]
Fantasy«Crucé mis brazos y observé algunos segundos el cielo. Hace poco que había anochecido y pinceladas de distintos colores pintaban la noche oscura. Nunca me cansaba de ese espectáculo. Ni de ese cielo. Ni de esa paz. Hacía ya seis años que Isis había...