Sentada en el enorme escritorio del despacho se encontraba releyendo una vez más la carta que venía desde Corona. El tratado que había logrado conciliar con el rey Frederic había salido tal y como lo había planeado, tanto esfuerzo y tanto trabajo había rendido frutos, sus días se iban tan lentamente que lo odiaba; Dejando escapar un suspiro recostó su cabeza sobre sus manos las cuales apoyaba contra el escritorio... Se sentía tan exhausta.
-Mamáaa...
Abrió los ojos para mirar hacía el lado derecho de la silla a la pequeña bebé que caminaba torpemente sosteniéndose del enorme escritorio.
-Idunna... Lo siento pequeñita, no he tenido mucho tiempo para ti. ¿Me perdonas?-Dijo extendiendo sus brazos para cargar a la bebé- Awww mi amor... Cuidado- Acomodando a la niña en sus rodillas la miró.- Cuidado con tu hermanito.
-¿Bebee?-Preguntó inocentemente la niña mientras miraba el prominente vientre de su madre-
-Si mi amor, el bebé.
La acomodó cerca de ella mientras recostaba la cabeza de la pequeña en su pecho, y ella procedió a hacer lo mismo, recostó su cabeza contra la cabecera de la silla. Su espalda y su cintura dolían, pero sus deberes no habían terminado aún, Kristoff volvería muy tarde esa noche. -¿Que haría yo sin tu padre?- Le preguntó a la niña quien recostada en el pecho de su madre jugaba con sus manitas y acariciaba la barriguita de ella.
-¿Quieres ir a tomar la siesta?
La niña solo negó con su cabecita mientras con atención miraba los documentos sobre el escritorio...
-Uhmmm una siesta no nos vendría nada mal. ¿No lo crees hijita?- Preguntó con voz queda de lo cansada que estaba. -Los tres... Queremos... Descan...- Quedó profundamente dormida.
La niña notó la poca conciencia de su madre y con cuidado se bajó de sus piernas, cayendo tambaleante al suelo, pero con la fuerza suficiente en sus piernitas para sostenerse y caminar hasta el enorme cuadro de una joven rubia que se encontraba ubicado en el despacho. Se sentó en el suelo con sus piernitas separadas a observar el rostro sereno y dulce de la joven de cabellos platinados, con mucha atención observaba los ojos azules de ella... En su corta memoria vagaba el recuerdo de haber visto a esa elegante mujer de mirada dulce y sonrisa cálida... Parpadeó un par de veces antes de sonreír.
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-Majestad...
-...
-Majestad...
-Uhmm
-Ammm alteza.
-Uh?
-Princesa... La esperan.
De golpe abrió los ojos, al escuchar la voz de Kai...
-La reunión, los dignatarios... El tratado. ¿Donde esta Idunna?- Preguntó acelerada mientras se ponía de pie.-
-Majestad... Tranquila, no se levante tan rápido. La princesa esta con Gerda, esta tomando la merienda.
-Dios mio me quedé dormida... ¿Que hora es?
-Cálmese... podría hacerle daño. Son las cuatro de la tarde.
-Era a las tres y media...
-La están esperando majestad, ellos son muy consientes de su ardua labor.
Llevó sus manos a la cara en señal de cansancio y somnolencia, se empezó a sentar lentamente con ayuda de Kai, ya no soportaba más esa situación. Suspiró un momento mientras fijaba sus ojos en la alfombra... Su semblante decaído y cansado la delataban.