parte 3

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Fuli.

*¡fuli

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*¡fuli. NOOO!*

- ¡KION! - grité mientras despertaba de golpe algo inquieta y muy asustada. No sabía en donde estaba. Estaba tan confundida y preocupada.

- ¡fuli! - escuché que me llamaron y en seguida apareció kion frente a mí. Su rostro mostraba preocupación - ¿estas bien? ¿qué sucede? ¿estas herida? - comenzó a preguntar mientras me examinaba.

Honestamente me tomó desprevenida sus preguntas - ¿necesitas que te desinfecte? Dejame ver si... - dijo esto último hacercandose demaciado a mí, tanto que no pude evitar alejarme instintivamente, ya que no permitía que nadie estuviera tan cerca.

- ¡ey, ey, ey! - dije Colocando una cara no muy amigable, dandole a entender que no permitiría que me desinfectara - ni se te ocurra hacer lo que pensabas hacer - lo miré enojada.

Fue entonces que se calmó y solo se sentó junto a mí. Yo hice lo mismo, pero admito que hacerlo me costó. Todo los musculos me dolían. Como si hubiera corrido durante un mes sin detenerme.

- ¿puedes recordar lo que sucedió? - preguntó kion.

- claro que recuerdo - dije - un arbol me lansó al agua. - dije poniendo una cara de molestia. ¿por qué siempre termino mojada?. - aunque... No entiendo que haces tú aquí. - dije mostrandole mi cara confundida.

Kion me miró por un momento sin decir palabra. Parecía no querer decirme algo. Estaba a punto de preguntar pero él se me adelanto y dijo - ¿tienes hambre? - él se puso de pie dispuesto a irse. - estoy seguro de que encontraré algo. - dijo alejandose.

yo lo miré no muy convencida de que fuera a cazar - ¿estas seguro? no quiero herirte pero... - dije tratando de ponerme de pie, lo cual pude hacer con algo de dolor, pero pude. - ¿que no son las leonas quienes cazan? -

- ¿dudas de mi capacidad como cazador? - preguntó mostrando una expresión de dolor por su honor herido.

- no.- dije hacercandome a él. Cada paso era un dolor que recorría todo mi cuerpo. Hice un esfuerzo por no mostrarlo. Ni mal herida lo dejaría cazar solo - dudo de la abilidad de los leones machos para cazar... es una gran diferencia. - decidí tomar asiento por un rato. Solo esperaba que kion no se diera cuenta de mi dolor - asi que yo cazaré, y si gustas me acompañas. -

- fuli... estas herida - dijo suavemente. Su tono fue protector y calmado. - no puedes ni siquiera mantenerte sobre tus cuatro patas. - luego de decir eso trató de alejarse.

- ¡ey! Acaso has cazado una vez en tu vida? - pregunté deseando que respondiera que sí.

Lo único que hizo fue sonreír nerviosamente. *adios desayuno*

- para todo hay una primera vez - dijo llendose sin darme chanse de seguirlo.

- kion ¡kion! - le grité tratando de hacerlo entrar en razón, pero solo me ignoró.

la guardia del leon. Un Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora