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Una semana había pasado desde aquella conversación que mantuvimos dephora y yo, los días habían pasado con suma lentitud. El frío del castillo había empeorado cada día más, el ambiente era tenso en este lugar lo cual lo empeoraba todo. Mis recorridos como prefecta junto a Zabini eran agotadores; cada noche rondábamos Justo al toque de queda para que los demás alumnos se dirigieran a su sala. Desafortunadamente muchos trataban de salir, inclusive escapar.  Zabini castigaba a algunos, otros solo los molestaba con unos hechizos. De mi parte solo los descubría, para llevarlos nuevamente a su lugar. No merecían un castigo, mucho menos crueldad. No más de la que ya reciben en este lugar.

.Los castigos por parte de los hermanos eran aterradores; nuestra ahora nueva profesora Alecto la cual se encargaba de enseñarnos acerca de los estudios muggles había sido un desastre, se dedicaba a restregarnos que los muggles eran como animales, estupidos y sucios. Y junto a su hermano, les gustaban castigar y torturar a aquellos alumnos que se oponían ante ellos. Mientras tanto por parte de Snape no veíamos un gran esfuerzo, solo se presentaba en momentos especiales en el gran comedor. Al parecer se mantenía sumergido en su pequeña alcoba que en los estudiantes o los maltratos que tenían los profesores.

—No debes estar aqui, en la semana han sido dos veces que te veo por los corredores intentando salir.—susurro mientras agarro del brazo a un alumno de primer año de Hufflepuff

—No quiero estar aquí, me hacen mucho daño.—expresó llorando

—No llores, todo estará mejor.—tomó de su mano para guiarlo a la entrada de nuestra sala para poder curar sus heridas. Su rostro estaba lleno de suciedad, desconocía el hecho si ellos habían sido castigados de poder tomar una ducha. Así que con magia lo limpio fácilmente regresando su aspecto.—Vamos te llevaré con los demás

Una vez que comenzamos a caminar por los pasillos, podía escuchar gritos y junto a ellos llantos. Tomó de la mano fuertemente del Niño para seguir caminando, le pido que me espere en una de las esquinas escondido y le prometí que regresaría por el. Seguí con mi camino buscando aquellos gritos, encontrando una de las puertas de las habitaciones de castigo. Al parecer alguien había sido castigado, afortunadamente los Slytherin no eran castigados debido a su alianza con los mortifagos y su preferencia.

—Alohomora.—sentenció con mi batuta provocando que aquella puerta se abriera rápidamente. Los gritos cesaron, podía ver a dos alumnos los tomó de la mano para poder sacarlos de ahí. Cierro aquella puerta dejándola intacta nuevamente, me dirigí al lugar donde se encontraba aquello Niño que mantenía escondido para tomarlo entre mis brazos y llevarlos a sus respectivas salas, sin que pudieran ser molestados por aquellos hermanos o Zabini.

—Prométanme lo volver a salir de sus salas, mucho menos enfrentar a los hermanos. Deben cuidarse más, todo mejorará de acuerdo. Ahora vayan a dormir.—les pido una vez que me retiro de aquella salas para poder seguir recorriendo los pasillos

El sueño comenzó a hacerse presente en mi, la obscuridad en los pasillos estaba presente. Zabini se encuentra conmigo para hacerse una seña, lo sigo con tranquilidad una vez llegando a nuestra sala. Me despido de él cortésmente para llegar a mi alcoba. Había sido un largo día, salvando en pescuezo de algunos alumnos. Junto a mis clases que parecían ser cada vez peor. Dephora se encontraba dormida y no la culpo, toda la semana había sido agotadora. Una vez me acuesto caigo en un terrible sueño.

—Luces terrible.—expresó dephora tratando de arreglar mi cabellera

—No he dormido demasiado bien, y ante toda esta situación es muy difícil.—termine de decir una vez llegando hacia el gran comedor.—No sabes lo aterrador que es caminar por los corredores y encontrar a alumnos de primer año intentando salir de este lugar

Dephora calló de pronto y señaló rápidamente a nuestro alrededor. Mortifagos por todo el lugar, en la entrada, alrededor de nuestras mesas, alado de los profesores. Dephora tomó mi mano para caminar hacia nuestra mesa pero una voz nos hizo parar.

—Tú ve a tomar tu lugar.—expresó un mortifago en dirección a dephora. La cual dudosa siguió su camino. Mi mirada cayó hacia mis dos mejores amigos los cuales me miraban curiosos, Greg trato de sonreír pero le fue imposible puesto a que él mismo quería levantarse para ayudarme.—Sígueme

El hombre tomó de mi brazo el cual me safe de inmediato para seguir caminando junto a él, todos los alumnos miraban la situación. Los profesores observaban con miedo, mientras los hermanos reían ante la situación, Snape se levantó para poder hablar.

—Señorita Jones, ha sido una de las mejores hechiceras de Hogwarts....—los mortifagos comenzaron a aplaudir seguido a risas que provocaban temor en mi.— Es por ello que alguien ha recurrido ante tu poder, alguien que ha estado esperando por ti desde hace mucho tiempo.—Snape dejo de hablar para poder dejar pasar a alguien.

Los mortifagos guardaron silencio, bajaron su mirada al suelo. El ambiente se encontraba más tenso, el frío llegó hacia mi provocando que mi piel se erizara por completo. Ella estaba ahí, se encontraba a unos solos pasas de mi, su vestido largo llamaba la atención, su cabellera bien peinada causando elegancia en si. Su mirada seguía sobre mi, podía sentir como las lágrimas comenzaban al incrementarse pero evite que estas salieran.

—He venido por ti .—expresó, los mortifagos comenzaron a llegar hacia mi madre esperando por mí a lo que miro con desconcierto aquello.—Tú debes de estar con nosotros, él lo ha pedido.—Mis compañeros veían impresionados la situación, podía sentir el temor de los profesores.

No lo haría

No me uniría a la persona que más me lastimo, a la persona que fingió su muerte para llegar al poder. Aquella persona que no se preocupó por mi y mi dolor, no me uniría.

Negué rápidamente mientras reía

—Debes estar bromeando.—expresó fríamente.—Si esperas a que vaya a abrazarte para así poder irnos, estas equivocada. Yo nunca me uniría con el enemigo. Recuerda que soy y seré una weasley

Los mortifagos comenzaron a murmurar, podía ver el enojo de mi madre debido a la vergüenza que acaba de pasar delante de todo Hogwarts. Agarro lentamente mi varita colocándola cerca mío sin que alguien pudiera verla.

—No estoy para juegos, Mikaela Jones. Ven ahora con nosotros.—exclamó molesta

Miro en dirección de mis amigos alejándome de mi madre unos pasos más, dephora se levanto seguido de mis dos amigos los cuales rápidamente se unieron hacia mi, los mortifagos intentaron acercarse pero lanzó un hechizo sobre ellos. Lo cual mi madre grita eufórica

—Mikaela Weasley. Ese es mi nombre, que no se te olvide.—exclamó una vez que mis amigos toman de mi mano.— Y puedes decirle a tu amante, o lo que sea que es Voldemort para ti. Que nunca me uniría a un mounstro como él, mucho menos como tú.—Alzo mi varita apunto de decir aquellas palabras y poder sacarnos a mi y a mis amigos de ese lugar.—Mi madre sigue muerta para mi. APARICIÓN

Nuestros cuerpos se alejaron de aquel lugar, los gritos de mi madre se hicieron presentes. Las lágrimas de mis ojos comenzaron a caer, el lugar en el cual ahora nos encontrábamos era en el mismo que mi padre alguna vez nos llevó a mi junto a dephora.

Perversas Consecuencias (Secuela PS 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora