Cada mañana se había convertido en un oasis de tranquilidad y paz para la pareja... Despertar junto a la persona que más amaban era algo fuera de todo lo que se imaginaron volver a vivir juntos. Era como un sueño perfecto del cual temían despertar de golpe.
El abrazador calor de la isla, la suave sábana blanca que los cubría durante la noche, sentir el sudor en la piel de él, su respiración tranquila y serena, la brisa que entraba por la ventana de la cabaña haciendo mecer las blancas cortinas y ante cortinas, el ruido lejano de los niños jugando en la playa eran cosas que parecían irreales después de tanto dolor. Una sonrisa dulce y grande se formó en su rostro haciendo que sus mejillas blancas se ruborizaran, un suspiro se escapó de sus pulmones... Había tanta paz, justo lo que buscaban... Sintió el abrazo del pelirrojo quien con el más mínimo movimiento por parte de ella, la acercaba más y más a él... Como si quisiera evitar que algo o alguien los separara de nuevo. Recostada sobre ese cálido brazo que atravesaba desde su hombro hacia sus costillas, acarició con cuidado su soporte y con mucha ternura lo besó... Observó el lugar una vez más, por más calor que hiciera y por más sofocante que fuera, no quería irse... Varios días habían pasado desde que habían encontrado a esa mujer en el camino a punto de dar a luz y haberla ayudado... Ese tipo de cosas la habían hecho reflexionar sobre el estar ahí, justo ahí en ese momento, su vida en Arendelle la limitaba solo a tareas y labores repetitivas que aún que fueran en pro de un Reino entero las sentía algunas veces frívolas, y ajena realmente a su gente, una cosa era ayudar desde la comodidad de su Palacio pero otra muy diferente salir y encontrar situaciones como la de aquel día en donde realmente se sintió útil, sintió que había ayudado de verdad a alguien, la sensación era indescriptible, esa satisfacción no la había sentido nunca siendo reina de Arendelle.
Un suspiro acarició su oreja, para sacarla de sus pensamientos, con cuidado y sin despertar al joven ex príncipe sureño giró su cabeza para encontrarlo con una leve sonrisa mientras dormía... Una sonrisa de nuevo apareció en su rostro inmaculado. Era afortunada de estar ahí con él... Se acomodó una vez más para tratar de conciliar aún que fuera por unos pocos minutos el sueño, quería seguir en ese momento donde no había más que paz.
Observarla dormir era uno de las cosas que más le gustaba al despertar, su piel tan perfecta y blanca, sus largas pestañas negras, tan tupidas y rizadas naturalmente... Sus labios tan suaves y dulces. Amaba cada parte de ella, cada gesto al dormir, noches atrás en medio de la oscuridad las risas de ella entre sueños lo habían despertado capturando toda su atención y curiosidad... No sabe que estaba soñando pero reía como una niña pequeña, eso lo enamoraba más. Con cuidado y despacio acercó su mano para acariciar su piel tan fría que en medio del calor que hacia en el lugar era algo celestial, acarició sus mejillas con el dorso de sus dedos, provocando una sonrisa en ella. -Tan dulce y tierna a pesar de todo lo que ha sufrido- pensó mientras sonreía, lentamente dirigió sus dedos a las largas pestañas de la rubia, tocando las puntas desde las más largas a las más pequeñas le encantaba ese movimiento que se hacía en ellas al tocarlas, eran tan suaves...
-Uhmm -se quejó suavemente la rubia-
El pelirrojo sonrió al ver la reacción de ella. Acercó su rostro al de ella para besar su frente, con tanto cuidado y ternura beso su helada frente, para después besar la punta de su nariz y finalmente sus labios; Una sonrisa tierna se esbozó de ellos haciéndolo sonreír a él también.
-Jmmm- Suspiró ella-
Ocultó su rostro en el brazo del joven...
-Oye... - Dijo el pelirrojo en un susurro-
-Uhmm nu-
El río al ver lo somnolienta que estaba, se quedó un momento más observandola.
-Hey...
-...
-Debemos irnos...
-... -Suspiró -No.
-¿No?
-Uhmm Uhm. No.
-¿Quieres quedarte aquí?
Ella asintió con los ojos aún cerrados...
-¿Quieres vivir aquí?
Ella sonrió y abrió su ojo izquierdo...
-Jajaja ¿Si?
-¿Tu quieres quedarte aquí? -Preguntó ella-
-Yo soy feliz donde tu estés. Aun que en realidad quiero conocer Sudamérica.
-Uhmm
Adoraba sus expresiones, y la forma en la que le sonreía. La acarició de nuevo hasta que ella correspondió la caricia con una igual para él.
-¿Dormiste bien?
-Uhm Jumm, me gusta dormir así...
-A mi también.
Ambos sonrieron al tiempo, mientras se miraban a los ojos esa mirada que se sostenían ese cruze de azul a verde, de Zafiro a Esmeralda, las palabras sobraban pero no los besos, se acercó a ella que estaba recostada en su brazo y la besó, de esa forma dulce, tierna, suave y llena de amor que a ella le gustaba. El tiempo se detuvo para ambos cada beso que se regalaban era lleno de amor, de paz, de gratitud, de lealtad el uno con el otro.
-Te amo... -Le dijo él-
Un suspiro suave abandonó los pulmones de la rubia.
-No más de lo que yo te amo.
Era un amor tan puro y tan fuerte el que ambos sentían, no había otro lugar que no fuera ese y no había otra persona con la que quisieran estar.
-¿Quieres desayunar? Escuche tu barriguita rugir hace un momento. -Comentó él-
-¿Si?
-Si...
-¿Cuando?
-Cuando te observaba dormir.
Ella solo sonrió...
-Ok...
-Bien... -Dijo el separándose levemente de ella.-
La rubia se sentó despacio en la cama, mirando todo a su al rededor.
-¿Quieres salir? O ¿Quieres desayunar aquí?
-Me quiero bañar...
Hans rió...
-No estaba dentro de las preguntas.
-Jajajaja -Rió ella estirandose -
-Bueno supongo que desayunaremos aquí, ¿Verdad?
-Ajá- Respondió mientras se ponía de pie y se acercaba a la ventana para observar el paisaje que la isla les ofrecía, hacia tanto sol, no había ni una sola nube en el cielo y el mar brillaba como si hubiera mil estrellas en el.
Sintió un abrazo que la rodeaba desde atras de sí misma y sonrió.
-Me iré a bañar para traer el desayuno y mientras no estoy te puedes bañar tú... ¿Si?
Ella sonrio y asintió. El la besó una vez más antes de alejarse para dirigirse al baño. Elsa se quedó observando la vista un poco más, era un día precioso, definitivamente iba a extrañar ese lugar partirían a medio día... Se dejó caer sobre la cama con los brazos abiertos y sus piernas colgando de un lado de la cama, cerro un momento los ojos, no sabe cuanto tiempo pasó solo escuchó la puerta del baño abrirse, de inmediato abrió los ojos y vio al pelirrojo salir del baño con nada más que una toalla que lo cubría de la cintura para abajo.
-¿Te dormiste? -Le preguntó en tono juguetón -
Ella se sentó de inmediato, y desvío la mirada hacia la ventana... Notó ese cuerpo marcado, húmedo que la puso nerviosa.
-No... Solo... Uhmm cerré los ojos.
No podía casi ni hablar, sin notarlo estaba mordiendo su labio inferior.
Hans se encontraba tan solo a unos metros de ella y se veía tan sensual y varonil.
-¿Que quieres desayunar? -Le preguntó.
-Uhmm -"A ti" -pensó- Cualquier cosa esta bien. -Pudo por fin responder torpemente-
-No te voy a dar cualquier cosa... Debo alimentarte bien para que no te me enfermes, ya estas bien, pero no quiero que recaigas. -Le dijo mientras se quitaba la toalla a espaldas de ella.
Elsa de inmediato fijó su mirada en el mar, no podía... Simplemente no podía.
-Es... Esta bien.
Hans notó lo nerviosa que ella estaba y eso le divertía, sin embargo había decidido respetarla hasta que ella se sintiera cómoda de nuevo con él.
Al terminar de abrocharse el pantalón se acercó a ella con el torso desnudo y la besó...
-Ya regreso...
Ella solo asintió y lo vio salir por la puerta. Suspiró aliviada... Sin embargo extrañaba ese cuerpo fuerte y tentador, sabía que no podrían estar juntos por ahora mientras hayaban la forma de evitar un embarazo, no estaba dispuesta a volver a pasar por lo mismo, sabía que esta vez no estaría sola... Pero no, su cuerpo no podía permitirse algo así. Se dirigió al baño para darse una ducha y estar lista antes de que Hans regresara.
Al volver ella ya se encontraba vestida frente al espejo trenzando delicadamente su cabello, estaba suelto con una trenza que lo atravesaba de un lado a otro por detrás de su nuca, su vestido blanco el cual dejaba al descubierto sus hombros, no era sostenido más que por su pecho y llegaba hasta un poco más abajo de sus rodillas, ajustado en la parte del corsé y suelto de la cintura hacia abajo la hacia lucir tan sublime... Era como ver un Ángel en la tierra.
-Hola...
Ella sonrió ante el saludo y siguo colocando pequeños copitos de hielo en su pelo, Hans la miró con atención... Se acercó a las cosas que había ido a comprar y saco de ahí una flor delicada color púrpura y la puso con cuidado en la parte de atrás de la cabeza de Elsa, justo en la mitad de la trenza.
-No es más bella que tú, pero se ven muy bien juntas.
-Gracias... -Dijo ella sonriendo, un suspiro más que él le robaba-
Se dispusieron a desayunar juntos, adoraban compartir esos momentos en los que eran solo ellos dos, ya fuera comiendo o haciendo otras actividades disfrutaban mucho la compañia del otro.
Mientras empacaban sus pertenencias hablaban sobre el bebé que habían visto nacer juntos, habían ido al día siguiente a ver si estaban bien tanto el pequeño como la mamá. Llevándose la sorpresa de que en el hospital estaba el esposo de la joven a la que ayudaron, que en cuanto los vio les agradeció no haber dejado a su esposa y su hijito solos. Los días en ese lugar se hicieron más llevaderos después de eso, ya nadie los veía como extraños, al contrario.
-¿Hay otra parada como ésta hacia Sudamérica? -Pregunto ella mientras empacaba sus pertenencias-
-Si, tenemos dos paradas más y llegamos.
Elsa sonrió emocionada...
-Siempre quise ir ahí, desde joven me causó curiosidad ese lugar.
Hans la escuchaba con atención mientras sonreía, amaba ver la tan feliz y entusiasmada por algo.
-Hay mucho que descubrir allá...
-¿Y después de Sudamérica?
La platinada se quedó pensando un momento...
-¿America del Norte?
-Puede ser...
- Ó ¿Asia?
-Estamos algo lejos...
-Pero podemos ¿Verdad?
-Si... Si el barco aguanta.
-Jajaja ¿Por que lo dices?
-Es un barco muy muy antiguo... Podría llegar hasta allá.
-¿Podría?
-Ángel, es un barco muy antiguo en realidad es un milagro que llegáramos hasta aquí y que no nos haya sorprendido alguna tormenta que haga que naufraguemos.
Ella se quedó pensando, eso definitivamente no se lo esperaba.
-¿De verdad? -Preguntó preocupada-
El pelirrojo vio su semblante y se acercó a ella.
-No nos va a pasar nada... Estaremos bien.
Sonrió levemente, con lo que él le dijo.
Al términar de empacar observaron el lugar en el que habían habitado las últimas semanas y sintieron nostalgia, era tan agradable esa cabaña que no querían volver al barco, pero era hora de seguir... Caminaron hacía la pequeña choza en la que debían entregar la llave y pagar, notaron que hacía un frío particular, no era nada común en ese clima tan cálido. El viento soplaba más fuerte de lo normal y las nubes grises se empezaban a apoderar de la isla, el cielo azul y despejado se oscureció sin previó aviso. De repente delgadas gotitas de agua cayeron sobre ellos, el frío se intensificó más y más.
-No puede ser... -Dijo Hans -
-No nos iremos así ¿verdad?
-Claro que no, puede ser peligroso.
Resignados tuvieron que pedir nuevamente la llave de la cabaña para al menos pasar esa noche ahí mientras la lluvia pasaba, pudieron haberse quedado en el barco pero bajo ningún motivo Elsa accedería a eso, la lluvia empezó a ser más fuerte y corriendo regresaron a la cabaña... Abrieron la puerta y entraron de nuevo pero ya era tarde... Estaban empapados, la lluvia no les dejó si quiera resguardarse o llegar hasta la cabaña. Hans dejó sus maletas y las de Elsa junto a la puerta mientras la rubia se dirigia hacia el baño a tomar un par de toallas.
Hans se acercó a la ventana y observo lo que era hace unas horas era un paisaje soleado, ahora a penas se podía lograr ver en medio de la terrible lluvia que caía.
-Bueno... Nos quedaremos una noche más. -Dijo-
-Uhmm para ser muy honesta no quería irme, pero no pensé que esto pasaría.
-Ángel...
-¿Si?
Él solo se quedó observando a la perfecta mujer que tenía en frente, se acercó y se sentó junto a ella para aceptar la toalla que ella le entregaba.
-Quería darte esto en el barco, pero... Creo que no iremos hoy ahí.
-Dijo mientras sacaba una pulsera de oro ante ella-
Elsa quedó sorprendida...
-Sé que estas acostumbrada a joyería más fina y digna de ti...
-No... Es hermosa.
-Sé que mereces algo mejor...
-Hans, es maravilloso. Es muy bella.
El sonrió ante lo feliz que ella estaba. Sacó del bolsillo un dije para colocarlo en la pulsera, el primero que colocó antes de ponerle la pulsera en la mano era una pequeña luz flotante con el símbolo de corona.
-Te daré un dije cada vez que visitemos un lugar en donde tengamos aventuras, el primero lo puse en el barco en cuanto salimos de Corona, mira... Es una luz flotante... Como las que lanzan en cada cumpleaños de la princesa Rapunzel.
Elsa sonrió más que emocionada al recordar ese momento, el segundo dije era una pequeña manita, con un brillante azul cielo en el medio, que representaba el bebé que habían ayudado juntos a llegar a el mundo.
Elsa estaba más que enternecida... Lo miró a los ojos y le sonrió. Sintió que su corazón palpitaba tan rápido.
-No debiste hacerlo...
-Quiero hacerlo, quiero que tengas un recuerdo de cada lugar, que sea como tu bitácora de viaje, la vamos a llenar toda de pequeños dijes.
-Es un regalo muy bello.
Hans se acercó a ella y besó con ternura, el tierno beso se empezó a tornar demandante y agresivo, todo a fuera de la cabaña era un caos, hacia frío y llovía tempestuosamente pero ellos sentían calor. Elsa se acercó aún más acariciando el pecho de el pelirrojo, se moría de ganas por estar con el, lentamente se fueron acomodando en la cama, ella empezó a desabrochar la camisa sin decir absolutamente nada, el beso fue acercándolos más y más... Por su parte Hans quería detenerla se había prometido a si mismo respetarla hasta que se sintiera lista, delicadamente rompió el beso.
-¿Que haces? -Le preguntó-
-Quiero... -Suspiró- Te necesito... Te extraño, mi cuerpo te extraña, sé que dije que no estaríamos juntos hasta que me sienta segura y encontremos una forma de no quedar embarazada, pero... Tú eres lo único que tengo, el único que hace y deshace por mi. Quiero que todo esté bien entre nosotros, mi vida cambió terriblemente cuando regresaste a Arendelle enviado por tu padre... Cambió cuando volviste y me rescataste de una muerte segura. Creo que todas las cosas buenas me ocurren cuando te tengo cerca y quiero tenerte cerca siempre.
Hans sonrió enternecido por las palabras que ella le decía.
-Se que pase lo que pase, no me dejaras sola... Y muero de ganas por vivir más cosas junto a ti.
El pelirrojo la besó tiernamente... Ella tomó su mano llevandola hacia ella, captando el mensaje Hans la subió con cuidado a su regazo.
-¿Estas segura? - Preguntó-
-Si... Estoy segura.
El solo la besó nuevamente, mientras que con cuidado acariciaba sus piernas, subiendo delicadamente por sus muslos, mientras ella observaba la fuerte lluvia que caia fuera de la ventana... Ese momento era único.
-Está muy oscuro -Dijo ella-
A lo que el pelirrojo sonrió...
-¿Quieres que encienda unas velas?
La ojiazul sonrió y asintió al mismo tiempo, de inmediato él la bajó de su regazo y se puso de pie para encender las velas... El lugar lucía mágico, podía ver esa silueta delicada y frágil sobre la cama, la luz tenue le daba un toqué sensual al lugar. Hans se acercó a ella despacio mientras se quitaba los zapatos sacándolos con sus mismos pies, con cuidado tomó el pie derecho de la rubia y quitó el delicado zapato azul cielo que la calzaba para después hacer lo mismo con el otro pie. Ella ya no podía dar más espera a lo que venía, y con cuidado le quitó la camisa ya anteriormente desabrochada, al instante el subió sus manos delicadamente por sus muslos para empezar a desnudarla, lo hacía tan delicadamente, tan lentamente que era tortuoso para ella... Sentían que el corazón se les iba a salir a ambos, cada caricia era tan deliciosamente necesaria, cada beso y cada sonrisa los hacia tan felices.
-Te amo... -Dijo ella-
-Yo te amo más. -Dijo empezando a subir el vestido para quitarlo finalmente-
Lo deslizó suavemente por la parte superior del cuerpo de la rubia, ella le ayudó subiendo los brazos para que saliera por completo, finalmente quedando solo con sus bragas ante él, esa figura delicada lo volvía loco, había estado con muchas mujeres de diferentes proporciones a lo largo de su vida, pero esa silueta frágil y sencilla que ella tenía se llevaba por mucho al resto de mujeres.
-Recuestate- Le dijo
Ella solo asintió y se recostó, instintivamente abrió las piernas, el la besó en los labios, para después pasar a su cuello dejando pequeños besitos hasta llegar al pecho, observo con cuidado sus senos tan suaves y perfectos, la miró a ella quien estaba a la espectativa, empezó a acariciar sus pechos con cuidado, sabía muy bien lo que a ella le gustaba.
-¿Te ayudo con el pantalón? -Pregunto ella-
Hans sonrió y asintió.
Sin levantarse ella soltó el cinturón y bajo la bragueta... Sin mucho esfuerzo tiró de el hacia abajo, el ayudandola se puso un momento de pie y salió de el... Ella no quería pero era imposible evitar ver lo que la ropa interior del pelirrojo cubría, mordió su labio inferior sin notarlo.
El observarla así, lo volvía loco, lentamente acarició ese cuerpo que tenía en frente y lucía tan irresistible, sentía su erección crecer finalmente empezó a descender su mano hacia la intimidad de la platinada, mirandola a los ojos metió su mano dentro de la braga, con una leve caricia empezó el jugueteo, amaba verla tan sonrojada ante lo que hacia.
-No pares...
-No lo haré.
-Uhmm...
-¿Te duele?
-Uh ajjjj no... Me gusta.
Sonrió más que complacido, masajeo su parte íntima... Estaba tan húmeda. Decidió empezar a remover la tela que la cubría y con su otra mano libre deslizó la braga por las piernas de la rubia, la dejó a un lado y siguió masajeando lentamente, con habilidad y tortuosamente para ella él suave jugueteo llegó a su clítoris para empezar a dar pequeños golpesitos en él.
-Aahhjjj Uhmm
La besó una y otra vez para bajar de nuevo a sus pechos, dando pequeños besos en uno de ellos, para acto seguido lamer y succionar lentamente. Sería este el detonante que provocara más húmedad en la intimidad de la ex reina de Arendelle, momento perfecto para introducir sus dedos dentro de ella... Fue tan simple y sencilla la forma en la que entró que ella sonrió complacida al sentir ese tacto, sus piernas temblaban con el movimiento que el ejercía dentro de sí... Su pelvis empezó instantáneamente a moverse al compaz de los movimientos internos, no había más que placer y un jubilo que invadía todo su ser.
-Más... -Pidió con la respiración entrecortada-
Sin dudarlo el pelirrojo aumentó la velocidad en su labor, al igual que su jugueteo en los pechos de la joven, mordió y estiró con cuidado su pezón haciendo que ella soltara un gemido cargado en placer.
-Más. -Pidió con la voz temblorosa, sentia que ya no aguantaba más...- Más fuerte.
Hans aumentó una vez más la velocidad al igual que ella, su pelvis se movía más y más con cada entrada y salida de los dedos del joven.
-Aaaaaah no...
-¿Más fuerte?
-Si
Nuevamente aumentó la velocidad, lo que el veía hizo que su miembro fuera más notorio de lo que ya estaba, la rubia al ver esto bajó la tela que lo cubría a el dejándolo completamente expuesto con su eje fuera, era más grande de lo que recordaba... Mordió sus labios y el lo notó.
-¿Quieres que entre?
Ella más que ansiosa y excitada asintió... El sonrió haciendo un movimiento manual dentro de ella para finalmente lograr su objetivo.
-Aaaaaaahh
Su frágil cuerpo había explotado justo en la mano del joven. El solo se quedó observando los resultados que había provocado, observaba admirado la intimidad de ella y lo que acababa de ocurrir ahí... La observó a los ojos, su mirada llena de satisfacción y emoción, su rostro satisfecho y sonrojado. Se acercó y la besó de nuevo en los labios, para finalmente acomodarse en medio de sus piernas.
Como queriendo pedirle permiso la miro a los ojos mientras ella solo asintió, segura de lo que quería... El tomó su ya erecto miembro y empezó un juego tortuoso para ella, tocando delicadamente con la punta de este el clítoris de la ansiosa rubia quien tenía sus piernas abiertas a más no poder, dándole la bienvenida, jugaba sin querer entrar aún amaba verla tan sedienta de el, tan necesitada de esas embestidas con las que solía complacerla en antaño, subió una y otra vez por la entrada de la joven, masajeando con su miembro sin dar inicio a la penetración, torturandola lenta y deliciosamente, acariciando sus pechos para una vez más hacerla humedecer.
-No seas malo... Estas siendo cruel.
-Estas muy ansiosa...
-Por favor... -Suplicó ella-
-Ah ah aún no.
Ella frunció el entrecejo más que irritada, odiaba esperar y sin más mientras el jugaba con su miembro y su intimidad bajó bruscamente su pelvis al sentir la punta de él cerca a su entrada para ser penetrada.
-NO... NO. Ah ah, no seas ansiosa.
-Yaaaaa. -Chilló estresada-
-No seas ansiosa... Disfrutalo. ¿Ok?
-Vas a hacer que me ponga de mal humor.
El sonrió ladinamente.
-Pues sería una pena por que si te pones... -Besó su frente- de mal - Besó la punta de su nariz - humor. -besó sus labios.- No va a haber premio para ti.
-Uhmm no.
-¿Te portaras bién? - preguntó-
-Uhmjum - Respondió ella-
-¿Dejaras de ser tan ansiosa?
-Si...
-Bien... -Dijo para seguir con el jugueteo mientras la besaba. Cada besó estaba tan cargado de deseo y de amor que fue el distractor perfecto para que ella bajara un poco su ansiedad y disfrutara el momento, cada caricia tan tierna y delicada que el le regalaba logró tranquilizarla... Al verla tan distraída decidió finalmente empezar la penetración sin que ella sintiera aún la invasión en su cuerpo, despacio empezó a entrar mientras la besaba, era consciente de que hace mucho que no estaban juntos y quería evitar lastimarla a toda costa, su tacto anterior le hizo saber que el cuerpo de ella ya no estaba acostumbrado a él y era más estrecho de lo que recordaba, así que lo mejor era hacerlo con delicadeza para no causarle dolor o molestia. Al entrar logró percibir en la rubia una mueca de dolor.
-Ssssss au
-Tranquila... Solo relájate...
-Si. -Suspiró-
Siguió avanzando dentro de ella lentamente y sin apuro hasta que sintió en sí mismo una presión.
-No apretes hermosa... -Le dijo gentilmente-
-Lo siento...
-¿Quieres que pare? ¿Te duele?
-Uhmm... Solo un poquito.
-Ok, iré más despacio.
Continuó besandola mientras ella se acostumbraba de nuevo a tenerlo dentro de sí... No quería forzarla, solo necesitaba tiempo.
-Uhmm... ¿Puedes quedarte un momento así? No te muevas aún.
-Ok, esta bien. -Pego su frente a ella, esa pregunta lo transportó a la primera vez que estuvieron juntos, ella estaba tan nerviosa, tan asustada y avergonzada de que el viera por primera vez su cuerpo desnudo. Ella era tan inocente y pura. -
-Ya...
El sonrió tiernamente y empezo un movimiento constante y lento dentro de ella, avanzó un poco más para por fin quedar completamente dentro de ella. Un gemido suave le avisó que estaba unido a ella, por fin después de tantos meses la volvía a tener así, pensó mientras con delicadeza se movía dentro de ella.
-¿Te quieres sentar? - Le preguntó tiernamente, sabía que esa era su posición favorita, sentada sobre su miembro pecho a pecho para poder sentirlo más y no parar de besarlo-
-Si...
Con cuidado la besó mientras la ayudaba a acomodarse, al estar sentada y cómoda ella misma empezó con el movimiento que los complacería a ambos... Subia y bajaba con agilidad y firmeza sobre el, los gemidos por parte de ambos no se hicieron esperar. Aumentaba gradualmente el movimiento, más rápido y más fuerte, hasta que sus gemidos empezaron a resonar por el lugar completo, lo volvía loco escucharla gemir así, lo excitaba verla tan satisfecha y llena de lujuria, amaba verla moverse con tanta fuerza que hasta resultaba doloroso pero placentero, podía acariciar sus bien proporcionadas nalgas y sus pechos, besar y morder sus pezones, jugar con su cuerpo mientras ella se encargaba de darle placer y recibirlo.
-Sssss duele... Pero me gusta. -Comentó ella-
Hans sonrió más que satisfecho, sentía no aguantar más, y eso era lo que temía, bajo su mano hasta sus testículos y preciono suave para evitar llegar dentro de ella, escuchó un sollozo que provenía de ella.
-¿Que ocurre? ¿Te lastimé?
-No... -Dijo con los ojos empañados de lágrimas-
-¿Por que lloras?
-Tengo miedo de que esto sea solo un sueño, que me despierte y no estés... Que sea un producto de mi imaginación y yo aún este en Arendelle, atrapada en mi habitación... Sola.
Hans sintió su corazón doler...
-No... Yo tampoco puedo creer que esto este pasando.
-No me quiero despertar- le dijo ella-
Pegó su frente a la de ella y la besó.
-Estás llorando... -Le dijo ella a él-
Ocultó su rostro en los hombros de la rubia y la abrazo fuerte...
-Nunca, jamás te voy a volver a dejar sola. Nunca.
Esa contracción en su parte íntima la hizo arquear la espalda, liberándose nuevamente sobre él.
-Aaaaahhh aaaah ssssss ajjjj ah
Al sentir que ella había terminado una vez más y el a punto de estallar la recostó sobre la cama para empezar el a embestirla, rápido y fuerte como le gustaba.
-Aaah aaah más... Aaaaahhh ah ah .
Su respiración era dificultosa, su entrecejo fruncido mientras mordía su labio inferior y observaba fijamente los ojos verdes que la tenían dominada, sus piernas temblaban ante cada embestida. Eso le decía a él que estaba haciendo bien su labor, ella estaba extasiada buscando un tercer orgasmo, no faltaba mucho, sintió de nuevo la contracción en ella para de nuevo dejarse ir... Mientras el luchaba por no terminar dentro de ella, apretó con suavidad sus testículos y salió para evitar lo que no quería. Mientas ella dejaba salir cada gota de placer de su cuerpo. Hans se puso de pie y con un leve gruñido se dirigió al baño de inmediato.
Elsa solo se quedó ahí recostada... Observando a la nada, ese era un momento que definitivamente quería grabar en su memoria. -De nuevo juntos- dijo - Por fin- suspiró tratando de regular su respiración. Estaba tan feliz, tan cansada, tan extaciada de él... No le importó por primera vez en su vida nada... Ni siquiera el hecho de que sus piernas aún estaban abiertas con su intimidad al aire libre... Cerró los ojos entrando en un leve lapso de sueño, hasta que sintió las manos de Hans tomar sus piernas y con cuidado cerrarlas, mientras la cubría con la sábana... Abrió los ojos y lo miró fijamente para sonreírle.
-¿Estas bien mi amor?
-Si preciosa... -Respondió mientras se acomodaba junto a ella.
- Te duele... ¿Verdad?
-No... Estoy bien.
Ella lo observó preocupada.
-No me sigue pareciendo justo, me hiciste tan feliz y me hiciste sentir tan bien. Mientas tú...
-Ssshhhh... No. No digas nada.
-Yo obtuve mi premio y tu no.
-Mi premio es hacerte sentir bien.
-No es justo...
-Hey, no pienses en eso.
-Estoy muy cansada.
-Yo igual. -Le dijo mientras acariciaba su nariz con el dedo meñique- ¿Quieres dormir?
-Si... -Asintió-
-Ok... -Dijo para después besarla -Buenas tardesiiiitaaaaas (Léase con acento paisa tipo J Balvin)
Mis niñas preciosas aquí les dejo este capítulo para que lo disfruten, espero que les haya gustado que las haya conmovido y de más.
No olviden comentar, votar e invitar a más gente a que lea esta historia ya que eso me motiva mucho a seguir escribiendo. (Así sea en la tablet y me de túnel del Carpio) pero no importa. Espero leer sus comentarios y quiero agradecer su paciencia. Espero leerlas pronto tal vez en un siguiente capítulo... Un abrazo a todas.Byeeeeeeeee 👋😀❄
Gracias por tomarse el tiempo de leer.
Psdata: Prepárense por que ahora si empieza lo bueno.