«Baile»
Observé mi anillo dorado brillando bajo la luz del sol. Lo sentía algo extraño en mi mano, pero verlo me recordaba nuestra boda y aquello me hacía no querer quitármelo nunca más.
La sonrisa que tenía en mi rostro no se borraba con nada del mundo. Habían pasado varias horas desde la ceremonia, pero nosotros seguíamos celebrando. Los forestnianos habían comido en un delicioso banquete que servimos justo después de la boda y platicaban entre ellos. Amaba verlos así, sumidos en una atmósfera de paz y felicidad. Amaba mucho mi bosque. Y amaba mucho a mi esposa.
Levanté mi vista para buscarla con la mirada. La encontré rodeada de forestnianos que la seguían felicitando. Jared también revoloteaba alrededor de ella, emocionado por la fiesta. A pesar de que nos acabábamos de casar, en las siguientes horas casi ni habíamos estado juntos porque la marea de gente no nos lo permitía.
Estaba atardeciendo y el final del día se acercaba, por lo que faltaba poco para que el baile comenzara. Siempre finalizábamos las ceremonias de esa manera, ya que todos los forestnianos amaban bailar.
Aparecí junto a Amira, saludando a los forestnianos que la rodeaban y dándole un rápido beso en la mejilla.
—Debemos ir al castillo —anuncié.
—¿Por qué? —preguntó ella, algo extrañada.
—Es una sorpresa.
Por supuesto que los forestnianos ya lo sabían, pero les guiñé un ojo para que conspiraran junto conmigo.
—No estoy segura de si mi corazón podrá con más —confesó con uno de los comentarios más tiernos que jamás le había escuchado.
—Créeme, todavía falta mucho más —le prometí con una mirada lujuriosa.
Ella no dijo nada por penosa, pero en sus ojos pude ver que le gustó la promesa. Cargué a Jared y tomé a mi esposa para llevarlos hasta el vestíbulo del castillo, el resto de los forestnianos nos siguieron.
La música sonaba alto. Decenas de parejas bailaban. Jared miró a su alrededor, embelesado, y Amira suspiró profundamente ante la escena.
—¿Bailaremos? —preguntó.
—¡Por supuesto!
—¿Los tres? —dijo al mirar a Jared con una sonrisa.
—Los cuatro —corregí dándole una palmadita en su vientre.
Ella se acercó y con mi mano libre envolví toda su cintura, mientras que con el otro brazo seguía cargando a Jared. Ami tomó una de sus manitas y comenzamos a movernos en un divertido —y algo torpe— baile de tres. Nuestro hijo reía con cada vuelta que dábamos, provocando que Amira y yo riéramos junto con él.
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Sunforest 2. Joham Rey. [Disponible en físico]
Fantasy«Crucé mis brazos y observé algunos segundos el cielo. Hace poco que había anochecido y pinceladas de distintos colores pintaban la noche oscura. Nunca me cansaba de ese espectáculo. Ni de ese cielo. Ni de esa paz. Hacía ya seis años que Isis había...