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Lo primero que percibió fue un viento cálido sobre su cuello en emisiones rítmicas e intermitentes. Poco a poco otras sensaciones se fueron añadiendo: un peso sobre su pecho, el roce de las sábanas sobre su piel, el contundente olor a chocolate, café y menta, un sonido grave y breve, ésto último fue lo que acabó por despertarlo.
JiMin abrió los ojos y como otros muchos días lo primero que pudo ver fue el bocado color perla del dosel de su cama, mismos patrones estilo damasco, mismas cortinas de tul, y mismos postes labrados. Las sábanas de satin eran tambien las mismas, el mundo sin embargo, era nuevo y diferente esa mañana.
Respirando acompasadamente abandonado a la tranquilidad del sueño aún profundo dormía YoonGi junto a él. Era su aliento cálido ése vientecillo que había sentido sobre su cuello. Era su voz que se había perdido en un breve suspiro, y era él quien aún en medio del supor había hecho que las sábanas se movieran rozándole el cuerpo.
Parecía una repetición de la mañana en que había vuelto en sí después del ataque en el parque. Sin embargo, ahora habían algunas inquietantes alteraciones: la pierna derecha del alfa larga y firme se había abierto paso hasta colocarse entre sus muslos bronceados, y era su mano pálida el peso que sentía sobre su pecho desnudo. JiMin comprendió entonces que no había soñado las cosas que habían pasado la noche anterior. El simple hecho de estar ahora totalmente desnudo bajo las sábanas con un YoonGi en la misma condición, y abrazado a él de la forma más comprometedora posible era prueba indudable de lo sucedido.
Los recuerdos se le agolparon en la mente, la noche en que había rechazado a YoonGi había tenido la oportunidad de asomarse a penas a las puertas de la experiencia sensual, ahora así lo comprendía. Nada ni nadie lo había preparado para lo que había sucedido tan sólo unas cuantas horas antes, y de hecho, varios detalles del encuentro le habían caído totalmente de sorpresa. No que a YoonGi le hubiese faltado delicadeza, sino que más bien, él mismo no había tenido referencia de lo que implicaban los prerrequisitos del deber conyugal.
En los libros de medicina que alguna vez había leído en la gran biblioteca de la casa de su abuela sólo se hablaba de hechos precisos y tan breves que bastaban un par de frases para describirlos aquellos requisitos. Su abuela por su parte, se había referido a un desagradable evento que se hacía por deber, apresuradamente para no pecar, a oscuras, con la ropa de dormir puesta, bajo las sábanas, y en total silencio. Después de algo tan embarazoso lo que procedía era separarse lo más pronto posible y dormir cada quien en su habitación, como Dios manda.
Nada podía ser más opuesto a la noche anterior. Donde se hablaba de pudor y vergüenza había existido apertura y desinhibición. Donde se prescribía mesura se había gozado de exuberante alegría. Contrario a lo que dictaban las reglas del decoro de su clase social, se habían hecho el amor al desnudo, sin culpabilidad y a todo pulmón. Finalizando con la marca, durmiendo abrazados debido a que el nudo del alfa había sido liberado en su interior y no era posible separarse.
JiMin todavía no salía de su asombro, nunca se había imaginado que el el hecho conyugal se perdiera por completo la noción del autocontrol y se vivieran sensaciones tan perturbadoras. Sí, aún se sentía desconcertado por lo vivido, pero como era un asoramiento bienaventurado no podía sentirse menos dichoso.
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𝒮𝓌ℯℯ𝓉 𝒥𝒾𝓂𝒾𝓃 ;; 𝒚𝒎 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂𝒗𝒆𝒓𝒔𝒆
Romance❝ Como actor vacilante en el proscenio que temeroso su papel confunde, o como el poseído por la ira que desfallece por su propio exceso Así yo, desconfiando de mí mismo callo en la ceremonia enamorada, y se diría que mi amor decae cuando lo agobia l...