*Narra Gerard*
Durante el viaje escuchaba las conversaciones de todos preocupados por lo que dejaron en Oregón, más que nada pertenencias, como Copeland su moto. Jade preocupada por Zinerva. Yo también estaba preocupado por ella, porque no sé si en realidad lamenta todo eso, puede que sí, pero ella cambia de parecer rápido con cosas serias y eso es preocupante. Ojalá y ponga de su parte y se esfuerce por mejorar.
Dejé de pensar en lo que dejamos en Oregón y me enfoqué emocionado en nuestra futura vida en Monterrey. ¡Me alegra mucho volver! Ahora sí se pondrá más chido con unos gringuitos en estos rumbos. Tienen mucho que aprender...
Todos miraban asombrados por la ventana del avión el hermoso Cerro de la Silla. Ya estábamos a nada de aterrizar.
- Bienvenidos a Monterrey, Nuevo León. ¡I'iñor! - dije y nos empezamos a levantar.
- Bien, quiero que bajen y ayuden a bajar las demás maletas y... - dijo Kells y lo interrumpí.
- Tss, tss, tss... Están en Monterrey, así que yo seré el líder ahora. - dije y Kells se me quedó viendo raro. - Monterrey, mis reglas. - dije apuntándome.
- Solo estaba diciendo que... - dijo Kells.
- Votemos, ¿quién quiere que el tío Gerard sea el líder...? - preguntó Copeland, todos levantaron la manos excepto Kells y hablé.
- Ya que estamos en México, en mi Mty. Me llamarán Gerardo Vázquez. ¿Si sacan? - pregunté y ellos se confundieron por lo último que dije.
- ¿Sacan? ¿Qué sacamos? Les acabo de decir apenas que empezaran a sacar las maletas. - mencionó Kells. ¡No manches! La neta que ellos deben aprender a hablar el idioma regio.
- Es un modismo Kellin... - dije haciendo un gesto. - La neta que tienen que aprender un chorro. ¡Pónganse al tiro! - dije y ellos me miraban confundidos. - Les voy a enseñar cómo ser un regio, cuando lleguemos.
- Okay entonces tú eres líder... - mencionó Kells en tono de pregunta.
- Soy el jefe, compa. - respondí.
- Okay entonces sólo te diré que no quiero que se den cuenta que estamos aquí así que ayúdanos a camuflajearnos. - dijo Kells preocupado.
- ¿Nos vamos a estar escondiendo? - preguntó Copeland confundida.
- Por lo pronto. - dijo Kells. - Quiero un tiempo de paz.
- No puedes estar escondiéndote siempre, pero lo que me pediste me da una idea. - dije mirándolos sonriente. - 'Orale, vámonos. - dije y empezamos a agarrar todas las maletas y nadie nos reconoció. Traíamos lentes. ¡Qué empiece la diversión!*Narra Félix*
El papá del tío Gerard, que diga el tío Gerardo, nos vino a recoger junto con el papá de la tía Cindy en autobuses para nosotros, nos dividimos. Venía cargando a mi bebé mientras veía por la ventana, todo. El tío Gerardo venía dándonos un tour por así decirlo, aunque sea sólo el trayecto hacia a su casa. Llegamos a su casa y no era tan grande como la casa de Oregón, no es que me importe en un modo materialista, sino porque éramos muchos que viviremos juntos.
- Ay güero... No sé si vamos a librar. - dijo el tío Gerardo.
- ¿Qué? - preguntó mi papá confundido y el tío Gerardo hizo ojos bizcos y mi mamá se rió.
- Lo que quise decir es que no será suficiente el espacio de la casa para todos pero todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar. - dijo pensativo.
Dividió las habitaciones que había y hasta los baños serían una posibilidad para acomodarnos para dormir.
- Oigan chaviza, voy a comprar algunas cosas para adaptarlos aquí. Y aparte comida. - dijo el tío Gerardo y yo estaba asegurándome que las hojas estuvieran ahí. - Félix, ven vamos. - dijo y yo me levanté para ir con él.
- Riley, cuida a nuestro hijo, ahora regreso. - mencioné sonriendo.
- Más te vale que no te tardes... - dijo un poco molesta y Harper rió.
- Eso depende de cuánto tiempo tu papá termine de comprar cosas. Adiós. - dije y corrí hacia el tío Gerardo y salimos de su casa. Fuimos en un auto que era de su papá. - ¿Por qué me pediste que te acompañara?
- No sé. - dijo encogiéndose de hombros. - Es que te ves más contentón. - dijo riendo. - Te vi todo el camino con ojos brillantes, desde el avión hasta llegar a casa.
- Pues siempre quería estar aquí por ti, era uno de mis sueños. Y pues, qué bien... No sé tengo una extraña sensación...
- ¿Sobre qué? - preguntó.
- Pues, pienso que cambiará mi vida de manera positiva viviendo aquí. - contesté, tenía aun grabadas las palabras de Sun, desde que la conocí hasta ahora. - Quisiera saber más de este lugar, de este estado.
- Y lo sabrás... - dijo mirándome. - Les daré clases de lo que consiste ser un regio, desde lo más básico, divertido hasta lo emocional. - contestó. - Antes de salir, ponte esta gorra y estos lentes, para despistarle que estamos aquí. - respondió y yo me puse estas cosas. Él también se puso su clásica gorra y salimos del auto y él puso su mirada hacia al frente. - ¡Ahhhh! - gritó emocionado.
- ¿Qué pasa? - dije.
- Ahí está la iglesia en dónde iba...
- ¿Aún recuerdas eso tío Gerardo? - pregunté y él asintió. - Pero eras muy pequeño, ¿no?
- Sí, pero me acuerdo de muchas cosas Félix. Nunca se te olvida lo más importante, siempre lo guardas en tu corazón. - mencionó. - Ven, vamos. Solo quiero ir unos minutos. - dijo y caminamos hacia allá y entramos. El tío Gerardo se quitó la gorra y yo hice lo mismo, pues yo jamás he estado en una iglesia así que no sé cómo comportarme. Me quité los lentes y vi que algunas personas estaban entrando y se persignaban. El tío Gerardo hizo lo mismo pero en lugar de terminar besando sus dedos como lo hicieron esas personas, él finalizó poniendo su mano en su corazón. Yo hice un intento de persignarme y el tío Gerardo rió. - Vaya, Félix... Creo que no eres tan satánico cómo creí. - mencionó riéndose.
- No, no lo soy y más sabiendo lo que Valdus hacía con todas esas mujeres, bebés, niños, etc. - respondí.
- ¡Ese es mi gallo! - dijo dándome una palmada en la espada y sacudiéndome. - Ven vamos a sentarnos aquí. - apuntó a unas bancas que estaban en medio. Nos sentamos y él apuntó hacia al frente. Donde unos chicos y chicas estaban con instrumentos musicales. - Mira, ahí tocan los del coro, mi mamá solía estar en el coro. Creo que por eso pude ser algo afinado. - respondió y yo sonreí. Ellos empezaron a tocar, y wow... Me gustaron mucho sus voces, la melodía se escuchaba muy emotiva. No era tediosa, ni nada por el estilo.
- Me estuvieron engañando toda la vida... - dije para mí y él se giró a mirarme confundido.
- ¿De qué hablas?
- Pues siempre dicen que las canciones que cantan en las iglesias te dan sueño y terminas dormido o que no nos las entiendes porque están en latín o algo así. - dije y el tío Gerardo hizo gestos y ademanes confundidos y reí por su reacción.
- No, hay diferentes tipos de coros, cada uno con su estilo y sí hay algunos como los que dices pero a la gente le gusta escuchar a los que tienen este estilo. - apuntó con la mirada hacia al coro. - Te lo digo en serio hasta los ancianitos les gusta. - dijo y sonreí. - A mí me encanta. - dijo. - La última vez que vinimos a Monterrey, estaban ellos cantando y tocaron hasta con batería. - yo estaba muy sorprendido. - Pues se supone que debemos estar alegres al venir a escuchar misa. Sino de por sí, hay gente que se duerme y si el coro canta así tipo opera pues se duermen. - dijo con una pequeña risa. Ellos acabaron y yo aplaudí y la gente me volteó a ver y hasta los del coro y sonrieron; el tío Gerardo me detuvo y rió. - Félix, no se aplaude...
- ¿No? - pregunté y él estaba riéndose y dijo que no con la cabeza.
- Ellos están ensayando, creo que es día de ensayo pero tampoco en misa se aplaude. No es un concierto o algo así. - dijo riendo.
- Perdón es que... Nunca he estado en una iglesia. - dije riendo un poco avergonzado.
- Se nota, compa. - dijo y yo reí. Y los del coro empezaron a tocar otra vez. - Oh, oh, oh... Van a cantar mi favorita. - dijo y empezó una chica a arpegiar su guitarra.
- ¿Cómo se llama la canción? - pregunté.
- No se dice canción, se le dice canto. - me sonrió. - Y se llama "El Encuentro". - dijo y empezamos a escuchar, el tío Gerardo cerró los ojos y yo seguía viendo a los del coro. Esta canción, digo canto me gustó mucho, su melodía era cruda y emotiva al mismo tiempo. El tío Gerardo se empezó a reír bajito y yo volteé.
- ¿Qué? - pregunté sonriendo.
- Ah nada, es que estaba diciéndole a Diosito todo lo que hicimos para estar aquí, mis ocurrencias... - dijo riéndose un poco más.
- Pensé que hablar con Dios significa decirle algo serio no algo chistoso. - dije y él me miró.
- Puedes hablarle de lo que sea, Félix. No sólo cuando estés triste, es tu mejor amigo... - dijo y luego pensó. - Mira, te lo pondré de este modo, imagínate que alguien tiene una persona que considera su mejor amigo pero ese mejor amigo está enamorado de esa persona pero pues esa persona está saliendo con más personas pero no se da cuenta que su mejor amigo, el que conoce todo sobre ella, el que la aconseja, el que la apoya, le conviene, que es el indicado para ella. Es como Forrest Gump con Jenny. Hasta después se da cuenta que él era el correcto. Así somos con Dios, nosotros decidimos sí lo dejamos entrar o no. - dijo y yo me quedé pensando. Luego el tío Gerardo vio al sacerdote a lo lejos. - Espera, deja ir a saludarlo. - dijo y se levantó para ir con él. Yo seguía escuchando ese canto que dijo el tío Gerardo que era su favorito cuando sentí en mi sudadera una hoja al meter las manos en los bolsillos. La abrí y leí lo que decía:
- "Félix, sé que has pasado por mucho con tus padres lejos, que sufriste al igual que tu hermana, y que eso hizo que sintieras la necesidad de ser aceptado por las personas que te llegaron a odiar. Sé también cómo aconsejas a tus amigos hasta a tus padres y a tu hermana. Pero sé que sientes la necesidad de tener alguien con quien hablar o pedir algún consejo, ya que eres un buen hijo, un buen hermano y un buen amigo... Pero todos están ocupados con sus propios problemas que quieres también recibir el mismo trato de su parte pero como dije, ellos están ocupados. Así que te diré algo, sé que encontrarás a tu mejor amigo estando en México. Te amo mucho mi pequeño hijo. Atte: Sun". - leí y lágrimas empezaron a resbalar en mis mejillas. Estaba sorprendido porque no me di cuenta cuando me lo dio, creo que me lo pudo haber puesto en mi bolsillo cuando la abracé. Pero ¿cómo sabía que iba a vivir en México si apenas se lo dije? Creo que Iker le pudo haber dicho ya que él se fue primero que nosotros.
El cantó acabó y vi entrar a un hombre indigente, no se veía ni tan viejo ni tan joven, tenía bigote y barba, se quitó su gorro y caminó hacia al frente. Tenía su cabello un poco largo pero no tanto. Se persignó y sacó un vaso transparente y puso en una canasta todas esas monedas que tenía en ese vaso. Luego se sentó en la banca que estaba enfrente a la que estaba yo. Me quedé admirado, dio todo lo que tenía sin dudarlo.
Después vi que algunas personas de las que estaban aquí, empezaron a murmurar del señor que se sentó enfrente de mí. El coro vio lo sucedido y comenzó a cantar un canto y presté atención a la letra:
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12 ESTRELLAS: ESCRITO EN LAS ESTRELLAS (Libro 2) (Versión Fanfic) [PAUSADA]
Casuale🚨 ADVERTENCIA: ESTE LIBRO HA SIDO MUDADO AL PERFIL @KARIROCKS Y HA SIDO PUBLICADO EN SU VERSIÓN ORIGINAL. 🚨