Capítulo 9. Nueva era.

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«Nueva era»

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—Joham

Vagamente escuché su voz, pero mi cuerpo estaba tan pesado que no reaccionaba. Me sentía exhausto y débil y ese estado de inconsciencia parecía muy cómodo.

—Él está bien —aseguró a alguien— respira y su pulso está estable. Tal vez solo inhaló demasiado humo.

Sentí su mano sobre mi pecho y una sensación cálida me recorrió.

—Gracias por sacarlo.

—Por ti lo que sea, majestad —respondió Arus.

Abrí los ojos de golpe y respiré hondo. El rostro de Ami estaba sobre mí, me miró aliviada. Comprendí que estaba recostado en sus piernas y los recuerdos de las últimas horas me golpearon como una fuerte ola que te toma desprevenido.

—No logré encontrarlos —dije mortificado—. Tengo que volver.

La mano que estaba en mi pecho me presionó con más fuerza, impidiendo que me levantara.

—Ellos están bien.

La miré con sorpresa.

—¿Cómo?

Ella sonrió con una combinación de alivio, sorpresa y terror.

—Jared tiene magia —explicó.

Ignoré su mano en mi pecho y me levanté, sorprendido. Ese día estaba resultando ser demasiado.

—¿Dónde está?

Miré a mi alrededor y fui testigo de todo el caos. Humo negro seguía escapando del castillo, indicándome que el fuego aún no era controlado. Había muchos más forestnianos y todos estaban apoyando en el incendio. Más atrás estábamos nosotros, junto a Arus.

Dandelion y Thiago estaban inclinados sobre Samara, inconsciente sobre el césped. Por eso ella no me había respondido.

—¿Está herida?

Dandelion alzó la vista y me examinó con sus ojos amarillos.

—Pudo ser peor —explicó— tu hijo la salvó.

Entonces lo vi, él también estaba inclinado sobre Samara pero el cuerpo de Dandelion lo había ocultado. Su rostro estaba manchado de negro y su cabello rubio despeinado. Sus ojos verdes se conectaron con los míos y se llenaron de lágrimas al verme. Se puso de pie para caer entre mis brazos y escondió su rostro en mi pecho.

—Samara estará bien —lo consolé.

—Hice lo que pude.

E imaginé a mi hijo de 5 años en medio del fuego "haciendo lo que pudo", había heredado la valentía de su madre. Miré a Ami, sin terminar de entender la situación.

—Ellos estaban en el vestíbulo cuando el fuego comenzó —explicó—. Jared podía irse, pero Samara estaba inconsciente y no quiso dejarla. Intentó sacarla de muchas maneras pero no lo lograba. No sabe muy bien como lo hizo, pero de repente apareció aquí, junto con ella. Lo vi con mis propios ojos —Amira acarició el cabello de Jared dulcemente—. Tardó un rato en poder tranquilizarse.

Asentí con la cabeza, conmocionado, y me quedé un rato abrazando a Jared. La comprensión comenzó a caer lentamente sobre mí. ¡Jared tenía magia!

—¿Te das cuenta de lo que hemos creado? —pregunté mirando a Amira con emoción—. Esto es una nueva era, Jared será un rey mitad humano y mitad forestniano.

Ella asintió, dándome a entender que ya lo había comprendido. Tomé a Jared de los hombros y lo separé para poder mirarlo a los ojos.

—Hijo, ¡salvaste a Samara!

Él sorbió con la nariz, aún algo asustado, pero una tímida sonrisa se formó en sus labios. Yo besé su frente con orgullo.

El incendio del castillo fue el más difícil de controlar

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El incendio del castillo fue el más difícil de controlar. Tardamos el resto del día en poder apagarlo, dejando a nuestro hogar prácticamente en ruinas. Amira y yo miramos un buen rato lo que quedó de la estructura, alumbrada solamente por la luz de la luna. Esto era personal. Los incendios eran en contra de nosotros. Nuestra familia. Nuestro reinado.

Ami suspiró, realmente cansada.

—Ha sido un largo día —comenté agarrándola de la mano.

—Sí... —concordó ella entrelazando sus dedos con los míos.

Y desaparecimos.

Mi casa sobre la colina seguía exactamente igual a como la recordaba. Dandelion estaba ahí, acompañando a Jared.

—Hace rato que se quedó dormido —nos avisó señalando la recámara.

—Gracias —respondí— por todo lo que has hecho hoy.

Él ladeó su cabeza, también se veía exhausto.

—Me alegra que tú y tu familia estén bien. Vendré a verlos mañana.

Dandelion también desapareció y Amira se quebró en el momento en que nos quedamos solos. Cargué su cuerpo y nos senté a ambos en el sofá, abrazándola para intentar contener su llanto. Era bueno que ella se desahogara. Lloró hasta quedar exhausta.

—¿Mejor? —pregunté cuando su llanto se convirtió en ligeros sollozos.

—Sí —admitió, completamente derretida sobre mi cuerpo—. Lo siento, es que ha sido demasiado.

—Estoy de acuerdo. —Yo tampoco había terminado de procesar todo.

—¿Qué haremos? —preguntó.

—¿Ahora? Dormir. Mañana será otro día.

Con un pestañeo nos quité a ambos la ropa, poniéndonos algo más cómodo y volví a cargarla para llevarla hasta la habitación. Entramos en silencio para no despertar a Jared, quién estaba dormido en el centro de la cama.

Acosté a Ami en el lado derecho y ella se giró para quedar junto a Jared. Cruzó uno de sus brazos por encima de su estómago y recargó su frente en su cabeza. Yo me recosté del lado izquierdo e hice exactamente lo mismo, como si solamente así sintiera que estábamos protegidos. 

 

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Sunforest 2. Joham Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora