Capítulo 27 ( Cara de ángel y ojos de quien crea un infierno )

1.1K 104 5
                                    


VENUS

Habíamos terminado de cuadrar todo con la rubita roba novios. No le quitaba la mirada de encima a mis dos chicos, como si cualquiera de ellos le vendría bien. Quise gruñirle como toda dama que soy, pero Thiago me apretaba el muslo, tratando de amanzarme.

No perdía de vista tampoco al tal Dylan ese, igual que Thiago lo miraba de reojo cada vez que podía.

En ese momento estábamos fuera, escuchando a Thiago hablar de lo que pasó con la chica.

—Puta madre, ¿Cómo así que se te escapó, Idiota?  —le preguntó Esteban de mal humor.

—¿Te explico con manzanas que se esfumó así no más? —rodó los ojos con fastidio.

—Me vale verga, es la primera vez que se te escapa una tía —le reprochó, recostado de su auto.

—Me estás provocando dolor de cabeza —empezó a sobarse la frente.

—El culo mío...

—Ya para, le puede pasar a cualquiera, ¿Qué crees que es él? ¿Un heroe?
—me quejé.

Me miró frunciendo el ceño y se cruzó de brazos.

—¿Qué tan difícil es seguir a una chica?

—Me tengo que ir, no tengo tiempo para esto —me empecé a irritar. Le tiré las llaves a Thiago para que manejara y las cogió al instante.

—¿A dónde van?

—Tengo una cena pendiente.

—Y yo me voy a la misma mierda, ¿Por qué no me dijeron?

Me subí al auto y él se quedo agarrando la puerta, mientras Thiago subía.

—Porque no te ibas a divertir —fue lo primero que se me ocurrió.

Él soltó una risa burlezca.

—¿Y él sí? A ver, estás hablando de Thiago, te hubiera creído otra verga.

—Te lo explicaré con mayor detalle mañana.

—Sabes, esas palabras "explicar con detalles" tampoco está en tu vocabulario. ¿Me quieren decir qué sucede?

Respiré hondo. La realidad es que, quería sentarme a hablar con él de una buena manera, pero mi segundo nombre no era paciencia.

—Thiago es mi novio y tenemos que ir a coger a su casa, así que si nos permites... —halé la puerta, pero él la sostuvo.

—Venus, ¿Qué diablos? —miró a Thiago buscando respuestas, pero él solo volteó para ignorarlo —. Estás de broma, ¿Verdad?

—No, la verdad es que no —negué como niña buena.

Alternó sus ojos, de mí hacia Thiago como si estuviera viendo un juego de mesa.

—Salgan del maldito auto y explíquenme.

Thiago se acercó y cerró la puerta de un tirón, luego arrancó sin darle chance a más.

—No era tan necesario, ¿Por qué tienes que hacer todo de manera drástica? —me reprochó, pero sin un tono mandón como siempre tiene.

Me encogí de hombros.

—¿Mentí en algo? —se voltió hacia mí con esos hermosos ojos y reprimió una de sus sonrísas que dejan sin aliento.

Me mordí el labio por inercia.

—Nos tendremos que ir pronto de allá para suplir tus deseos, entonces —se volvió hacia la calle. Las luces de los faroles se reflejaban en su rostro, dándole un aire más sexy y peligroso.

Nuestro pequeño accidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora