𝒮𝓌ℯℯ𝓉 𝒥𝒾𝓂𝒾𝓃 ;; 𝒚𝒎 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂𝒗𝒆𝒓𝒔𝒆

Q u i n c e 🐺

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Las miradas indiscretas del inmenso lugar se volvian para admirar el paso ligero en un par de botas de piel oscura, los ojos brillantes irradiando alegría bajo el sombrero de media copa adornado con una máscara de gasa blanca, la figura esbelta enmarcada por el traje que llevaba puesto y el aroma dulzón.

Los iris de JiMin reflejaban con asombro la verdura misma de los follajes a su alrededor. Con su acostumbrada capacidad para hacer una fiesta de los detalles más simples, el jóven iba devorando con la mente y la mirada la belleza inesperada del gigantesco invernadero del jardín botánico del Bronx. Los rayos del sol en su punto más alto se filtraban libremente a través de los enormes cristales de la construcción victoriana. En el interior, las plantas lucían una inusual lozanía y el mobiliario de aluminio en color blanco al estilo inglés daba un toque hogareño al lugar.

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"Es Min YoonGi y su Omega, el millonario de la familia Park en Corea".

Se murmuraba entre las tazas de té y las copas de brandy.

"El omega es lindo"

Decía algún caballero jóven.

"Pero seguramente existen varios millones de razónes por las cuales él lo desposó"

Comentaba un anciano financiero detrás de una bocanada de humo de su habano.

"Un enlace de conveniencia entonces...
con ventaja para ambas partes, como debe de ser."

Añadió otra dama.

"Aún sin la fortuna, la belleza del chico valdría la pena"

Insistió el jóven.

"¿Belleza? Que va, demasiado rubio."

Inquirió una de las damas.

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YoonGi podía sentir la felicidad y asombro de JiMin pues cuando éste miraba algo de su agrado -particularmente todo- incrustaba con ligereza sus dedos en su brazo para luego mirarle a la cara con esos ojos preciosos expresándole lo que con palabras quedaría corto. Instintivamente cubrió la mano del jóven con la propia prolongando el contacto engolosinado con la sensación de bienestar que le producía.

No puedo evitarlo, me gusta sentir como lo miran cuando va a mi lado. -se decía él- En éstos momentos poco importa que él no sea mi esposo en el lecho como en público, por lo menos aquí, ante los ojos de todos él es mío y quién sabe...tal vez con algo de paciencia pronto su corazón acceda a rendírseme como antes.

— Nunca pensé que existiera un lugar tan bello como éste. —exclamó el Omega mientras en el fondo pensaba que se había vuelto una agradable costumbre el caminar del brazo de YoonGi siempre que estaban en público.

—Imaginé que te gustaría. —contestó él complacido al ver el entusiasmo que el lugar había despertado en JiMin— Es como cortar un pedazo del verano y poder llevártelo a casa para mirarlo en cualquier época del año, ¿no?

—Es lindo, en verdad muy lindo. —añadió él con una sonrisa apenas esbozada detrás del velo de tul de su sombrero.

La pareja caminó a lo largo de las avenidas del invernadero admirando las plantas hasta encontrar una banca cerca de la fronda de un rosal de enormes proporciones. Ahí se sentaron a tomar los refrigerios que habían llevado y a conversar animadamente.