FAERIE

Capítulo 44: La batalla.

Una corriente intensa; similar al coraje, recorre todo mi torrente sanguíneo, cómo sí mi sangre se comenzara a hervir ante aquella expresión que muestra diversión a lo que está ocurriendo alrededor.

Hogares siendo destruidos, el fuego consumiendo lo que hay a su paso y la muerte de personas inocentes, provocan en mi una fuerte cólera.

Oberon había acabado con la vida de su propio hermano 一mi padre y la de Elizabeth一. Y por este instante logró comprender un poco lo que siente Lawliet.

Éste hombre no sólo ha arrebatado vidas, sí no personas que han dejado una marca, un recuerdo de promesas que no llegaron a ser cumplidas.

En estos momentos mis manos desenvainan la espada que yace a mi costado. Y sin titubeos me dispongo a avanzar hacia él. Pero alguién ejerce presión en mi brazo, evitando que continuará.

一No!一 protesta Andrea. Y yo me suelto de su agarre con brusquedad.

Brotando de entre mi espalda un par de alas que me sirven para alzarme en lo alto.

一Whao!一 exclamó Oberon divertido desde lo alto de aquel dragón. 一vaya que tienes agallas.一 alardea, mientras que yo sobrevuelo a su dirección. Ignorando por completo las protestas de los demás que piden que me detenga. Pero hago caso omiso a sus palabras. Acercándome cada vez más al hombre que monta un feroz dragón, qué por alguna extraña razón le obedece.

一Me recuerdas a mi hermano. Te pareces a él en muchas cosas.一 dice en un suspiro mientras niega, cómo sí se lamentara por ello.一eso, me repugna.

一Y a mi me repugnan los cobardes cómo tú. Mira que necesitar ayuda de seres oscuros y un dragón, porque tú sólo no puedes.一 escupí con veneno, en un intento por provocarlo y alentarlo a bajar de ese dragón.

El hombre de maraña rojiza deja salir una carcajada, como sí le hubiese contado el mejor chiste de todos. 一y además heredaste la lengua afilada de tú madre.一 agregó.

一¡No eres digno de mencionarlos!一 protestó Francisco, quién se acerca a mi costado. Seguido por las cuatro reinas, Edgar, Damián y Andrea.

一Pero ya lo hice.一 respondió Oberon encogiéndose de hombros.

°°°

Seres oscuros y seres de luz teñian el suelo de color carmesí. El sonido metálico causaba estruendos en cada rincón, así cómo los gritos de personas inocentes que van en busca de un lugar que los proteja de la lluvia de fechas que se disparan unos a los otros.

Hombres y mujeres de armaduras plateadas han comenzado ha llevar a ancianos, mujeres y niños a un lugar seguro. Y en medio del bullicio se encuentra Lawliet y Andrew.
Quienes luchan contra los que se atraviesan en su camino por llegar al orfanato, ya que el pelinegro quería asegurarse de que los niños y Tere estuvieran a salvo. Por lo que para llegar ahí tienen que avanzar por la cantidad de seres oscuros.

No fue mucho el tiempo que duro Lawliet acompañado de Andrew, ya que el chico se había quedado envuelto en una lucha contra un par de elfos oscuros. Por lo que el pelinegro intenta regresar e ir a ayudarle, pero su amigo le dice que no se detenga.

Lawliet muy a su pesar obedece a su amigo y continúa su camino rumbo al orfanato.

Y justo cuándo faltaba poco para que llegar a su destino; un minotauro se cruza en su camino con agresividad. Llevando entre sus manos una maza de madera con puntas de metal.

Saliendo de lo profundo de su pecho, un gruñido, para que en cuestión de segundos aquel ser de cuernos peligrosos, dé un golpe con su maza. En un intento por hacer volar la cabeza del chico quien logra esquivar el golpe a tiempo. Chocando cómo consecuencia su maza en lo que queda de una pared perteneciente a una casa desecha. Volando así algunos escombros.