Capítulo 1: Lucy

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El sonido de la alarma irrumpe mi sueño como todas las mañanas. Saliendo en respuesta mi mano de entre las sábanas para tantear el área de la mesita de noche hasta lograr encontrar el molesto aparato para callarlo.

Una vez que retiró las sábanas de mi rostro soy golpeada por la luz de la mañana. Y sin muchos ánimos me levanto de la cama. Avanzando torpemente hacia el baño en dónde el agua fresca golpea mi rostro. Despertando de una buena vez.

Al bajar a la cocina el aroma exquisito de huevos revueltos hace que mi estómago ruja. Y el ver a mi madre cocinando me llena de emoción ya qué comúnmente no se le ve por las mañanas.

—Buenos días— le saludo con un beso en la mejilla.

Tomando entre mis manos el plato de huevos revueltos y pan tostado como respuesta.

Una vez que tomamos asiento el silencio nos invade. Mí madre no es la mujer más habladora del mundo. Aún así, siento que quiere decirme algo. Lo sé por la forma en la que abre la boca pero la cierra de golpe. 

—Tomaré el doble turno de hoy.

Anunció repentinamente.

—¿Qué?— Es lo único que se me ocurre decir. —Dijiste que iríamos al cine— le reproché.

Viéndose envuelto su rostro por la culpa y la sorpresa ya que no soy una hija que le esté constantemente reclamando el poco tiempo que me dedica. Sé que su trabajo requiere su dedicación pero esto ha estado comenzando a traerle un par de ojeras que demuestran que necesita un descanso.

—Perdón pero estamos algo escasos de personal. La próxima vez me aseguraré de que veamos la película que tú quieras.

Promete con voz suave pero hace mucho que deje de creerle a sus palabras.

—Siempre dices eso— bufé levantándome de la silla.

—Aún no has acabado de desayunar.

—No tengo apetito— respondí dejando el plato en el fregadero. —¿Qué hago con las entradas?— Le pregunto dándole la espalda ya qué no quiero que mire cuán afectada me deja su cancelación.

—¿Por qué no invitas a Daniel?

Doy media vuelta y recargo mis manos sobre el fregadero. Fijando mi mirada en ella.

—Siempre lo invitó cada que me cancelas. Seguro ya lo tengo aburrido por ser siempre mi "plan B''.

El silencio que le sigue a mis palabras hace que mejor prefiera subir a mi habitación y cambiar mi pijama por una ropa mucho más decente. Sujetando mi cabello oscuro en una coleta alta.

Rápidamente tomó un poco de maquillaje y procedo a cubrir las pecas de mi rostro.

Miro el reloj y me apresuró a tomar una chaqueta. Bajando a toda prisa a la sala en dónde yace mi mochila. Viendo por el rabillo del ojo a mi mamá que se encuentra parada bajo el umbral de la cocina.

—Ya me voy.

Dicho esto, salgo inmediatamente de la casa y avanzó unos cuantos pasos. Encontrándome en el trayecto con Daniel quien me saluda con su mano al aire y su sonrisa perfecta me crea una sensación de paz.

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