CAPÍTULO 4 (CELEBRACIÓN ESPECIAL)

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Despertaba lentamente, mientras recordaba lo sucedido la noche anterior… Una sonrisa se extendió por sus labios al recordar como fue que llegó a esa habitación siendo que se le había asignado otra, abrió lentamente los ojos y observó el lugar, recorrió con la mirada cada detalle, suspiró al sentir el cuerpo de Hans que la abrazaba, esa forma completamente nueva de dormir juntos, ella dándole la espalda mientras el solo la abrazaba por detrás, sus brazos la rodeaban por completo, y el rostro de él descansaba tan cerca de ella que podía escuchar su respiración. No solían dormir de esa forma en la embarcación, solo podían dormir en una sola posición puesto que la cama era pequeña y con gran dificultad cabían a penas. Con ternura debajo de las mantas que los cubrían busco la mano del pelirrojo para solo acariciarla, acción que provocó que él se moviera lentamente y la abrazara un poco más.

-Buenos días –Susurró ella- 

-Uhm 

-Jaja debo irme a mi habitación. 

De inmediato el pelirrojo abrió los ojos.

-No… -Dijo aún adormilado, mientras la apretaba más hacía él- No te vayas. 

Ella solo se quedó en silencio, en realidad no quería irse de ahí. Quería quedarse y estar así con el… Solos, en esa cama tan suave y cómoda, abrazada e invadida por sus brazos en esa posición tan reconfortante para ella. Sintió una tierna caricia en su mejilla y acompañada de esta un beso, solo pudo sonreír una vez más, era afortunada estaba tan feliz de estar ahí en ese momento. 

-¿Dormiste bien? –Pregunto él suavemente- 

-Si… Si me hubiese quedado en la otra habitación habría pasado la noche en vela.

-Igual yo si no te hubiera encontrado en el pasillo. En verdad quería ir a tú habitación y emboscarte en medio de la noche. 

-Jajaja. Bueno, no era necesario… 

Hans se acomodó un poco mejor, mientras Elsa solo se dio la vuelta para quedar frente a frente…  Solo la observó un momento antes de besarla, ella solo pudo corresponder a ese beso de una forma dulce y tierna, sintió una de las manos de él acariciar su mejilla delicadamente para luego bajar despacio por su pecho y finalmente detenerse en su abdomen. Sintió algo de miedo por la caricia, con cuidado y evitando ser tan notoria tomó la mano de él y la entrelazó con la suya mientras la alejaba de ahí, él finalizó el beso para observarla una vez más.

-¿Qué pasa ángel?

Ella solo se quedó en silencio mientras lo miraba a los ojos. 

-Me tengo que ir, no quiero que me vean salir de aquí- Dijo alejando al joven un poco-

-No debes irte aún… No…

El silencio se hizo incomodo, él no supo como terminar la frase, mientras ella solo se quedó ahí evitando mirarlo… Sentía unas enormes ganas de acceder a lo que él quería, en verdad quería pero sus pensamientos y recuerdos dolorosos de su ausencia no se lo permitieron. 

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Se observó al enorme espejo de su baño completamente desnuda, y sintió mucha tristeza… Desde aquel día ella no era la misma, observó su piel lastimada y gris. Sus huesos se marcaban contra lo que le quedaba de carne, contó cada una de sus costillas y observó como su clavícula se marcaba mucho más… 

Notó sus pequeños senos completamente secos, nunca había sido muy voluptuosa puesto que su constitución era como la de su madre, delgada y de poco volumen en su pecho, pero esto ya era demasiado… Se miró ella misma a los ojos reflejada en el espejo para luego sentir mucha lástima. –Estoy desapareciendo- Se dijo. No sentía ganas de nada, ni de comer, ni de dormir, ni de salir de sus aposentos. Suspiró de nuevo, limpió sus lágrimas, cubrió su frágil cuerpo con la bata de seda y caminó despacio hasta su cama. Ahora solo rogaba que no hubiera un bebé creciendo en ese cuerpo débil. –No sobreviviría- Pensó, si había un bebé ahí no iba a lograr sobrevivir al igual que ella… Se abrazó a si misma, llevaba encerrada varios días con ese secreto que imploraba al cielo que no fuera real. No podía decirle a nadie lo que estaba pasando, sería tachada de mujer fácil y le reprocharían que se atrevió a traer un bastardo al mundo. No le quedaba más que solo llorar y pedirle al cielo que no la hiciera madre, no así en medio de tanto caos y dolor que sentía.

EVER AFTER IN THE SEADonde viven las historias. Descúbrelo ahora