Capítulo editado
Narra Can
- No entres ahí, no entres ahí - repetía una y otra vez viendo que la protagonista estaba a punto de ser asesinada si entraba por la dichosa puerta - No, no, no. Entró. Vaya que será tonta - De pronto llega su novio y la salva - Típica película.
Tin se encontraba riendo - Bien que estabas asustado.
- No es verdad, yo no estaba asustado.
- ¿Ah no? Y entonces ¿por qué tu mano está agarrando fuertemente la mía, Cantaloupe?
Miré hacia abajo y vi mi mano entrelazada con la de Tin. Abrí mucho los ojos y levante la mirada hacia él. Se encontraba riendo, sus ojos brillaban y se veía feliz. Aparté rápidamente mi mano con el rostro desencajado.
- No me digas así, Tin. - le dije haciendo un puchero. Dejó de reír y llevó una mano hacia mi rostro, acariciando mi labio inferior con su pulgar. Estábamos tan cerca que nuestras respiraciones chocaban, ni siquiera me había dado cuenta si la película ya había acabado, solo podía estar concentrado en nosotros dos.
- Yo te digo como quiero, Can-ta-loupe - dijo en cada respiración. De pronto sentí que mi pulso se aceleraba. No sé por qué motivo pero oírlo decir esas palabras tan bruscamente me había excitado.
Agarré la mano que tenía él sobre mi mejilla con el fin de apartarla porque sinceramente me estaban entrando unas ganas tremendas de besarle pero cuanto tomé su mano me fue imposible no acariciarla.
Sabía que me estaba delatando a mi mismo, que estaba cavando mi propia tumba, sin embargo no me importaba, en ese preciso momento no me importaba nada más que no sean sus ojos, sus labios, sus manos, él.
Cerré los ojos por instinto y luego sentí su cuerpo acercarse mucho más al mío. Abrí los ojos sorprendido cuando sentí su otra mano posarse en una de mis piernas.
Su tacto era tan cálido, tan suave y tan electrizante que me tranquilizaba y sentía de alguna forma que todo iba a estar bien. Pero sabía que esto no me traería cosas buenas, aún estoy confundido y si pasara algo con Tin justo en este mismo momento me confundiría aún más.
Su mano iba subiendo a lo largo de mi pierna y sin ser consciente de ello mis ojos se posaron en su entrepierna. Se notaba un bulto y eso no hizo más que ponerme más caliente.
Tin podía ser tierno cuando quería pero también muy sexy y ver esa mirada llena de deseo en su rostro me estaba volviendo completamente loco. No sabía que hacer, si parar, o seguir. Una parte de mi estaba consciente de que esto era incorrecto. Pero la otra parte, la que solo pensaba con la cabeza de abajo me decía a gritos que posara mis labios en los de Tin y me dejara llevar por el momento. Estaba en pleno debate interno cuando sentí sus labios cálidos y suaves chocar con los míos.
Primero no moví los labios por la sorpresa pero cuando sentí que me mordió el labio inferior un pequeño gemido salió de mis labios permitiendo que metiera su lengua a mi boca. Cuando su legua rozó con la mía sentí mil sensaciones. Deseo, miedo, felicidad y distintas cosas que hicieron a mi cuerpo reaccionar automáticamente.
Moví los labios y nos fundimos en un beso lleno de deseo. Mis manos se atascaron en su cabello dando pequeños tirones que hacían que Tin de pequeños suspiros.
Se colocó encima de mi y dirigió sus húmedos labios hacia mi cuello, pasando por la clavícula, mordiendo mi oreja. Yo solo podía jadear y retorcerme abajo de él. Me sentía, estaba tan duro que empezaba a doler. Dirigió su mano hacia abajo de mi playera, acariciando mi abdomen subió y subió y apretó uno de mis pezones. No pude evitar gemir al instante. Pero cuando se escuchó un golpe en la puerta toda la magia desapareció.
Tin se separó de mi y se sentó en la cama. Yo hice lo mismo al instante en el que él decía "pase".
- Joven Tin, su padre quiere hablar con usted - Dijo una señora de unos sesenta años con uniforme de ama de llaves.
- Esta bien, nana. ¿En donde está mi padre? - Tin hablaba aún un poco agitado, suerte que la señora no se daba cuenta, o al menos eso esperaba.
Estaba tan perdido en los besos de Tin que no me puse a pensar en si habían personas en su casa o no. Ahora siento mucha vergüenza. Qué tal si nos hubiesen escuchado, no sabría como reaccionar.
- Se encuentra en su oficina, joven.
- Dile que ya voy, gracias.
- Con permiso, joven Tin - la señora salió de la habitación sentí el aire salir de mis pulmones de golpe. No me había dado cuenta de que estaba manteniendo la respiración y me sentí aliviado. Luego volví a la realidad.
Casi me acuesto con Tin, eso no podía pasar.
- Can - me llamó - creo que tienes que irte - había algo raro en su voz, no sé, parecía triste o apagada. Sentí un pinchazo en el pecho cuando me pidió que me fuera. Yo quería irme pero no sé porque me dolió que me pidiera eso.
- Si, creo que es lo mejor - me levanté de la cama y me acomodé bien la playera. Me dirijí hacia la puerta de su habitación con el fin de salir cuando escuché mi nombre salir de sus labios nuevamente.
- Can - volteé y vi que seguía sentado en su cama - Lo siento - dijo y su voz quebrada me rompió el corazón. Yo solo pude asentir y luego salí de ahí.
Esa casa era tan grande que por poco me pierdo y no encuentro la salida.
Ya en la calle esperé un autobús que llegó casi al instante. Me subí y llegué a mi casa.
Felizmente mamá y Lemon aún no estaban en mi casa, no quería que empiecen con sus estúpidas preguntas. Subí a mi habitación y encendí mi teléfono. Maldición, olvidé por completo instirle a Tin que me reciba el teléfono. Ví en mis contactos el nombre de Tin y recordé cuando Pete me lo volvió a dar, ya que haciendo una limpieza al teléfono se me perdió el otro número.
Pensé en llamar a Tin pero luego me arrepentí porque sabía que me iba a confundir más. Me iba a confundir más de lo que ya estaba.
25/01/19
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Del odio al amor (Tin x Can) [TERMINADA]
Fanfiction- Tin, ¿Recuerdas al señor Suchart? El socio más importante de la empresa - preguntó mi padre y yo asentí - Su hija mayor se llama Sukhon y te casarás con ella dentro de un mes. En ese instante juro que vi todo blanco... ××××××× Esta historia es un...