Capítulo 40: Decisión.

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Las palabras del pelinegro dejan un silencio sepulcral que es seguido por la frescura del invierno.

Mi cerebro trata de procesar sus palabras. Y justo cuando estoy a punto de decir algo Damián habla.

一¿Qué es lo que quieres decir con eso?一 le pregunta el rubio arqueando una ceja.

Cayendo mi atención en Lawliet quién mueve su manzana de adán al momento de tragar saliva. Pero aún así mantiene su rostro inexpresivo.

Y cómo demostración de que su pregunta no lo ha tomado con la guardia baja; alza el mentón cómo símbolo de seguridad.

一Tal parece que eres un príncipe mimado que cree que todo lo que le rodea es suyo.一 dice Lawliet con tono mordaz.

Damián aprieta su mandíbula. Y la tensión comienza a sentirse en el aire, qué incluso, Andrew vió necesario carraspear.

一¿Qué acabas de decir?一 protestó Damián de manera retadora.

Mirándose ambos cómo pocos amigos.

La frialdad se refleja en los ojos azules de Damián que parece congelar al chico que le sostiene la mirada, de tal manera que parece centellar algo oscuro y peligroso.

一¿A caso quieres que te lo deletrié?一 inclina su cabeza.

Andrea me ofrece una mirada rápida. Una que me dice que intervenga entre ambos chicos que amenazan con lanzarse filosas cuchillas con sus miradas y comentarios.

一¡Vamos! no es cómo sí yo aceptará casarme.一 digo sin siquiera pensarlo.

Y una vez que me doy cuenta de mis palabras me quiero golpear por estúpida, ya qué se supone que debo calmar la tensión no empeorarla.

La atención de ambos cae sobre mí, y de pronto me siento pequeña en comparación con ellos dos.

Pasan unos segundos de silenció. Mis manos aprietan de las riendas de Rubí y mi cuerpo se balancea con cada paso que da mi medio de transporte.

一No creo que sea un hecho, nuestro supuesto compromiso.一 refuto. Y puedo ver por el rabillo del ojo la confusión e indignación del rubio. Mientras que Lawliet muestra una pequeña sonrisa de satisfacción. Por lo que de inmediato agrego: 一según lo acordado con la corte, me iré de Faerie una vez restablecido el ciclo elemental.

Es entonces, cuando aquella sonrisa llena de diversión desaparece. Abriendo paso a una expresión dura y fría.

一¿No te quedarás?一 cuestiona Damián sumamente indignado. 一no puede ser así de fácil!一 protesta. 一para ello, necesitás dejar a un sucesor! Y te puntualizó que debe de ser de sangre real.一 argumenta.

Y yo sólo le escucho decir que no puedo dejar al mando a algún pariente porqué no los hay. Ya qué la reina Titania no tiene tíos y mucho menos primos, al igual que el rey Arthurt. 一Ambos habían quedado sin parientes dado a que fallecieron en el ataque que tuvieron en el castillo.一 Tal parece que Ayme y Oberon ya tenían todo planeado para ser sólo ellos los herederos al trono, por lo que también han tratado de eliminarme desde el vientre de mi madre.

一Eso lo discutiré con la corté.一 corto de tajo la conversación.

Nada de eso me podrá hacer cambiar de opinión. Y por más que le dé vueltas a las sensaciones que me hace sentir Lawliet; no son un impedimento en mis planes.

Tengo mucho que hacer en el mundo mundano, que no puedo dejar todo cómo sí nada. No dejaría sola a la mujer que me crío.
Y admito que he llegado a considerar la opción de la que me hablo Crynallae. Pero la descarto ante lo complicado que sería atravesar un mundo y otro. Además, una vez que arregle el problema ya no tendré porque venir.

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