Un poco más de un mes había pasado desde que salieron de Cusco, llevaban algunos días en alta mar buscando llegar al norte de Sudamérica... Había sido sencillo regresar a Lima que fue el lugar donde dejaron la embarcación, sin embargo en el camino Hans había estado inquieto por hacer que Elsa caminara tanto, ahora tenía que cuidarla mucho más que antes... No quería que nada malo le pasara a ella y al posible bebé que llevaba dentro.
Al llegar a la embarcación él mismo se encargó de alistar todo para que a ella no le faltara nada en el transcurso del viaje, quería que estuviera cómoda y tranquila hasta que un medico la revisara, pero para eso debían moverse lo más pronto posible así que sin más zarparon hacía Ecuador.
Los días en el mar les habían sentado bien, la tranquilidad de estar solos una vez más era algo que no tenía igual. El pelirrojo evitaba que la futura mamá hiciera esfuerzos innecesarios, a lo que siempre recibía como respuesta pequeños y tiernos reclamos como. -Aún no sabemos si hay un bebé aquí dentro, yo puedo hacerlo. - Decía mientras acariciaba su vientre plano. Sin embargo él no permitía que ella hiciera más de lo necesario. Había querido cederle por completo la pequeña cama para que ella pudiera descansar cómodamente.
-Pronto tendrás tu vientre más grande y no vamos a caber, así que prefiero que te quedes tú en la cama.- Le dijo.
-Amor, aún falta mucho, a demás... ¿Donde vas a dormir? y no quiero que me digas que en el suelo del barco por que no te dejaré hacer eso.- Respondió ella.
En las noches se acomodaban juntos como siempre lo habían hecho en esa pequeña cama, Hans la observaba dormir, por algún motivo ella lucía diferente, se veía radiante, sus ojos zafiro brillaban más, no podía creer lo que les estaba pasando, estaban entrando en una etapa que no se imaginaron nunca vivir, algo que ella se había negado desde siempre... -¿Que la habrá hecho cambiar de opinión? - No se había atrevido a preguntarle al respecto, sin embargo la idea lo había llenado de tanta felicidad, y es que haber empezado a trabajar en sacar de su cabeza esa idea había sido algo tan difícil y terrible para él, hacerse a la idea de no ser padre lo había lastimado de alguna manera, pero igual no podía obligarla a hacer algo que ella no quería, ahora todo era diferente, solo quería buscar el bienestar de ella y de su hijo... Con cuidado y como se había vuelto costumbre desde que regresaron al barco, colocaba su mano en el vientre de ella mientras la abrazaba para por fin descansar.
Las mañanas de la rubia transcurrían en completa calma y tranquilidad, extrañada de que a pesar del tiempo que había pasado no sentía ningún tipo de síntoma extraño, no sentía ningún cambio en su cuerpo, ni nada que le anunciara o le hiciera notar su embarazo. Solo esperaba que sus síntomas no fueran tan horribles como recordaba los de Anna, y es que la idea de tener nauseas desde el amanecer, sentir fastidio a todo, no soportar ni siquiera el más mínimo olor o ruido, el estar incomoda con todo y con todos no le agradaba mucho. No quería convertirse en una carga para Hans, quien se había vuelto mucho más protector y dulce con ella, no dejaba de cuidarla, y evitaba que se esforzara más de lo que era necesario;
-No quiero que hagas nada ¿Ok? -Dijo quitándole despacio una caja que cargaba en las manos-
-¿Por que?
-Por que no quiero que le pase nada a nuestro bebé...
-Jajaja Hans, todavía no sabemos si estoy embarazada...
-¿Por que no lo estarías?- Preguntó dejando la caja en el suelo de la cubierta-
-Bueno... Aún no siento nada extraño, ni síntomas. ni nada.
-Tal vez no aún pero puede que en cualquier momento te empieces a sentir... No sé como se sienten cuando están embarazadas, pero quiero evitar que sea horrible y tortuoso. -Le dijo acercándose a ella para besarla-