El dolor incrementaba en mis pies, mi nariz comenzó a sangrar debido al estrés que cargaba en estos momentos. Escuchaba los cotilleos de los hechiceros mientras lloraban la muerte de Harry Potter, me negaba rotundamente a creer que aquello había pasado. Llegó ala cocina donde se encontraban los elfos escondidos, les pido tranquilidad y que no salgan de aquí puesto a que no sabíamos lo que nos esperaba. Uno de ellos tomó de mi mano pidiéndome que me acomodase en una de las mesas, limpio de mi sangre.
—Está muy cansada señorita Jones, debería descansar un poco. Nosotros cuidaremos de usted.—expresó animadamente uno de los elfos
—Winky, debemos cerrar este lugar. Podría entrar alguien y matarnos.—expresó otro elfo corriendo hacia las ventanas para cerrarlas
—Guarden todo, y estén listos para atacar. La señorita Jones está de visita y debemos protegerla.—pidió winky
Mi mirada comenzó a pesar, mis ojos comenzaban a cerrarse. Varios el elfos llegaron a mi lado tratando de ayudar, uno de ellos echaba aire en mi cara mientras otro seguí limpiando de mi nariz.
—Están peleando. Escucho ruidos, veo mortifagos. Escóndanse todos.—corrió uno de los elfos mientras colocaban muebles en la puerta de la cocina. Varios elfos levantaban mi cuerpo acomodándome en el suelo para poder cubrirme. No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado, los elfos se asomaban cada cierto tiempo preparados por si alguien nos pillaba.La puerta se derrumbó en cuestión de segundos los elfos se asustaron mientras gritaban pero no se alejaban de mi, mi mirada cae en mi madre aquella que observaba el lugar con asco.
—Como puedes llegar a este asqueroso lugar, no mereces tener el apellido Jones. Levántate y vámonos, ya estoy harta de tus estupidos juegos.—grito observándome. Me levantó débilmente con ayuda de uno de los elfos les pido amablemente que se pongan detrás de mi y se escondan.—Tu no me darás ninguna orden, no me iré a ningún lado contigo.—expresó fríamente alzando mi varita.—No tengo porque hacerlo
Mi madre comenzó a reír amargamente
—No entiendo como no pude educarte correctamente.—dijo para lanzarme un hechizo el cual provocó que mi cuerpo saliera volando y pegando en la pared. Mi cuerpo dolía, y la sangre no terminaba de salir, los elfos se acercaron a mí intentando levantarme uno de ellos lanzó un hechizo sobre mi madre pero lo esquivo con suma rapidez.—Estupidos Elfos, largo de aquíMi madre alzó su mano apuntando su varita en uno de los elfos, mis ojos comenzaban a cerrarse mientras caían lágrimas de mis ojos. Tomó la pequeña mano de uno de los elfos antes de perder la memoria, todo había obscurecido para mi.
El sudor caía con rapidez, las lágrimas se habían secado. Los ruidos a mi alrededor parecían no parar. Abro mis ojos lentamente, solo observo obscuridad, toco mi cabeza debido al dolor que mantenía. Las paredes me afirmaban que me encontraba en casa, intento moverme de la litera pero me fue imposible, mis pies no podían moverse, dolían. Comienzo a gritar de la desesperación, logrando a que alguien entrara a lo que era mi habitación.
Dephora entró sin duda alguna, se acercó a mí para estamparme en un abrazo. Su aroma inundó mis fosas nasales, sonrió ante aquel cálido saludo, pálmeo su espalda lentamente para observarla una vez que se alejaba de mi.
—Has despertado, menudo día ¿no lo crees?, ¿tienes hambre? ¿sed? ¿quieres otra cobija? Está comenzando a hacer aún más frío.—dephora parloteaba sin parar a lo cual la corto de inmediato
—¿mis padres? ¿Que ha ocurrido?.—suelto sin más esperando la respuesta de mi prima. Dephora tardó en responder, a decir verdad ante su gesto parecía no estar muy contenta con aquella pregunta que solté sin más.
—Mikaela.. llevas dormida una semana entera.—expresó dephora provocando que comenzara a toser. Una semana había estado postrada en esta cama sin saber sobre el mundo exterior.— Al parecer algo te afecto en la batalla, pero estas bien ahora.Dephora intentó tomar de mi mano pero la suelto rápidamente la observó sin decir ni una palabra esperando que terminase
—Los chicos, y yo juramos no dejarte sola en esto. Te marcharse pensando que no querías arrebatarnos nuestra felicidad pero tú estás involucrada en la nuestra, no alcanzamos a luchar, pero llegamos por ti y curarte.—expresó tomando de mi mano.—Ahora la pregunta es para ti,¿que recuerdas?
Mis manos comenzaron a temblar, y los ojos comenzaron a pesarme, el recuerdo se hacía presente en mi mente
—Mi madre.—susurro como si aquellas palabras me dolieran.—Ella iba por mi.... no pude detenerla, los elfos.—exclamó sin dudar con desesperaciónDephora tomó de mi mano fuertemente
—Los elfos están bien, ellos nos han ayudado a traerte a casa.—expresó con sinceridad.—Y respecto a el tema de tu madre no creo ser la persona correcta para contártelo.—dephora se levantó para llegar a la pequeña puerta que se encontraba cerca y volver a dirigir su mirada hacia mi.—Pronto recibirás las respuestas que buscasAquellas palabras me dejaron plasmada, trato de levantarme una vez más pero me fue imposible. Observó mi habitación que lucia intacta, gritó un par de veces pero nadie contesta. Suspiro cansada, tomando de las sabanas tapando por completo mi rostro. Había pasado demasiado tiempo, me quedaba dormida por unos minutos y despertaba con el sudor en mi rostro. Quito los pelos que abarcaban en mi rostro con sudor tratando de tener una buena imagen, no como si me hubiera lamido un animal.
—Buenos días.—escucho que alguien entra a mi habitación, la voz de mi padre resonó en toda la habitación.—¿Has descansado lo suficiente?
Niego rápidamente
—No comenzarás con tus preguntas acerca de mi salud.—digo lo cual provoca una risa de su parte.—¿Que ha pasado con ella?—No sabes el dolor y la preocupación que sentí al mirarte tirada e inconsciente en el suelo, haría cualquier cosa por ti.—mi padre se acercó a mi litera para sentarse en ella.—Los elfos me ayudaron a llevarte lejos, no era seguro que estuvieras presente no sabiendo las intenciones de tu madre..Yo me mantuve peleando con ella un par de minutos hasta que todo paró, ella trato de escapar jurándome que no se acercaría a ti. Pero mi deber no era eso, y jamás me lo permitiría. Así que la entregue
—¿Donde está?.—pregunté de pronto
—Pagando su condena en Azkaban.—soltó de pronto
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Perversas Consecuencias (Secuela PS 2)
Hayran KurguLos dos éramos consientes del daño que causariamos el uno al otro.. Pero era terriblemente inevitable.. ¿o no? Estamos de vuelta. Secuela de Perversa Situación.