Acariciaba lentamente el cabello del azabache, dormía frunciendo levemente la frente. Su mano pasó por la pálida mejilla del italiano, su piel estaba fría.
Si lo mirabas de lejos parecía que ni respiraba, él sabía que sólo era su mente preocupándose, mezclando su trabajo con lo personal. Pero, ¿qué si...? Rápidamente colocó sus dedos sobre la muñeca del chico.
Suspiró.
Debía controlarse, no lo perdería, sólo debía cuidarlo y estar ahí. Él sabía que la depresión volvió pero esta vez su novio no lo pasaría solo.
Miró su reloj que indicaba que ya sería hora de la cena. Tenía responsabilidades con sus hermanos y cabaña, hasta la enfermería, pero no podía dejarlo así de destrozado. Se animaba a sí mismo, sí podía con esto, ahora más que nunca debía estar junto a él, aún cuando le grite que lo dejara solo.
Estaba decidido, Will no lo iba abandonar.
No sabía cómo, pero se acomodaría para cumplir con su parte con su cabaña y cuidar de su pareja. Debía hacerlo, podía con ello.
"Sólo cuida que no te vean preocupado o sabrán que todo está mal, debes demostrar que no es así. Mantente entero, tranquilo, sonríe" Pensaba el rubio.
Se inclinó y beso los párpados cerrados de su novio, insistiendo a que despertara. Su plan resultó, lentamente los iris oscuros del azabache se mostraron; agotados y rojos. El rubio sintió un vuelco en su estómago al verlo así, quería su sonrisa.
—Vamos —murmuró, acompañando sus palabras con una sonrisa—, hay que ir a cenar, órdenes del doctor.—Nico negó sin ganas. —Lo sé, no quieres. Pero, como tú doctor, no puedo permitir que vuelvas a dejar pasar por alto tus horas de comida. Vamos, será rápido y volveremos aquí. ¿Sí?
Nico ni siquiera quería discutir con él, Will daría lo que fuera por verlo refunfuñar y mandar al Hades la hora de cena. Pero, nada. Se sentó en la cama seguido de Will, bostezó y talló sus ojos, volteado a ver a su pareja con sus ojos amenazando con cerrarse otra vez.
Will acarició su espalda, acercándose a besar su mejilla.
—Ese es mi chico. ¿Irás en pijama? Hace un poco de frío, ¿Quieres tus jeans o un suéter?
Nico volvió a negar.
—Bien... —Se incorporó de la cama y le extendió su mano— Hoy dejaré que comas lo que quieras, sin agregar ningún vegetal o que sea balanceado, así que vamos antes de que me arrepienta.
Soltó una risita para su novio. Nada. Nico sólo miraba su mano aún extendida a él. Vió los hombros de Nico encogerse y, después de un escalofrío, se abrazó a sí mismo mientras iba bajando la cabeza.
Will se arrodilló frente a él, sosteniendo los lados del rostro de Nico, quién se negaba a verlo. Cuando sintió algo húmedo impactar con sus dedos, continuado por un leve sollozo, no dudó en abrazarlo, siendo rápidamente correspondido.
—Shhh...—consoló el rubio—Está bien, todo estará bien.
—No. No lo está y no volverá a estarlo.
—Nico, ambos sabemos que no es así. Y entiendo muy bien cómo te sientes, también he perdido hermanos, pero no puedes permitir deprimirte cuan-
—¿Entonces debería estar feliz? ¿Actuar como si nada tal como tú?¿Eso quieres? Si tanto te molesta verme así, nadie te retiene para que te vayas.
Sí, lo hirió con eso. Pero como había dicho, debía demostrar que todo estaría bien y no abandonarlo. Y ese nivel de orgullo, (que le gustara tener o no) heredados por su padre, debió ahogarlo para no irse.
—Cállate. No eres tú quién habla, es tu enojo, deja de pensar y escúchame muy bien, di Angelo —Se alejó para poder verlo a la cara— Jamás, pero jamás, voy a dejarte. Y no, no quiero que actúes como si nada sucedió, pero tampoco quiero que te hundas en tú miseria. No voy a permitir que tú solo te pierdas otra vez, que te lastimes con tus pensamientos o con las pesadillas.
>>Nico, sé que Jason fue alguien muy especial para ti, entiendo, yo no sé qué haría si algo así le ocurre a mis hermanos, Lou Ellen o Cecil. También tengo personas por cuáles preocuparme, tu eres parte también.
—No pedí tu preocupación.
—Y yo no pedí tu permiso. Me importas demasiado, te amo, Nico, y me angustio por ti siempre. Deseo que sonrías y que seas feliz, daría hasta mi única buena habilidad, la medicina, para verte sonreír una vez más. Por favor, déjame ayudarte a salir adelante, como antes, podemos juntos ¿Sí?
Los ojos suplicantes del rubio parecían no afectar al duro caparazón de su pareja. Unos segundo pasaron, cuáles como horas, hasta que habló.
—No sólo eres bueno en la medicina, también tienen talento nato como idiota.
Bromeó, sus labios hiciendo una mueca que bien podría ser una leve sonrisa.
Will sonrió, juntando las frentes de ambos. Ese era su Nico.
—Quizá. Pero no logro rebasarte, ¿sabes?
Ignoró el bufido de Nico y terminó limpiando el camino de lágrimas en sus mejillas con los pulgares.
—Estoy cansado... Ya no quiero más de esto. Sólo es problema, tras problema y tras tragedia. En verdad, sólo quiero un poco de tiempo fuera. No más muertes.
—Yo sé.
—Nunca sucederá, ¿Verdad?
Suspiró, debía cuidar sus palabras, no hundir el ánimo de Nico.
—Eso nadie lo sabe, Nico. Pero, podemos hacer algo por eso, ¿Sabes?
—¿Cómo qué?
—Valorar a quienes tenemos —acomodó uno de los oscuros mechones— , no olvidar y ser fuertes. ¿Crees poder hacer eso? Aunque, sé que ya eres muy fuerte y valiente y lindo
—Oh, cállate.
Will reía, sabía que no siempre podrá recibir palabras de Nico, muchas veces serían remplazadas por lágrimas o silencios frustrantes.
—¿Quieres intentar lo demás?
El menor asintió, desviando su mirada.
—Gracias, Will.
—Ni lo menciones, sombrita.
—No, en serio, creo que sino fuera por ti, quién sabe qué estupidez habría hecho. Gracias y, bueno, amm... Te quiero.
Will le dedicó una compresiva mirada, envolviéndolo en sus brazos mientras besaba su mejilla y ambos caían sobre la cama. La cena había terminado y ninguno había salido de la habitación, abrazados, Will se mantuvo toda la noche junto a Nico, velando por su sueño y abrazándolo constantemente cuando las pesadillas volvían.
Fue una larga noche, una de muchas.
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