El invierno de Nueva York no afectaba al campamento mestizo. Sin embargo, esa noche estaba muy fresca, un ejemplo claro de que resultaba difícil tener un clima perfecto.
Eran poco campistas presentes, muy pocos, la mayoría estaban en sus ciudades y con sus familias para esas fechas festivas. Will permaneció junto a Nico desde que Gea había sido derrotada y no pensaba dejarlo desde que su relación inició. Además, una extraña sensación también lo retenía, no podía explicarlo pero, cada vez que miraba al cielo, era como si alguien o algo le pidiera estar ahí. Como si algo interesante fuera a pasar.
Ajá, sí —pensaba Will— Primero Apolo tendría acné por toda la cara si es que fuera verdad.
Volviedo al tema, el campamento parecía casi abandonado, pero no todo era tan malo, de esta manera Will podría tener un poco menos de discreción al estar con su novio y Nico no se sentiría extraño dado a que algunos campistas chillaban de emoción al verlos juntos. Su relación era muy nueva, pero ya muchos decían que eran estaban destinados a estar juntos y que los admiraba, eran raros, pero a Will no le molestaba.
Justamente ahora ellos disfrutaban de esa tranquilidad, desde que la fogata había iniciado, Nico se había sentado junto al jefe de la cabaña 7, e inmediatamente, Will los cubrió a ambos con una manta. Nico había apoyado su cabeza en el hombro de Will y admiraba los colores de las fuertes llamas de la fogata. Will no pudo evitar admirar a Nico desde el principio.
—Eres tan hermoso.—Will susurró, sin pensar.
Nico lo volteó verlo de inmediato, sonrojado.— ¿Q-qué?
—Amo lo suave que es tu piel.—Continuó hablando el rubio.
Nico volteó a ver los demás, pero pocos, campistas. Todos estaban entretenidos en sus cosas, hablando, cantando, asando malvaviscos. Luego miro a su Novio.
—Lo oscuro y rebelde que es tu cabello, te da un aspecto increíblemente encantador.
— Will...
Will le coloca su dedo sobre los labios de Nico, para callarlo.
—Solo escucha...
Nico simplemente gruñe y gira lo ojos, Will sabe que es su forma de ceder pero sin que se vea como si lo haya hecho. Era tierno, según él. Will se acerca más a su pareja, colocando sus manos alrededor del rostro de Nico.
— Tus ojos me vuelven loco, son tan perfectos... Y tan... Es que, son... Wow. —Acaricia con su pulgar la mejilla de su pareja—Me encantan. Me encantas.
Nico traga en seco, mas no hablo.
—Y tú rostro, oh por el olimpo, es lo más puro y hermoso en la vida. Nunca creí en los ángeles, hasta que te vi.
Nico, sonrojado hasta las orejas, simplemente miró a los ojos azul cielo de su novio y respondió: —Eres un maldito cursi, Solace.
De los labios de Will escapa una risita, pero es apagada, casi inmediatamente, por los labios de su novio. Quien entrelazó sus manos bajo la manta.
—También te amo, sombritas.
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