Del odio al amor (Tin x Can) [TERMINADA]

C a p í t u l o 22

Narra Tin

Bajé del auto con ayuda de mi padre y mi hermano. Estaba frente a una gran mansión con un verde y amplio jardín alrededor. ¿Era ese mi hogar? Que lástima que no recordaba nada.

Cuando desperté en la mañana me sentía con un poco de dolor en el cuerpo y cabeza pero eso no fue lo más extraño e incómodo, sino que había un chico ahí que trató de abrazarme. Al principio lo vi raro pero ahora entiendo, era mi amigo y se había alegrado de que había despertado.

Tengo novia también, es muy bonita para ser sinceros y aunque no me acuerdo de lo que siento por ella, con el tiempo se que ya me iré acostumbrando e iré recordando más cosas, eso espero.

- Bienvenido, hijo - sonrió mi padre ya dentro de la casa.

- Si te sientes cansado puedes ir a tu habitación - dijo mi madre

- Sí, por favor, necesito tomarme un tiempo, tal vez así vaya recordando más cosas.

La nana de mi familia me acompañó hasta mi cuarto. Este era espacioso y estaba bien ordenado.

- Cualquier cosa que necesite joven, me avisa.

- Gracias - respondí

Al cabo de un par de horas ya estaba aburrido. Me encontraba frustrado de no recordar nada.
Creí que estando un tiempo a solas algo iba a venir a mi cabeza pero ya veo que no es nada fácil.

Quisiera ver a mis amigos, tal vez ellos me pueden dar datos de lo que me gusta o lo que suelo hacer.

- Eh, ¿mamá? - dije al llegar a la prinera planta.

- Dime - respondió sin levatar la mirada de la revista.

- ¿Puedo ir a ver a mis amigos?

- Claro que si, ve - dijo aun con su vista pegada a las hojas de papel y con un todo de indiferencia

- Mamá, una cosa más - esta vez si me miró - sabes dónde queda la casa de alguno? No recuerdo y el celular se me extravió en el accidente, al parecer.

- Yo te puedo llevar - de pronto dijo Sukhon entrando - Hola, tía - saludó a mi madre.

- Hola, linda

Salimos de mi casa y afuera estaba aparcada una camioneta de color negro, que al parecer, era suya.

- ¿A dónde nos dirigimos? - pregunté a mitad del camino.

- Al departamento de tu amigo Pete, ya le avisé que estamos yendo.

¿En que momento le avisó?, pensé para mi mismo.

- ¿Sukhon? ¿Cómo nos conocimos? - sonó mi voz un poco apaciguada.

- Pues... fue en una gala empresarial, junto a nuestros padres.

- Oh - mire a un lado - ¿Hace cuánto?

Ella empezó a reír - Una semana con unos días - respondió restándole importancia.

- ¡¿Una semana?!

- Sí, tranquilo, es algo normal en este mundo nuestro.

Ninguno de los dos dijo nada más durante lo que quedaba de camino. Sinceramente estaba demasiado confundido. Cómo alguien que conoce a una persona hace apenas una semana ya le pide que sea su novia. ¿Tan aventado solía ser?, me pregunté mentalmente.

- Hola, pasen, por favor.

Nos sentamos en la sala los cuatro que estabamos presentes. Todos se veían un poco nerviosos y eso hacía que yo también lo este.