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Las cortinas aún corridas impedían que la escasa luz irrumpiera en la penumbra de la recámara. Sophie había intentado entrar de nuevo para auxiliar a su patrón en su vestimenta del crepúsculo, pero una vez más, JiMin le había indicado que no necesitaba de sus servicios, las cosas estaban así desde hacía varios días.
Encerrado en su habitación, JiMin apenas y tocaba bocado pasando los días en un aislamiento autoimpuesto. Los sirvientes comenzaban a preocuparse por ése comportamiento tan desusual en el jóven. En el interior de la habitación, las tostadas francesas y la leche continuaban intactas enfriándose irremediablemente sobre una mesa. El muchacho aún sin acicalarse, apesar de que era ya muy tarde, estaba sentado con los pies unidos sobre el diván de terciopelo mientras que en un gesto ausente perdía la mirada en el vacío. Sus cabellos rubios eran un completo desastre sin que al jóven pareciera importarle.
Con la barbilla hundida en las rodillas, JiMin mentalmente repasaba de nuevo la carta que YoonGi le había dejado y que había ya memorizado palabra por palabra.
❝Podría también decir que me arrepiento de mis arrebatos. Pero no de los sentimientos que los produjeron ❞
Versaba la carta, y con esas palabras JiMin comprendía al fin que el corazón de YoonGi había estado en cada beso y caricia que ambos habían compartido. Amargamente, él había fallado en leer lo que era tan obvio, sin embargo, el omega conocía a YoonGi lo suficiente como para entender que cualquiera que hubiese sido el grado de afecto que sentía por él, lo sucedido aquélla noche había sido lo bastante bochornoso como para asegurarle que el alfa no volvería más a intentar una reconciliación. Lo había rechazado de la peor manera y ahora no podía esperar a que él estuviese dispuesto a perdonarlo.
De ninguna manera, YoonGi, un alfa siempre tan altivo y rencoroso no era de los que podían olvidar una humillación semejante. Sus palabras eran más que directas.
❝Podría hablar aquí de esos sentimientos, pero nunca he sido elocuente en los asuntos del corazón y no he de serlo ahora cuando me ha quedado bien claro que mis pretensiones no son bien recibidas por ti. Así pues, no temas que éstas líneas digan nada al respecto.❞
— Lo he perdido definitivamente. — se decía el rubio mientras los ojos se le llenaban de lágrimas recordando las sensaciones vividas dos noches atrás.
Podía aún sentir el intenso placer de la entrega
a las apasionadas caricias de su marido.Todo había sido a la vez repentino y nuevo; intimidante e irresistible. El encuentro ansioso del cuerpo contra el cuerpo; el toque nervioso de unas manos que acariciaban y estrujaban al mismo tiempo; los besos en su hombro buscando acariciar la piel desnuda. Cada contacto se le iba revelando como parte de su nivel de sensualidad que él nunca había imaginado posible. El sólo pensar que ése universo de sensaciones había tenido su origen no en un simple capricho como había temido, sino en un amor verdadero le hacía sentirse miserable. Hasta el recuerdo de aquellos ardores venía ahora cargado con la amargura de saber que sus miedos y recelos habían terminado finalmente por apagar su última oportunidad de reconciliación con el alfa.
— Yoonie, he sido un estúpido. — se seguía recriminando el jóven una y otra vez en la soledad de su alcoba. Las lágrimas eran totalmente inútiles en casos como aquéllos, pero aún así, insistían en hacer su aparición constantemente y sólo cesaban cuando volvía a dormirse.
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Dolido es decir poco. Amargamente resentido tal vez fuera un término más preciso para expresar el sentir de YoonGi la mañana en que había dejado New York. No era todos los días que soltaba las riendas de su autocontrol exponiendo sus debilidades para acabar siendo rechazado de una manera tan incomprensible. Por más que le daba vueltas al asunto, no conseguía entender el comportamiento contradictorio de JiMin.¿Por qué había respondido a sus avances para después lastimarlo así?
Era irónico que una criatura usualmente tan dulce y amable con todo el mundo se ensañara con él de esa manera. Se sentía la parte agraviada y como solía hacer siempre que se sabía herido su primera reacción había sido alejarse de quien le había causado dolor.
Era una acción refleja, un intento de proteger lo poco de dignidad que le quedaba; por eso, había tomado la resolución de volver a distanciarse de JiMin y esta vez definitivamente.La gira le venía de perlas para sus propósitos, después, cuando regresara a casa, no caería en la trampa de esa engañosa sonrisa para solo hacer el ridículo nuevamente. Estaba decidido, sacaría al omega de su vida de una vez y para siempre.
En medio de aquéllas cavilaciones, YoonGi había pasado los últimos días. Ahora estaba de nuevo en otra estación de tren esperando impacientemente la salida hacia su siguiente destino. Conforme pasaba el tiempo, su mal humor iba empeorando. Sin darse cuenta tamborileaba los dedos sobre el descanso de su asiento, su irritación iba en aumento.
¿Acaso el maldito tren no pensaba salir nunca?
Cuanto más quería dejar de pensar en JiMin más inquieto se sentía y el tren idiota que no se movía no ayudaba en nada a distraerlo.
El vagón entero estaba reservado para su compañía, al menos eso le evitaba el disgusto de tener que encontrarse con alguna molesta admiradora pidiendo autógrafos.
Para mayor privacidad había corrido las cortinas de la ventanilla y cerrado los ojos para tratar de dormir.Nada.
Su mente se empecinaba en volver al mismo lugar. Instantes después el vagón comenzó a sacudirse, al fin partían y curiosamente la tan esperada salida solamente lo hacía sentir más angustiado.
Intentando calmar su hastío, el hombre corrió las cortinas para ver a la multitud que el tren iba dejando atrás con paso más lento. La gente abrigada con todo lo posible se apretujaba sobre en el andén bajo el intenso frío invernal.
De repente, YoonGi distinguió a un muchacho rubio, jóven y de baja estatura. El hombre sintió que se le hacía un nudo en la garganta, haciendo un esfuerzo por mirar detenidamente YoonGi abrió por completo la ventanilla y siguió al chico con los ojos.
— No, no puede ser JiMin. — pensó burlándose de su ingenuidad. — Es lindo, pero su cabello es de un amarillo irritante y sus labios no son de ése color coral encendido. De sólo recordar cómo se fueron abriendo bajo mis besos y ése sabor de su boca... ¡Alto! ¿Qué demonios estoy haciendo? — se recriminó volviendo a cerrar la cortina aún más disgustado consigo mismo.
Mientras el tren salía de la ciudad, el pelinegro intentaba concentrarse leyendo algunos libretos que Wilfred le había estado sugiriendo para la siguiente temporada, sin embargo, parte de él insistía en regresar a New York, no entendía por que pero apesar de lo enojado que seguía estando con JiMin una extraña preocupación empezó a acomodarsele en el corazón y no lo dejó durante toda la jornada.
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¡Felíz 2020!
— MinPark0913.
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𝒮𝓌ℯℯ𝓉 𝒥𝒾𝓂𝒾𝓃 ;; 𝒚𝒎 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂𝒗𝒆𝒓𝒔𝒆
Romance❝ Como actor vacilante en el proscenio que temeroso su papel confunde, o como el poseído por la ira que desfallece por su propio exceso Así yo, desconfiando de mí mismo callo en la ceremonia enamorada, y se diría que mi amor decae cuando lo agobia l...