Capítulo 6 ( Dejavú )

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Habíamos pasado lo que sobraba de noche preguntándole a Thiago cómo había pasado todo. El chico se había llevado toda la culpa, intentando dejar fuera a su novia.

Pobresito. Nótese el sarcasmo.

Una vez que vimos el sol salir, nos dirigimos a nuestros respectivos hogares. Entré como si de un ladrón se tratase. A pesar de todo tenía asuntos pendientes, tenía que dormir aunque fuera una hora. Ayer debí de juntarme con Vicky y lo más seguro estaría enojada por mi falta de compromiso.

Me había levantado a las 12 y podía oler la comida desde donde estaba. El estómago me reclamó, quejándose.

Empecé a cambiarme, pero tenía tanta hambre que preferí bajar en brazier, con una toalla en la cabeza para no mojar la casa y un pantalón jean.

Ese olor tan exquisito. Me pregunté si mi madre estaba intentando seguir alguna receta.

En cuanto me dirigí a la cocina me acerqué en donde estaban los platos ya servidos, pero habían tres. Los miré extrañada.

—Espero que no hayas estrellado mi auto, lamentablemente te lo tendría que cobrar.

Me pegué duro a la nevera por el susto que me había dado Aiden al entrar la cocina. Mi corazón palpitaba con ímpetu, descontrolado. Me dirigí la mano al corazón luego de verlo.

Tenía un traje negro con una corbata roja. ¿Enserio debía de vestir así todo el tiempo? A él no le daba calor o no sé, alguna reacción humana.

—En primer lugar: no le hice nada a tu carro, segundo: ¿Qué diablos haces a esta hora en mi casa?

—Tu madre tiene diligencias el día de hoy y tú; tienes ocupaciones el día entero —me regaló una sonrisa cargada de ironía que no me gustó para nada.

—Sí, tengo que ir a ver a Vicky —le dije extrañada.

—Vicky vino ayer, le expliqué la situación de la ladrona de su amiga y lo entendió. Ahora, tú tendrás el placer de estar conmigo el día entero —respondió llevando los dos platos a la mesa.

Me quedé estática mirándolo. Iba en joda, ¿verdad? ¡¿VERDAD?!

—No iré a ningún lado contigo, tengo mejores cosas que hacer —expresé de mala gana.

—Yo también, pero a ver...creo que no has entendido. Te metiste ayer en asuntos de mi trabajo; asuntos muy importantes fuera de tu capacidad mental, ya que jamás lo lograrás entender, y te toca permanecer conmigo el tiempo que haga falta para arreglar ese problemita y sacarte del lio. Porque sí, tú misma te has metido en este hoyo.

—Paso —respondí intentando cortar la conversación riéndome de su comentario.

—Siéntate a comer, nos vamos en media hora —apretó el cubierto en sus manos hasta que sus nudillos quedaron blancos. Estaba enojado, mas no lo demostraba.

—Que no iré a ninguna parte contigo, ¿Es que no entiendes?

—A estas alturas tus palabras carecen de importancia para mí —resaltó las últimas palabras—. Intenté ser muy ligero contigo, sobrellevar tu actitud. Simplemente eres una chica de caprichos que no puede diferenciar un momento serio a un momento para jugar a las muñecas. No te lo estoy preguntando. Tú te has metido en esto al mostrarte delante de Logan anoche, y yo, yo querida soy el que tendré que sacarte de este lio.

Nos quedamos analizándonos por unos instantes, retándonos con la mirada. Él con su distintiva cara de culo y yo con una máscara de seriedad.

—¿Te puedes poner una blusa? —me preguntó girando su rostro, aunque no estaba incómodo.

Nuestro pequeño accidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora