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—De prisa chicos, no queremos que su madre se moleste.—exclamó nervioso el padre de los Weasley

Tome mis maletas para poder caminar rápidamente hasta el carro de mi tío, dephora había insistido en que me hospedara con ella y su familia pero me negué. Necesitaba averiguar el comportamiento de mi padre, y estaba dispuesta a encararlo. Sentí la mirada de algunos alumnos sobre mi pero no les tome importancia hace media hora que me despedí de mis amigos para poder acercarme a los pelirrojos.

Ya no tenía por qué esconder mis orígenes

No tenía por qué hacerlo, mi madre no estaba y no se sentiría avergonzada. El respeto que tenían sobre mi seguía siendo el mismo aún al saber que era una Weasley. Al igual manera, draco lo sabía. No era necesario esconder más mi apellido.

—Tío, mi padre está en casa?.—pregunto dudosa provocando una leve risa por parte suya
—Claro que está en casa, ha estado emocionado por volver a estar contigo.—sonrió ante sus palabras. Y busco la mirada de ron que parece descifrar aquella pregunta

El camino fue largo, el silencio solo indicaba una cosa. La muerte de Albus. Harry pareció aceptar ir con nosotros, más no emitía ni una palabra. Por otro lado Hermione trataba de animar la situación conversando con el padre de Ron junto a Ginny. Su conversación me era ajena realmente no era algo que me importara escuchar, coloqué mis audífonos para poder llenarme de música muggle y poder aguantar aquel viaje.

No duramos mucho en el pequeño auto, el calor comenzó a hacerse presente. Habíamos llegado a casa, Ron ayudo a bajar mis maletas lo cual agradecí para poder encaminarme hacia mi hogar.
—Vendrás a cenar a casa.—comentó ron una vez dejando mis maletas en la entrada
—Tal vez.—respondí.—Primero tendré una gran charla con mi padre
—Buena suerte, entonces.—movió su mano despidiéndose para poder correr hacia los demás

Me detuve observando el panorama, la tía Molly salió para poder exclamar el nombre de cada uno de los recién llegados para poder abrazarlos. No sentía envidia, estaba muy lejos de sentirlo. El sentimiento que pasaba por mi, era la nostalgia. Mi madre solía recibirme de la misma manera junto a mi padre, pero aquellos tiempos habían terminado. Tomó la perilla de la puerta para abrirla y de inmediato el calor de aquella casa invadió mi cuerpo.

—Padre, he llegado.—exclamó para esperar la respuesta de mi padre, la cual tardó unos segundos.

Mi padre corría bajando las escaleras, y me preocupaba el hecho que pudiera caer puesto a qué no era muy cuidadoso en esos aspectos. Corrió hacia mi para poder levantarme por los aires y terminar exclamando cuanto me había extrañado.

—Mi pequeña, te encuentras bien? ¿Has comido ya? ¿Necesitas estar a solas? Puedes pedirme lo que sea, esto ha sido muy duro para ti....

Lo corto de inmediato al hablar
—Estoy bien.—exclamó para llamar su atención, papa solo asintió para tomar mis maletas y llevarlas a mi habitación para poder bajar y llevarme a la cocina.

—Prepare algo de comida, supuse que te encontrarías con hambre y debido a que aún no eres muy cercana a los Weasley, cenaremos aquí hoy.—continuo sirviendo un poco de comida en los platos, tomo con cuidado asiento para no dejar de observar a mi padre. Resultaba curioso verlo actuar de esa manera, sobre todo al hecho de no obligarme a convivir con su familia.

Me dispuse a cenar tranquilamente sin dirigirle la palabra a mi padre, al parecer el acepto mi silencio y supuso que no me encontraba con ganas de charlar. Tomó el periódico que se encontraba en la mesa para comenzar a leer, después de unos minutos de silencio me pareció adecuado soltarle de pronto aquello que resultaba ser una molestia para mi
—Por que no has respondido ni una sola de mis cartas.—expresó con sumo cuidado. Mi padre dejó lentamente el periódico para observarme, a decir verdad su mueca fue lo que me llamo demasiado la atención.

—Mikaela.. sabía que preguntarías eso, pero tenía un poco de esperanza que no le tomarías importancia.—sono agobiado al momento de soltar aquellas palabras.— No he estado tanto tiempo en casa, siempre salgo fuera durante tres o cuatro días y sólo regreso a descansar y volverme a ir
—A que se deben tus constantes viajes, que no le tomas importancia a tu hija.—prosigo molesta
—Cariño, lo siento ¿si? Solo ha sido por trabajo, sabes que nuestro sustento económico no es el mejor. He buscado un trabajo.—dijo sonriendo

El dinero, de eso se trataba.

Una cosa que todo el mundo sabía era la fortuna que no existía en los Weasley. Mi padre se había estabilizado económicamente gracias a la ayuda de mi madre, puesto a que ella lo había ayudado a conseguir un buen trabajo. Cosa que para nada le agrado a mi abuela, mucho menos a mi padre. Pero él quería darme una buena vida, y mi madre solamente quería quitar la imagen de la pobreza de los Weasley.

—Sabes que puedo pedirle a mi abuela, no tardaría mucho y sería de ayuda..—expresó sincera
—No.—contesto firmemente.— No recibiremos nada de esa señora ¿de acuerdo?
—Pero papá...
—He dicho que no. Estaremos bien, no necesitaremos la ayuda de nadie.

Suspiro cansada, me levanto con cuidado para abrazar a mi padre mientras me despedía para poder subir a acostarme.
—Buenas noches mi cielo, lo siento si no te lo había dicho antes. Pero no quería que lo supieras, por este mismo motivo.—tomó de mi cabello para acariciarlo.—Lo solucionare, descansa.

Sonrió ante sus palabras, para continuar con mi camino. Estaba decidida en creerle, mi padre no solía guardar secretos conmigo y eso me hacía tenerle aún más confianza. Una vez que llego a la habitación sonrío al recordar aquel momento en el cual mi padre me dio el recorrido ante la casa que sería para los dos. Termino de acomodar toda mi ropa, para poder establecer en su lugar a ginebra que parecía inquieta en la esquina.

No había pasado tanto tiempo con ella, no por qué no quisiera, al parecer mi acompañante era amante de salir por las tardes y llegar hasta muy noche, suponía que andaría por ahí en los alrededores de la escuela. Opte por elegir ginebra para molestar a mi prima, pero era un nombre que no me parecía absurdo ni malo. Me acomodo con ella para tomarla y colocarla en mi regazo y así poder mirar el cielo.

—Algo me dice que todo cambiará ginebra.—suspiro cansada dando por terminado mi día

Perversas Consecuencias (Secuela PS 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora