Capítulo 24. Tierra.

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«Tierra»

Amira hizo un puchero adorable, pero jamás admitiría en voz alta que su forma de manipularme me parecía tierna

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Amira hizo un puchero adorable, pero jamás admitiría en voz alta que su forma de manipularme me parecía tierna. Fruncí los labios para que no notara mis repentinas ganas de besarla y absorber su puchero con mi boca.

—No estoy seguro de si me estás pidiendo permiso o me estás avisando —aclaré.

Ella se dejó caer a mi lado, sobre su estómago y yo aproveché para mirar disimuladamente sus piernas. Esa pijama también era muy corta. Su índice comenzó a dibujar el símbolo del infinito sobre mi piel, intentando distraerme.

—Ninguna de las dos —respondió para no meterse en problemas. Amira era la humana más inteligente que jamás había conocido—. Solo quiero saber si te molestaría que él venga.

Gruñí en voz baja, para hacerla un poco más de emoción y ella aleteó sus pestañas varias veces.

—Amor, tus encantos ya no funcionan conmigo —aseguré.

—Mmm —pronunció ella y fue como una vibración que flotó en el aire—. ¿Estás seguro? —preguntó mordiendo deliberadamente su labio inferior y soltándolo tan lento que se vio condenadamente sensual.

Intenté tragar saliva sin que se diera cuenta.

—Y aunque funcionaran —mentí— no necesitas usarlos.

Ella me miró con cautela.

—¿Qué estás queriendo decir?

—Que, aún cuando vayamos a ser esposos, no necesitas pedirme permiso para hacer absolutamente nada. Si lo quieres hacer, hazlo.

—¿No te molestará?

—Lo que pasó entre tú y Raúl fue hace mucho tiempo —dije arqueando mis cejas—. ¿O debería molestarme? ¿Hay algo que quieras decirme?

Amira puso sus ojos en blanco.

—Sabes que no va por ahí. Me encantaría que él esté en nuestra boda, fue mi mejor amigo pero no sé por qué siento que podría resultar raro.

—A mí no me parece raro —aseguré y, para mi sorpresa, estaba siendo honesto —pero no puedo prometerte que Raúl piense lo mismo que yo. Eso lo tendrás que hablar con él.

Ella suspiró.

—Iré hoy a la Tierra, ¿quieres venir?

—Solo por si me necesitas —respondí con curiosidad—. Oye, ¿a qué te refieres con que fue tu mejor amigo?

Ami me miró, como si no comprendiera mi confusión.

—Pues... lo fue durante toda mi infancia.

—¿Fue? ¿En pasado?

—Pues si... ahora tú eres mi mejor amigo —dijo como si fuera algo muy obvio, pero era la primera vez que me lo decía y mi corazón explotó por la sorpresiva respuesta.

Sunforest 2. Joham Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora