Capítulo 12. Secreto.

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«Secreto»

Esa noche, soñé con humo y ojos negros

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Esa noche, soñé con humo y ojos negros. Me levanté ansioso y sudando y tuve que tomarme un minuto para recuperar la compostura. El día anterior dimos el aviso de que Enzo había vuelto, confirmando algunos de los peores miedos de los forestnianos.

Amira y yo tardamos un rato en controlar el pánico. Queríamos ser siempre honestos con ellos, pero no íbamos a permitir que el miedo nos descontrolara y dividiera. Ahora, más que nunca, teníamos que estar juntos. Al menos ya sabíamos a qué nos estábamos enfrentando.

Miré a mi izquierda y encontré la cama vacía, no tenía ni idea de que hora era, pero anoche me acosté tan agotado que tal vez había dormido más de la cuenta.

Algo malhumorado, me levanté para dirigirme a la sala. Amira tampoco estaba ahí. Extrañado, me acerqué a Jared, sentado en la mesa desayunando panqueques. Él me sonrió cuando se percató de mí.

—Hola papá —me saludó con entusiasmo, al parecer había recuperado sus energías.

—Hola hijo —respondí acariciando su cabello—. ¿Sabes dónde está mamá?

—Afuera.

Fruncí el ceño al escucharlo.

—Quédate aquí.

No pude evitar sentir una oleada de pánico y rápidamente me dirigí hacia la puerta. Dos lobos me miraron brevemente cuando salí, pero continuaron en lo suyo al comprender que era yo. Aún no me acostumbraba a ese tipo de compañía.

Recorrí el pequeño prado con la mirada y la encontré, algo alejada de la cabaña, aunque no lo suficiente como para perderla de vista. Traía su cabello recogido en un chongo y un vestido amarillo con pequeñas margaritas. A su lado estaba Arus, con el cabello rubio brillando bajo la luz del sol. Caminaban mientras hablaban.

Por un momento simplemente me quedé viéndolos. Amira parecía muy concentrada en la conversación, pero estaba lo suficiente lejos como para poder escucharla. Tenía los brazos cruzados y seguido fruncía su ceño, dejándome ver lo preocupada que estaba. Arus lucía más tranquilo, pero si algo había aprendido en todo este tiempo del hada es que era pura apariencia.

No pude evitar sentir desconfianza al verlos juntos y hablando en privado. La última vez que eso pasó, Amira aceptó hacer un hechizo tan peligroso que acabó con su vida.

Como si hubiera leído mi mente, Ami alzó la vista en ese momento y sus ojos cayeron sobre los míos. Me miró seria y vi que sus labios pronunciaron mi nombre. Arus también se percató de mí después de eso y me observó con curiosidad.

Ambos detuvieron su caminata cuando me dirigí hacia ellos.

—¿Sucedió algo? —pregunté al estar cerca.

Sunforest 2. Joham Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora