parte 33

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kion

los animales volvían a sus habitads. Las leonas tenían a los intrusos rodeados junto con las hienas de janja y jasiri.

Ya había liberado a mi familia, todos no perdieron el tiempo y pusimos todos de nuestra parte para poner las cosas en orden.

- espero nunca más verlos en las praderas. - dijo kovu muy serio con sirhan, quien solo se mantenía sereno y serio.

- espero que entendieran que no les conviene tomar algo que nunca fue suyo. - dije uniéndome a la charla para mirar a sirhan.

Este en seguida retrocedió al verme. Sabía perfectamente que si no le había tocado un solo pelo era porque no tuve la oportunidad. Créanme que me hubiera encantado convertirlo en añicos... Pero todos merecen segundas oportunidades.

- espero... Que hayas aprendido una valiosa lección. - comenté a la pantera.

- ¿es una amenaza, león? - preguntó estando a la defensiva.

- no. - dije tratando de no ser tan serio. - solo digo que veas que para ganar la lealtad de alguien y conseguir un reinado verdadero, necesitas servirle a tu gente y respetar sus vidas. - le mencioné. - puedes ser un gran líder si aprendieras eso... Y tambien si aprendieras a no meterte de nuevo con las praderas y mi familia. - dije comenzando a amenazarlo. - porque si esto se repite... No te aseguro que seré tan clemente.-

Kovu y yo nos dimos una sonrisa

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Kovu y yo nos dimos una sonrisa. Por suerte para ellos, kovu era un rey misericordioso. Los dejaría volver a sus tierras.

Y por suerte para ellos, yo seguía siendo el mismo kion... O eso espero. Respetaré el ciclo de vida, lo que incluye a mis enemigos.

me alejé y vi a rafiki y makini hablar con la madre de jadir.

- espero que puedan sentirse cómodos en las praderas. - dije refiriéndome a todos los mandriles y babuinos que venían de las tierras de sirhan.

- no se preocupe, joven líder de la guardia. - dijo rafiki. - estoy seguro de que en las praderas hay suficiente espacios para todos. -

- ¿podrás conseguirle un lugar a todos? - le pregunté a rafiki, ya que él debía conocer los mejores lugares para que ellos habiten.

- claro que si. - respondió él. Yo sonreí.

 Yo sonreí

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la guardia del leon. Un Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora