Capítulo 30. Regreso.

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«Regreso»

Amira se dejó caer sobre mi pecho, satisfecha

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Amira se dejó caer sobre mi pecho, satisfecha. Nuestros cuerpos parecían un par de gelatinas y las piernas aún me temblaban de placer. Sentí sus manos entrelazarse en mi nuca y acariciar el nacimiento de mi cabello. Su aliento estaba en mi cuello, erizándome la piel.

—Esta vez nos lucimos —ronroneó.

—Es nuestra boda. La situación lo amerita.

Ella rió y la punta de su nariz acarició la línea de mi barbilla. La abracé con fuerza, deseando detener el tiempo.

—¿Estás lista para la segunda ronda? —bromeé.

—Deberíamos volver, van a notar nuestra ausencia.

—Somos un par de recién casados —respondí divertido—, nuestra ausencia les parecerá normal.

Ella suspiró.

—Tenemos toda la noche por delante.

—Si no estuvieras ya embarazada, podría prometerte que esta noche te haré un hijo.

Amira soltó una dulce y sonora carcajada, pero se calló abruptamente cuando escuchamos el césped crujir. La giré para cubrirla con mi cuerpo, impidiendo que alcanzaran a verla semidesnuda. Ella subió rápidamente su vestido y yo acomodé mi ropa.

—Raúl —dijo Ami al identificarlo por encima de mi hombro. Sus mejillas se colorearon de rojo.

Yo gruñí en voz baja, ¿por qué siempre tenía que ser tan inoportuno? Lo miré con una cara de pocos amigos, pero él nos devolvió una sonrisa tenebrosa que me puso los pelos de punta.

—¿Raúl? —pregunté extrañado.

Él ladeó el rostro y nos observó con curiosidad. Extendió su mano derecha y de ella comenzó a salir una nube de humo negro. Fruncí mi ceño ante eso, confundido. Amira soltó un grito ahogado cuando Jared apareció en medio de la nube, sujeto de brazos y piernas y con una delgada línea de humo cubriendo su boca para que no hiciera ningún ruido. Sus ojos verdes estaban muy abiertos y nos miraba sin dejar llorar.

No lo pensé dos veces, me puse de pie de un salto y corrí hacia él, pero Raúl alzó su mano libre y me hizo volar hacia el sentido contrario.

—¡Joham! —gritó Ami.

Giré en el aire y mi cabeza rebotó contra el tronco de un árbol. Un pitido cubrió mis oídos mientras caía en el suelo, bocabajo. Durante los siguientes segundos no fui capaz de escuchar nada más. La cabeza me latía como si tuviera un corazón en ella.

Con mucho trabajo, alcé mi rostro y una fuerte punzada me recorrió de sien a sien. Jared seguía atrapado en el humo, alcé mi brazo e intenté empujar a Raúl con magia para liberar a mi hijo, pero él no se movió ni un centímetro.

Sunforest 2. Joham Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora