No Quiero Ser Cantante

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La mujer de cabello rubio narraba breves anécdotas sobre cada foto a la que su pequeño hijo le señalaba. Ambos estaban recostados en la cama del pequeño ojos azules, quien no lograba conciliar el sueño a pesar de la canción de cuna que su madre le cantó. Fue entonces que Naomi Solace decidió utilizar el álbum de fotos como herramienta.

—Y aquí estaba en un concierto en Texas, las entradas se  habían agotado y el lugar estaba lleno.—sonrió a la imagen de ella junto a algunos de sus amigos— ese concierto había sido especial  fue donde conocí a tu padre.

—¿Él también era cantante?

El pequeño de siete años no dejaba observa con mucho cuidado la foto.

—Tu padre, bueno, él es muchas cosas. —Cambió de página mientras su pequeño Will arrugaba su nariz, sin entender a lo que su madre se refería— no pienses tanto en eso, solecito, mejor dime ¿también quieres ser cantante de country alternativo como mamá?

La llenaba de ilusión que su hijo siguiera sus pasos, de hecho los pasos de toda la familia Solace. Pero Will sólo negó con su cabeza mientras cambiaba de nuevo la página.

—¿Eso fue un no? —cuestionó, perpleja— cariño, un cantante es muy importante, tienes fama, un estatus en la sociedad, es divertido y eres reconocido por todos  ya que viajas a todas las partes de mundo. ¿En serio hay algo mejor que esto?

Will sonrió, pero esa era la misma sonrisa que una vez reconoció que era idéntica a la de su antiguo amor. Esa sonrisa llena de energía y picardia.

—Doctor.

Naomi sintió irse de espalda hasta el suelo, ¿su hijo quería ser doctor y no cantante? Un Solace... ¿Doctor?

Su hijo la miró con sus grandes ojos azules, quizá ella estaba siendo muy expresiva con su rostro, porque de inmediato la sonrisa del pequeño desapareció. Y actuó como si nada había pasado, volviendo a  señalar otra fotografía para que ella le contara sobre esta.

— Will.

— ¿Si?

—¿Por qué quieres ser doctor?

El pequeño lo pensó bien, parecía perdido en sus pensamientos. Cosa que le parecía graciosa a ella, su hijo sólo tenía siete y actuaba tan... Pensativo, modesto, tranquilo, hasta podría decir que menos infantil que otros niños.

—Quiero curar el dolor. —su respuesta fue simple, si detalles ni nada. Pero no se detuvo— ayudar a sanar a muchos, quitar el dolor a otros y que así estén felices.

La sonrisa del pequeño regresó y está vez acompañada por la de su madre.

—Eso es muy dulce, solecito. Estoy segura que serás el mejor, pero los doctores deben dormir, así que vamos, es hora de cerrar esos ojos.

Ocho años después, mucho había cambiado pero la meta del Will Solace seguía intacta. Fue entonces cuando conoció a Nico di Angelo que, inconsciente,  su meta se cumplió.



La mujer de cabello rubio narraba breves anécdotas sobre cada foto a la que su pequeño hijo le señalaba. Ambos estaban recostados en la cama del pequeño ojos azules, quien no lograba conciliar el sueño a pesar de la canción de cuna que su madre le cantó. Fue entonces que Naomi Solace decidió utilizar el álbum de fotos como herramienta.

—Y aquí estaba en un concierto en Texas, las entradas se  habían agotado y el lugar estaba lleno.—sonrió a la imagen de ella junto a algunos de sus amigos— ese concierto había sido especial  fue donde conocí a tu padre.

—¿Él también era cantante?

El pequeño de siete años no dejaba observa con mucho cuidado la foto.

—Tu padre, bueno, él es muchas cosas. —Cambió de página mientras su pequeño Will arrugaba su nariz, sin entender a lo que su madre se refería— no pienses tanto en eso, solecito, mejor dime ¿también quieres ser cantante de country alternativo como mamá?

La llenaba de ilusión que su hijo siguiera sus pasos, de hecho los pasos de toda la familia Solace. Pero Will sólo negó con su cabeza mientras cambiaba de nuevo la página.

—¿Eso fue un no? —cuestionó, perpleja— cariño, un cantante es muy importante, tienes fama, un estatus en la sociedad, es divertido y eres reconocido por todos  ya que viajas a todas las partes de mundo. ¿En serio hay algo mejor que esto?

Will sonrió, pero esa era la misma sonrisa que una vez reconoció que era idéntica a la de su antiguo amor. Esa sonrisa llena de energía y picardia.

—Doctor.

Naomi sintió irse de espalda hasta el suelo, ¿su hijo quería ser doctor y no cantante? Un Solace... ¿Doctor?

Su hijo la miró con sus grandes ojos azules, quizá ella estaba siendo muy expresiva con su rostro, porque de inmediato la sonrisa del pequeño desapareció. Y actuó como si nada había pasado, volviendo a  señalar otra fotografía para que ella le contara sobre esta.

— Will.

— ¿Si?

—¿Por qué quieres ser doctor?

El pequeño lo pensó bien, parecía perdido en sus pensamientos. Cosa que le parecía graciosa a ella, su hijo sólo tenía siete y actuaba tan... Pensativo, modesto, tranquilo, hasta podría decir que menos infantil que otros niños.

—Quiero curar el dolor. —su respuesta fue simple, si detalles ni nada. Pero no se detuvo— ayudar a sanar a muchos, quitar el dolor a otros y que así estén felices.

La sonrisa del pequeño regresó y está vez acompañada por la de su madre.

—Eso es muy dulce, solecito. Estoy segura que serás el mejor, pero los doctores deben dormir, así que vamos, es hora de cerrar esos ojos.

Ocho años después, mucho había cambiado pero la meta del Will Solace seguía intacta. Fue entonces cuando conoció a Nico di Angelo que, inconsciente,  su meta se cumplió.

 Fue entonces cuando conoció a Nico di Angelo que, inconsciente,  su meta se cumplió

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