«Invasión»
Cuando aparecí en el centro del bosque realmente comprendí el caos que había en Sunforest. El viento seguía soplando fuerte, haciendo que una lluvia de hojas moradas cayeran sobre el claro.
Examiné todo rápidamente. El pueblo se encontraba ahí, en el centro, protegido por un enorme campo de fuerza dorado en forma de media luna. Alrededor de él, había varios forestnianos luchando contra el ejército de demonios que había alcanzado a cruzar el portal antes de que lograra cerrarlo.
Comprendí que estaban protegiendo el campo de fuerza, impidiendo que llegaran a los que estaban dentro. Las ramas del gran árbol se movían como látigos, pero cuando alcé la vista entendí que no era por el aire: era Amira.
Abrí la boca sorprendido cuando la vi flotando arriba de la media luna dorada. Enzo estaba frente a ella y por su rostro, alcancé a deducir lo frustrado que estaba. Ella extendió sus manos al frente y con una rayo dorado logró alejarlo.
Amira Rey estaba haciendo magia, de nuevo. Me había mentido y sentí su traición como una punzada en mi pecho.
—Maldito seas, Arus —lo maldije en voz alta.
Él apareció frente a mí en ese momento, con sus ojos grises calculadores pero aliviados. Antes de que lograra recuperarme por la sorpresa, el hada me empujó y recibió de frente el ataque de un demonio que había estado dirigido hacia a mí. Lo convirtió en cenizas en cuestión de segundos.
—Para que lo sepas, esta vez yo no tengo nada que ver —aclaró mientras me ofrecía su mano para ayudarme a ponerme de pie.
La tomé y me jaló para quedar a su altura.
—¿Por qué debería creerte? —pregunté intentando culpar a alguien.
—Estoy aquí, ¿no?
Lo miré con desconfianza, pero tenía un buen punto. ¿Si no se habían fusionado como es que ella estaba haciendo magia? Volví a mirarla, esperando encontrar alguna pista de lo que en realidad estaba sucediendo.
—¡Joham! —gritó un Dandelion aliviado.
Ami bajó la vista en ese momento y sus ojos cayeron sobre los míos. Me miró con sorpresa y tan llena de alivio que no había duda alguna de que era ella. Esa vez no se trataba de una carcasa vacía y fría como la vez que Arus la había poseído. Era nuestra Amira.
Enzo no dejó escapar la oportunidad y Ami pagó caro su distracción. Un hechizo alcanzó a golpear su pierna derecha y perdió el equilibrio, comenzando a caer desde lo alto.
Con un salto, desaparecí y volví a aparecer en el aire, atrapándola. Ella me rodeó el cuello al sentir mis brazos y me soltó un golpe en cuanto caímos suavemente sobre el césped.
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Sunforest 2. Joham Rey. [Disponible en físico]
Fantasía«Crucé mis brazos y observé algunos segundos el cielo. Hace poco que había anochecido y pinceladas de distintos colores pintaban la noche oscura. Nunca me cansaba de ese espectáculo. Ni de ese cielo. Ni de esa paz. Hacía ya seis años que Isis había...