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—Este bebé me está consumiendo.—exclamó una vez que llegó a mi alcoba.

Estaba a dos semanas de dar a luz a mi bebé, estaba ansiosa no lo negaría pero habían sido meses difíciles. El trabajo de draco lo hacía encerrarse en su oficina, pero por las noches cuidaba de mi. No podía enojarme, sabía que lo hacía por el futuro de nuestros hijos y para apoyar a su madre. Mi suegra cuidaba de mi, aunque yo me negara pero su nivel de preocupación no la dejaba, menos en estos momentos.Dephora solía visitarme cada semana, ahora que abrió su tienda de ropa dedicada a los hechiceros en Hogsmeade no salía de ese lugar y no la culpaba. Pero se mantenía preocupada por mi, justo como yo lo había hecho cuando ella estaba embarazada de sus dos gemelos, Johnny y Travis. Los cuales en estos momentos se encontraban en Hogwarts, los dos en Slytherin siendo acompañados de mi pequeño Scorpius.

—Iré a comprar algunas cosas que hacen falta para la pequeña, los elfos estarán al pendiente de ti y draco no tardará en llegar. No trates de limpiar, ni de hacer mucho esfuerzo de acuerdo.—sentenció a lo cual asiento rápidamente, mi cabeza comenzó a doler pero no mencione nada espere a que mi suegra se marchara para poder descansar. No pasaron más de diez minutos cuando mi cuerpo comenzó a doler, intenté calmarme pero me fue imposible.

—Señorita Malfoy, ¿necesita algo?.—preguntó amablemente la elfina entrando a mi alcoba

—Podrías ayudarme a levantarme. Quiero ir al baño.—le pido a lo cual se coloca a lado mío para ayudarme, una vez que me encontraba de pie, un líquido caía rápidamente de mis piernas. El pulso en mí se aceleró de manera rápida.—¿Por que ahora? Demonio, flour este bebé ya nacerá. Pide ayuda.—Flour corrió en dirección hacia el estudio, los dolores comenzaron a incrementarse. Mi respiración comenzaba a ser cada vez menos, tres élfos entraron a la alcoba tratándome de ayudar.

—El amo Malfoy viene en camino, señorita. Todos están en camino, estará bien.—sentenció uno de los elfos

El dolor provocó que gritara, no recordaba lo difícil que era este trabajo. Lágrimas caían de mis ojos, me desesperaba saber que no podía hacer algo para calmarlos. Los elfos me ayudan a acostarme mientras me intentan calmar, no supe cuánto tiempo había pasado cuando el doctor entraba alado de draco. Observó su rostro se notaba cansado pero podía notar en aquellos ojos lo feliz que se encontraba, llegó a mi lado besando mi mejilla intentándome calmar.
—Señorita Malfoy, ¿cuánto tiempo lleva con las contracciones?.—pidió amablemente el doctor de la familia Malfoy
—30 minutos, exactamente. Pero ya no puedo más.—exclamó furioso llamando la atención de draco que apretaba de mi mano.

Acomodó mis piernas para que él pudiera observar con más profundidad, los elfos corren hacia la sala para poder atender a los invitados al parecer mi padre junto a mis amigos se encontraban ansiosos.
—Lo siento, intente salir pronto. Pero han sido dias difíciles, cariño.—susurro draco cerca de mi oído
—Lo entiendo, no estoy molesta. Pero te he pedido que tomes un descanso, esto no es sano para ti.—contesto ahogando un grito.Mi cuerpo comenzó a temblar, los gritos no tardaron en escucharse, ella venía. Draco tomó fuertemente de mis manos, el doctor pidió que intentara pujar fuertemente a lo cual hice las veces que me lo pedía.

El dolor era cada vez más intenso, el sudor caía de mi frente. Draco intentaba calmarme pero aquello era imposible, no soportaba tanto dolor, el último esfuerzo había sido suficiente para que nuestro bebé saliera de una vez. Pidió a draco que tomara a nuestra bebé para poderla limpiar, me acomodó suavemente pero el dolor seguía ahí.
—Has tenido suficiente por hoy, señorita Malfoy. Debes reposar durante cuarenta días, nada de moverse bruscamente, ha sido un buen parto. Ayudare a su esposo a checar a la bebe para tomar sus medidas y poder irme y dejarlos descansar ¡felicidades!.—exclamó entusiasmado una vez que salía de la habitación

Elfos entraron a mi habitación limpiando cualquier rastro de sangre, con magia cambiaron mi aspecto y mi vestimenta, sabía que no podría moverme por mi propia cuenta a darme una ducha por lo tanto la magia servía en estos momentos. Les pido amablemente agua en cuestión de segundos un vaso de agua se encontraba en mi mano, este parto me había dejado seca. Los llantos de un bebé se hicieron resonar en la habitación, mi mirada cayó de pronto en el bebé que traía en manos draco, sonrió ante la escena.

—Lo has logrado. Se parece a ti, cariño.—dice draco sonriendo llevándome a la pequeña a mis brazos. La observó tiernamente, sus tiernas manitas se enrollaban en mi dedo.

—Megan Leah Malfoy Weasley, bienvenida.—

Perversas Consecuencias (Secuela PS 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora